El autocuidado integral y real de los que cuidamos

El autocuidado integral y real de los cuidadores

La dirección de un centro educativo es un reto tan apasionante y gratificante como difícil. Es una labor de gran envergadura, que entraña una enorme responsabilidad y en la invertimos mucho tiempo y esfuerzo. También conlleva una elevada implicación a nivel personal y emocional, que nos reporta muchas satisfacciones, pero, a la par, también mucho desgaste y frustración.

Cada día que compartimos con nuestros equipos nos depara nuevos y diferentes retos que nos fuerzan a tomar decisiones, nos empujan a desafiar nuestras inseguridades y miedos, nos generan dudas…

Aunque actualmente se habla mucho de autocuidado, es importante definir qué se entiende por este concepto. Cuidarnos no es solo ir al gimnasio de vez en cuando o buscar un tiempo para un masaje. Cuidarnos implica tener en cuenta todas las dimensiones de la persona: la corporal, la psicológica, la socio-emocional y la espiritual (hay autores que añaden otras como la estética, la cognitiva y la ético-moral).

A continuación, comparto algunas ideas para tomar conciencia de la importancia del autocuidado y así nos podamos cuidar más y mejor, y más aún ahora, en este último trimestre del curso que acabamos de iniciar:

  1. Hazte esta sencilla pregunta, ¿Cómo estoy? Es probable que nos sea más fácil reconocer antes las necesidades de nuestros docentes que las propias. Pero tomar consciencia de nuestras sensaciones físicas es imprescindible para poder satisfacer nuestras necesidades. Por ello, es necesario conectar con nuestro cuerpo para detectar el estrés, la ansiedad o el cansancio, que muchas veces aparecen en forma de problemas para dormir, nerviosismo, irritabilidad o migrañas.
    Para responder a la pregunta inicial, ¿Cómo estoy?, es importante que nos autoevaluemos partiendo de las dimensiones anteriormente mencionadas:
    *Dimensión corporal: es importante que nuestros hábitos de descanso, alimentación, higiene y de movimiento sean los adecuados. ¿Duermo las horas necesarias?, ¿Como comida real? (te recomiendo el método del plato: mitad verduras, un cuarto de proteína y otro cuarto de hidratos de carbono), ¿practico actividad física, aunque sea moderada, con frecuencia? (esto no implica ir diariamente al gimnasio).
    *Dimensión psicológica: nuestro cerebro es el órgano más poderoso que poseemos y es capaz de modificar nuestro equilibrio interior. Tanto es así, que se cree todo lo que le decimos, así como también concibe como real todo lo que imagina. Marian Rojas Estapé, en su libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” explica que “tu mente y tu cuerpo no distinguen lo que es real de lo que es imaginario”. Así que es importante cuidar nuestros pensamientos, tomar conciencia de nuestro discurso interior, cómo nos tratamos, nos hablamos y nos etiquetamos.
    *Dimensión socio-emocional: todas las emociones son necesarias, pueden ser más o menos agradables, pero todas son válidas. Y hemos de legitimarlas. Estar triste cuando alguien nos decepciona está bien, cumple con una función, así como también estar alegre cuando nos pasa algo bueno. Lo importante es dar espacio a cada una de esas emociones, validarlas, dejarlas transitar y, sobre todo, no juzgarnos por sentirlas.
    *Dimensión espiritual: vivimos rodeados de estímulos, sometidos a un ritmo frenético, en un mundo lleno de ruido. Encontrar un rato de paz y silencio en el día a día del colegio para bucear en nosotros mismos no es tarea fácil, pero sí muy necesario. Y la naturaleza es el entorno ideal, aunque no el único, para poder conectar con nuestros anhelos más profundos.
  2. Quiérete mucho. Una buena autoestima no tiene nada que ver con la soberbia o la vanidad. La autoestima sana es aquella que se basa en un autoconcepto real, la que es consciente de las propias limitaciones y también de los talentos. Y cuidarnos es un acto de amor y respeto hacia nosotros mismos, tan necesario como el que brindamos a nuestros hijos, pareja o amigos. Es importante que nos comprometamos y que tengamos gestos de amor con nosotros mismos, preguntándonos de vez en cuando qué nos hace felices. Porque somos el amor de nuestra vida, la persona con la que vamos a vivir siempre.
  3. Planifícate bien. El día a día de un colegio puede llegar a ser muy desgastante. Pero, que conlleve esfuerzo y sacrificio, no tiene porqué comportar sufrimiento. Es cierto que habrá días de todo tipo: algunos más cargados y otros menos, pero una buena planificación siempre es de ayuda para encontrar tiempo para todo (o casi todo).
  4. Erradica creencias erróneas. Uno no puede dar lo que no tiene. Hemos de empezar a erradicar la creencia limitante de que “desvivirnos nos hace ser mejores líderes”. Porque quedar para tomar un café con una amiga, salir una noche a cenar, ir al gimnasio o leer un libro no te convierten en una mala madre o un mal padre.
  5. Rechaza la culpabilidad. No pasa nada por equivocarnos o por admitir que hay momentos en los que nos podemos sentir saturados. Estar bien con nosotros mismos nos permitirá liderar desde la conexión enterrando el sentimiento de culpa.
  6. Pide ayuda si la necesitas. No somos ni superwoman ni superman. Pedir ayuda no nos hace débiles, ni menos válidos para la dirección, al contrario, ser conocedores de nuestras dificultades y conscientes de nuestras limitaciones es un acto de valentía y el punto de partida para poder crecer. Como líderes en muchas ocasiones será necesario pedir ayuda y esto es un signo de inteligencia emocional y un acto de autoestima.

Cuidarnos y desarrollarnos a nivel personal, social, emocional o espiritual son tareas que solo podemos hacer nosotros: por nosotros y por nuestros equipos. Porque no uno no puede tener lo que no tiene: hemos de llenarnos primero para después podernos vaciar dándonos y entregándonos a los demás.

¡Ánimo con este tercer trimestre y cuídate mucho!

Anabel Valera Ibáñez es directora ejecutiva de la Red de Directivos de Instituciones Educativas en España REDIE

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí