
Los tratados de Maastricht y Lisboa reconocen la educación como un sector de competencia de la UE y establecen la promoción de altos niveles de educación y formación como una cláusula social. La UE ha establecido un “Área de Educación Europea” con seis dimensiones y el Consejo ha establecido objetivos para 2030, que incluyen la reducción del porcentaje de estudiantes con bajo rendimiento, el aumento de la participación en educación infantil y el aumento de la participación de adultos en actividades de aprendizaje. En julio de 2020, la Comisión propuso una “Agenda de Competencias Europea” para la competitividad sostenible, la equidad social y la resiliencia.
Hablamos con Miguel Ángel Benedicto, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, donde ahora imparte dicha asignatura y experto en Unión Europea (política exterior, seguridad y defensa y política de comunicación) que nos aporta una visión muy amplia de la influencia de la Unión Europea en el ámbito de la Educación en los distintos Estados miembros empezando por el “multinlingüismo, ya que la gente puede aprender idiomas a través de las fronteras”, pero no solamente eso sino también “la movilidad en la educación de profesores, estudiantes de formación profesional, de alumnos universitarios” y de alguna manera, “lo que hace en educación es construir Europa de abajo a Universidad Complutense de Madridarriba, lo que es muy importante y que no se hace desde otros ámbitos”.
Para poner en marcha la educación europea, el programa Erasmus es uno de los programas estrella, aunque hay otros muchos. En este caso se trata de “millones de euros que se destinan a crear ciudadanos europeos que puedan hablar en lenguas diferentes, que estudien en distintas universidades o centros educativos, profesores que se puedan formar en distintos centros, o alumnos de formación profesional que puedan hacer sus prácticas en empresas de toda Europa”, lo que para Benedicto “es muy positivo y ayuda a construir esa Europa de los ciudadanos”.
Entre los desafíos que hay, “sobre todo en España”, el que fuera secretario general del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo considera que “pasan por introducir la Unión Europea en los colegios, sobre todo en Secundaria, aprender Literatura europea, Historia europea, la Historia del Arte europeo, cómo nos hemos conformado como sociedad primero y luego ya hablar de las instituciones”. Introducir una asignatura sobre la Historia de Europa o la UE en los colegios e institutos de la Unión “sería muy bueno y eficaz”.
Entre los logros, Benedicto destaca “en el ámbito universitario los programas Erasmus, o los programas Jean Monet, que están dando una formación importante a todos los alumnos que lo desean y de manera grauita, con profesores expertos de distintos países de la UE, funcionarios de la UE, periodistas, y profesionales para explicares y darles una idea de lo que es Europa desde distintos puntos de vista”. Así mismo, nos explica que se están haciendo haciendo algunos programas de role play sobre cómo funcionan las instituciones y otros, “como el programa que dirijo sobre la Europa global, donde explicamos cómo se puede manejar Europa en la incertidumbre como la que estamos viviendo, cómo vamos a poner en marcha una política industrial, una política medioambiental, una política exterior o una política de seguridad y defensa. Estos programas que están en marcha en casi todas las universidades públicas de la UE ayudan a formar y a concienciar a los europeos de lo importante que es esta entidad supranacional en la que estamos unidos“.
Competencia clave de la Unión Europea
Ján Figel, miembro de la Comisión Europea responsable de Educación, Formación, Cultura y Juventud de 2004 a 2009, pone de relieve cómo los conocimientos, las capacidades y las aptitudes de la mano de obra europea constituyen un factor fundamental para la innovación, la productividad y la competitividad de la Unión Europea. “La internacionalización creciente, el rápido ritmo del cambio y el desarrollo continuo de las nuevas tecnologías implican que los europeos no solo deben mantener actualizadas las aptitudes específicas relacionadas con su trabajo, sino que deben disponer de competencias genéricas que les permitan adaptarse al cambio”. En este clima de rápida evolución, prosigue Figel, “nuestra cohesión social suscita cada vez mayor inquietud. Existe el riesgo de que muchos europeos se sientan olvidados y marginados por la globalización y la revolución digital”.
En este contexto, el Consejo y el Parlamento Europeo adoptaron a finales de 2006 un marco de referencia europeo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente. Dicho marco identifica y define por primera vez a nivel europeo las competencias clave que los ciudadanos necesitan para su realización personal inclusión social, ciudadanía activa y empleabilidad en una sociedad basada en el conocimiento. “Los sistemas de educación y formación inicial de los Estados miembros deberían promover el desarrollo de dichas competencias entre todos los jóvenes, y la educación y la formación deberían ofrecer a todos los adultos verdaderas posibilidades de aprender y mantener esas
aptitudes y competencias” insiste Figel.
En La educación y la formación profesional, el Parlamento Europeo expone cómo, de conformidad con el principio de subsidiariedad, la responsabilidad principal de las políticas de educación y formación recae en los Estados miembros, y la Unión Europea desempeña exclusivamente un papel de apoyo, tal y como se establece en la legislación europea vigente, ofreciendo su colaboración.
Sin embargo, se avecina una serie de retos que son comunes a todos los Estados miembros (como el envejecimiento de las sociedades, la falta de trabajadores cualificados, la competencia mundial y la educación de la primera infancia) y, por lo tanto, es necesario hallar respuestas conjuntas y que los países trabajen juntos y aprendan unos de otros. La Comisión Europea lanzó a finales del año pasado una nueva iniciativa para proporcionar a los estados miembros herramientas específicas y flexibles para evaluar sus políticas educativas. Además, se fomenta el uso de la educación a distancia y se promueve la inclusividad y la diversidad en el programa Erasmus+.
Políticas en materia de Formación Profesional
La UE tiene una serie de políticas en materia de formación profesional que se centran en mejorar la calidad de la educación y la formación profesional en toda Europa. La UE reconoce la importancia de la formación profesional para el desarrollo económico y social, y ha establecido una serie de objetivos y medidas para mejorar la formación profesional en los Estados miembros.
Entre estas políticas se encuentra el programa Erasmus+, que apoya el desarrollo personal, profesional y educativo en áreas como la educación, la formación, la juventud y el deporte dentro y fuera de Europa. También hay una iniciativa llamada la Agenda Europea de Capacidades para la Competitividad Sostenible, la Equidad Social y la Resiliencia, que tiene como objetivo mejorar la formación y las habilidades de los trabajadores europeos.
Además, la UE ha establecido un marco de cualificaciones europeo (EQF) para mejorar la transparencia y la comparabilidad de las cualificaciones y competencias en toda Europa. La UE también ha establecido un sistema de créditos europeos para la educación y la formación profesional (ECVET) para facilitar la transferencia de resultados de aprendizaje entre países y sistemas de educación y formación.
En resumen, la UE tiene una serie de políticas y medidas en materia de formación profesional para mejorar la calidad y la transparencia de la educación y la formación profesional en toda Europa.