
En una entrevista para Éxito Educativo, Tamara Álvaro, especialista en nutrición en la empresa de servicios de hostelería para comedores escolares del Grupo Olmata, asegura que la buena alimentación durante los primeros años “es fundamental, principalmente, porque los chicos se encuentran en etapa de crecimiento y desarrollo. Padres, docentes, centros educativos y empresas de restauración están trabajando para ofrecer menús completos en los comedores escolares y, sobre todo, que estas comidas sean saludables. En definitiva, para todos, es positivo una buena y correcta alimentación”.
Existen estudios que garantizan que una mala alimentación o no realizar algún tipo de ejercicio físico influye negativamente en el rendimiento escolar. “A simple vista se percibe cuando los niños que toman un buen desayuno en casa con tiempo (cereales, lácteos, frutas, y, en ocasiones, proteínas e hidratos de carbono) llegan tranquilos al centro y afrontan del mismo modo el horario de clase, por ejemplo”, afirma Tamara Álvaro.
Los centros educativos en general están cuidando cada vez más los menús que ofrecen a los estudiantes, siendo consecuentes con las líneas de actuación que recomienda la FAO: alimentos saludables y respetuosos con el medio ambiente.
Álvaro, por otro lado, centra la atención en edades tempranas y señala, además de la importancia de la alimentación en los comedores, la que realizan los chavales cuando están en familia (siendo los padres los nutricionistas más influyentes): “Si en los comedores escolares los jóvenes aprenden a comer más sano, evitando fritos, y degustando más verduras y frutas, los padres deben continuar con este hábito en casa. Principalmente para evitar retrocesos cuando los niños, por ejemplo, están comenzando a tomar piezas de verdura entera”.
“Hay que insistir a los padres para que continúen la misma línea que se sigue en los comedores escolares, recordarles que deben evitar los alimentos procesados y apostar más por fruta y verdura. Los progenitores tienen que saber qué están comiendo sus hijos para aportarles nutrientes y vitaminas complementarias en las comidas que realizan fuera del comedor escolar”, recomienda la especialista en nutrición del Grupo Olmata, concluyendo que los buenos hábitos alimenticios que aprenden los niños “serán determinantes para que sean adultos saludables”.
Una prioridad para la ONU
Desde que la ONU en 1979 proclamara el Día Mundial de la Alimentación, cada año, se han llevado a cabo acciones internacionales para combatir el hambre, además de promover hábitos alimenticios saludables y responsables. “Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #hambrecero”, el lema de este año 2019 sugiere que aún queda recorrido por hacer.
Según indica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) todavía existen datos que apuntan hacia dos vías de trabajo a las que hay que prestar atención: mientras, debido a los hábitos alimenticios perjudiciales y el sedentarismo, existen 672 millones de adultos y 124 niños que sufren obesidad más de 820 millones de personas padecen hambre.
No obstante, la FAO se muestra optimista al considerar que existen herramientas y conocimientos suficientes para evitar determinadas circunstancias relacionadas con la hambruna; además de adoptar medidas para promover los hábitos alimenticios saludables (prestando mayor atención a niños y jóvenes).