Cátedra libre “Las dos Iberias”, de las hermanas Lara

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El trabajo del historiador dispone del viaje como aliado. Durante las estancias docentes de Laura Lara y mías como Profesoras Visitantes en Georgia surgió una idea que, en este mes de junio de 2020, en víspera de las vacaciones escolares aunque con las peculiaridades marcadas por el confinamiento, cobra forma. Se trata de la Cátedra Libre “Las dos Iberias”, cuya actividad podéis seguir en redes sociales, en Facebook, como grupo de debate entre las dos orillas de Europa.

En pretéritos cursos en Tbilisi, las Hermanas Lara hemos tenido ocasión de compartir nuestras pesquisas con profesores y alumnos de la Ivane Javakhishvili Tbilisi State University, institución fundada en 1918, justo después de la Revolución. También en la Georgian American University.

En esas clases, a la vez que exponíamos para docentes, doctorandos y estudiantes los hitos de la Historia de España, investigábamos en archivos, museos y monumentos los hitos que permiten vincular nuestra Península Ibérica con Georgia, no en vano en la Antigüedad clásica los griegos se referían a los dos extremos de “su mundo conocido” como “Iberia”.

Cuenta la tradición que descendientes del bíblico Noé fueron Kartlos y Túbal.

La mitología enseña que Hércules anduvo por lo que hoy es España, y no lejos se hallaba el Jardín de las Hespérides, ninfas que ejercían de Doncellas de Occidente o de Hijas del Atardecer. Por Georgia buscó Jasón con los argonautas el vellocino de oro y, en el Cáucaso, permaneció encadenado Prometeo.

Medea, la sobrina de Circe (las dos son las brujas por antonomasia), vivió en Georgia. Presentada como hija del rey de la Cólquide, legó su nombre al pueblo de los “medos”. Medea tuvo relación sentimental con Jasón y, luego, creó una especie de triángulo con Hércules. De ella disertaron Eurípides, Apolonio de Rodas, Ovidio, Séneca y Valerio Flaco.

Y, en el Siglo de Oro español, se convirtió en actriz en las obras de teatro de Lope de Vega: “Puso el honor dragones de Medea”[1]. También de Calderón de la Barca pues, en El divino Jasón, con la alegoría de la Redención como telón de fondo, Jasón es presentado como Cristo, Hércules como san Pedro, Teseo, san Andrés, Orfeo es san Juan Bautista y Medea como la mismísima alma. Obras de teatro que, más adelante, se han ensayado en las escuelas.

Valga esta reflexión como recordatorio de la utilidad que posee que, en la asignatura de Lengua, tanto en Primaria como en Secundaria, el aula de teatro que ahora durante el estado de alarma puede adaptarse mediante la tecnología.

En Tbilisi, en la Georgian American University las Hermanas Lara conversamos con un robot; estaba programado para el alfabeto georgiano pero le intentamos enseñar español recitando un pasaje de El caballero envuelto en la piel de tigre, poema compuesto en el siglo XII por Shota Rustaveli, el tesorero de la reina Tamar.

Y, como una de las claves del teatro es la improvisación, aquel blanco robot escuchó también la historia de los griegos que tuvieron el acierto de denominar “Iberia” a dos tierras con más de 5.000 kilómetros actuales de distancia: Tbilisi y Bilbao son ciudades hermanadas. Compatibilidad plausible en el espacio magisterial, donde son útiles y necesarias tanto la tiza como la pantalla.

[1]      El acero de Madrid, 1608.

Doctoras MARÍA LARA y LAURA LARA.
Profesoras de la UDIMA, Escritoras Premio Algaba y Académicas de la Academia de la Televisión.
Coordinadoras del grupo de investigación de la UDIMA «(GI-14/2) Espionaje en los siglos XVI-XIX. Experiencias de innovación educativa».

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