David Carretero (LCI Barcelona): “Los videojuegos tienen potencial educativo por su interactividad”

Videojuegos educativos, Serious Games

La capacidad, la potencialidad educativa de los videojuegos ha sido objeto de análisis por parte de los expertos desde que en los años 80 se popularizasen los primeros en las máquinas recreativas. Más allá del ocio puro y duro, y del obvio componente adictivo de muchos de estos productos, en los últimos tiempos se han desarrollado los llamados Serious Games, juegos sociales, de los que ya hablamos hace unas fechas en ÉXITO EDUCATIVO. Para profundizar un poco más en este apasionante mundo de las posibilidades educativas del videojuego, conversamos con David Carretero, responsable del área de Animación y Videojuegos de LCI Barcelona.

Muchas personas no ven potencial educativo en los videojuegos, sólo entretenimiento, a veces adictivo. ¿También tienen potencial educativo?

R: Los videojuegos, como cualquier juego, tienen un patrón de ocio y lógicamente no se ve esa parte educativa. Los juegos de mesa sí se les ha empezado a ver un poquito más esa parte educativa, familiar. Y los videojuegos, si pensamos que es una evolución electrónica, una evolución técnica de cualquier juego, es exactamente lo mismo.

Lo que pasa que todavía tiene un potencial mayor, que es que son interactivos. Si tu te pones delante de una pantalla, si tu no ejecutas nada, el juego no funciona. Eso quiere decir que cuando pensamos en cualquier tipo de juego de ayuda, educacional, etcétera, nos obliga a que la persona esté activa. No vale estar pasivamente, no es como una película que le pongo al niño para que esté distraído. Es imposible, en un vídeo juego tienes que estar activo. Esa parte de interactividad, hace que la persona, o sea, el receptor, asuma mucha información.

Por favor, danos una definición de Serious Games.

Deberían ser los juegos que están diseñados para ayudar a terceras personas, los juegos que se apartan del ocio y tienen una funcionalidad muy específica. En este caso, ayudar. Si hablamos de adultos y de alzheimer, un juego, por ejemplo, que es muy bonito, que se está preparando, hace un juego de pastillas. El juego puede simular las pastillas que tiene que tomar el enfermo, puedes coger los mismos colores, hacer un bote de pastillas, y eso hace que, reiterativamente, la persona vaya acordándose con un método sencillo que es un juego.

Con los niños es exactamente lo mismo. Nosotros, podemos tener un tipo de juego para experimentar una profesión. Un niño o adolescente – lo digo porque lo tengo en casa – que dice, yo quiero ser periodista. Hay juegos de fútbol, juegos de mánager que te pueden ayudar a decir: mira, esto es la realidad del fútbol, hay ahí una parte económica, aquí hay jugadores, tienes que comprarlos. Y van aprendiendo cómo es el mundo del fútbol, cómo es el mundo de la Fórmula Uno… Es decir, no es solamente ocio puro.

Los videojuegos tienen un componente adictivo. ¿Puede ser educativo un juego adictivo?

R.- Es una pregunta del millón porque cuando diseñas un juego tú eres el que va a diseñar La adictividad del juego. Cuando hablamos de esa adictividad de los videojuegos, sí, es real, nadie oculta que los videojuegos tienen un punto de adictividad. Pero no está en el videojuego en sí, sino que en las personas. También podemos jugar con nuestros hijos. Parece que los juegos de mesa fueran para jugar en grupo, y a los videojuegos ponemos al niño en la habitación y que juegue y no moleste. Hay mucha parte social que podemos poner, no se ha hecho el esfuerzo de decir, vamos a jugar con nuestro hijo. Vamos a tener una consola, y si la tenemos es en el comedor donde podamos jugar con él o ver lo que está haciendo.

Hay muchos juegos que no tienen esa adictividad. Tenemos que saber diferenciar muchos juegos en línea, que están diseñados exclusivamente para ocio, para esta parte súper adictiva, para jugar una vez, y otra vez, y otra vez. Y también tenemos que saber que estamos hablando de adolescentes o de niños pequeños y que esa parte nosotros, los adultos, la tenemos que controlar.

¿Hay algún serious game que te llame la atención, que destacarías?

R.- Más que dar un nombre, diría que me están gustando mucho sobre todo muchos juegos, que lo que hacen son simulaciones de conflictos reales. Estamos en una sociedad y sobre todo ahora con lo del COVID, donde nos ha ido muy bien, entre comillas, estar encerrados y no enfrentarnos a problemas. Pero eso ahora, que empezamos a salir, nos está pasando factura.

Hay muchas simulaciones de pequeños juegos que te llevas el personaje, y te salen escenas de bullying, escenas de problemas que pueden ser, sexuales, escenas de salir del armario, cómo lo comunicas, como lo haces. Esto me gusta porque lo que está haciendo es pensar y dar muchas oportunidades a la persona que quiere hacer esto. Ve cómo hacer una simulación, ver como puede hacerlo y lo que me voy a encontrar más o menos. Te narra diferentes posibilidades, diferentes maneras de hacerlo, y puedes volverlo a jugar, puedes volverlo a intentar.

O sea, para mí los que están saliendo muy buenos ahora mismo, he visto varias cosas, son esta simulación de la realidad para enfrentarnos a situaciones.

¿Pueden dar más pasos los videojuegos, en el mundo de la educación, ves algún camino nuevo que se pueda abrir?

Se están empezando a abrir muchos caminos y muy avanzados también he decir. Yo estoy viendo cosas que a lo mejor están un poquito avanzadas para nuestra época. No tanto por la tecnología, que avanza muy rápido, sino porque realmente en las escuelas todavía no están predispuestas a esto. Están, empezando a investigarse situaciones de aula, cómo un alumno puede focalizar más los esfuerzos, como los juegos de kahoot.

Se trata no tanto de que los profesores se dediquen a preparar una clase, sino que los alumnos interpreten esa clase. Por ejemplo, de historia del arte. Que al día siguiente los deberes sean preparar un kahoot con lo que han aprendido, para enseñar lo que han aprendido a los compañeros. Eso se está investigando para hacerlo muy dinámico y es muy bueno, porque los niños pequeños se van acostumbrando a razonar, a enseñar a sus compañeros y a mostrarse, que es una de las habilidades sociales más importantes. Y los vídeo juegos pueden estimular eso también.

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