
Hace unos meses se me brindó la posibilidad de liderar un equipo en un nuevo colegio. Me explicaron la realidad del centro, lo cual agradecí, ya que así mi decisión fue absolutamente libre. Una vez opté por incorporarme al nuevo proyecto empecé a reflexionar sobre cómo hacerlo y cómo liderar mi nuevo equipo. La tentación era creer que como uno lleva más de 15 años liderando equipos, uno “ya sabe lo que hay que hacer”, pero gracias a mi querido Pepito grillo, que me quiere mucho, caí en la cuenta de lo importante que es renovar tu mirada cada vez que inicias un nuevo proyecto. Y eso hice.
Fue entonces cuando me decidí a reflexionar con la lectura de algún libro que me ayudará a “formatear” mi mirada (a mí, personalmente, leer a expertos en temas concretos me ayuda a perfeccionar y profundizar). Y en esos momentos cayó en mis manos un libro excelente, Los primeros 90 días de Michael D. Watkins. Es una propuesta bien elaborada sobre la importancia de saber encadenar una serie de decisiones importantes en los primeros meses de trabajo en el momento de asumir un nuevo liderazgo.
El propio título ya es sugerente, ya que el libro gira entorno a la importancia de saber hacer y crear una hoja de ruta adecuada durante los primeros 90 días en tu nuevo puesto de trabajo para tener éxito en un futuro. Es muy interesante entender que el cómo “aterrices” en un nuevo puesto de trabajo (hablamos, sobre todo, con la responsabilidad de liderar un equipo) marca la posibilidad o no de tener éxito en adelante.
Por tanto, más importante que la “hoja de ruta” que vayas a elaborar para marcar una proyección a corto y medio plazo (tus primeros tres años de camino), es elaborar un plan de aterrizaje que aborde los primeros 90 días en tu nueva andadura y que te permita poner en marcha tu hoja de ruta. Parece obvio, incluso ridículo, pero si lo piensas bien y estás en el mundo de la gestión educativa, enseguida caerás en la cuenta de la de veces que has “dado por hecho” cómo ejecutar un cambio o cómo has “copiado” tu hoja de ruta maravillosa que funcionó muy bien en un colegio y, de repente, cuando la pones en marcha en otro no fluye de la misma manera…
Y este es el punto de partida de Watkins, entender que “el éxito o el fracaso durante los primeros meses es un poderoso predictor del éxito o fracaso general en el puesto”. Y, para ello, propone diferentes aspectos a tener en cuenta que te resumo con el ánimo de mostrarte un poco de luz a nuestra ardua tarea de gestionar equipos y arrancar proyectos maravillosos.
No hay prisa
Primera clave fundamental. El “ver, oír y callar” que tan claro tenemos todos y que tantas veces olvidamos. Sí, hay que sacar adelante proyectos; sí, tenemos que marcar objetivos; sí…, sí…, pero primero toca conocer, absorber, comprender, analizar… Y para ello, Watkins da pistas claras: evita la necesidad de actuar, haz poco, no programes respuestas, cuida las relaciones horizontales y ponte expectativas reales. No necesita aclaración, ¿verdad?
Hay que saber leer
En toda transición se necesita, primero, comprender el lugar en el que estás mientras, paralelamente, diriges a un equipo que está en marcha. Desde mi punto de vista ese equilibrio es el más difícil de conseguir, porque se pone en juego la continuidad del proyecto y hay que regalar mucha serenidad en plena tormenta.
Por eso, es importante prepararse para la nueva “aventura”, acelerar el aprendizaje, ajustar la estrategia que he preparado a la situación que me encuentre y algo clave: asegurar ciertas victorias tempranas.
Saben hacer su trabajo
Es difícil que en un colegio los profesores no sepan hacer su trabajo (técnicamente hablando). Como lo es que en línea general no sean personas que quieren a sus alumnos. Y eso creo que es importante tenerlo en cuenta cuando aterrizamos en un nuevo centro. La clave es entender que muchas veces no se les ha mostrado maneras nuevas de hacer lo mismo. O, simplemente, mostrar nuevos caminos de aprendizaje que les abra los ojos a nuevos horizontes.
Ese es, realmente, uno de nuestros grandes retos con nuestros equipos.
Si estás en un momento de transición, de asumir nuevos equipos y retos, te recomiendo que reflexiones leyendo a Watkins. O podemos tomarnos un café y hablar largo y tendido. Estoy convencido de que será una puerta interesante que abrir. Entra y construye tu pista de aterrizaje. La necesitas para que tu equipo quiera subir a tu avión.
Por Javier Luna, director académico, experto en gestión educativa y ccoach educativo