
En la práctica totalidad de las ciudades con centros universitarios de España se ha repetido en las últimas semanas la misma situación. Quedan pocos pisos o habitaciones para alquilar, y las que quedan se ofrecen a precios mucho más elevados que el curso pasado. No es sólo un efecto más de la ola inflacionista, sino que se nota la recuperación de la actividad, ahora ya total y sin ninguna restricción, después del frenazo provocado en los dos últimos años por la pandemia de COVID.
Recuperación de contratos
De acuerdo con los datos de LIVE4LIFE, la empresa española especializada en alquiler para jóvenes y estudiantes, los contratos suscritos en el primer semestre del 2022 más que doblan a los del 2021, llegando a un incremento del 129%.
Madrid, con más de 130.000 universitarios a la búsqueda de piso, es la ciudad más demandada a la hora de buscar alquileres para este curso que acaba de inicarse. Sin embargo, los mayores incrementos de precios se registran en Valencia y Granada. La capital levantina ha elevado sus cifras en un 118% respecto al mismo periodo del año pasado. En Granada, siempre en el primer semestre del año, se ha producio un 91% de incremento.
Turistas y estudiantes
Según Alberto Añaños, CEO de LIVE4LIFE, cada ciudad tiene su particularidad. “Hay focos turísticos que también son principales centros universitarios. Por eso, muchos propietarios apuestan por mezclar un alquiler de los dos tipos: durante el curso a estudiantes y durante el verano a turistas que visiten la ciudad”. Estas circunstancias se dan en ciudades como Madrid, Valencia o Granada, donde coinciden importantes centros universitarios con el hecho de que también son núcleos de atracción turística de primer orden.
Esta doble fuente de ingresos es muy atractiva para los propietarios, que se adaptan a los contratos de media duración de los estudiantes y aprovechan la oportunidad del verano.
“Los propietarios se aseguran esa renta extra durante todo el año. Más todavía en estos momentos de inflación y posible recesión económica donde los alquileres, pese a la variación del precio, siempre se van a mantener en unas cifras positivas en ciudades masificadas como en las que se produce este fenómeno”, explica Alberto Añaños. “A los inquilinos no les afecta, pues una vez acabado el curso vuelven a sus ciudades de origen y dejan libre el piso. Luego, para principios de septiembre, regresan bien al mismo domicilio donde estuvieron el curso anterior o a uno nuevo que se adapte a sus necesidades sociales y condiciones económicas”.