
Cada vez son más los estudios e informes que confirman que el COVID-19 causó una enorme perturbación en el sistema educativo mundial, y que el daño es, en muchas ocasiones, incluso peor de lo esperado. El titulado An Analysis of COVID-19 Student Learning Loss (1) (Un análisis de la pérdida de aprendizaje de los estudiantes por el COVID-19) publicado por el Banco Mundial, es una especie de informe de informes.
Los autores han realizado una extensa investigación buscando los más solventes estudios nacionales realizados por equipos independientes, sobre el impacto de los confinamientos a los que obligó la pandemia y que afectaron a casi 1.600 millones de estudiantes, de acuerdo con los datos de la UNESCO. Sus conclusiones confirman que para los países que cerraron sus clases durante muchos meses o incluso años, fue una auténtica catástrofe en términos de pérdida de aprendizaje. Según los investigadores, las pérdidas de aprendizaje ascienden, por término medio, a -0.17 de desviación estándar, lo que equivale, aproximadamente, a medio año de aprendizaje.
Grandes diferencias
El tiempo de cierre de las escuelas es el principal factor para explicar las enormes diferencias entre países que registran los estudios. Así, México, el país que más tiempo tuvo cerradas sus aulas por el COVID de todos los estudiados (48 semanas) es el que sufrió la mayor pérdida de aprendizaje, (-0.55) el triple de la media, es decir, algo más del equivalente a un curso y medio. A continuación vienen países como Brasil, 26 semanas y -0.32; Polonia 20 semanas y -0.30; Rusia 14 semanas y -0.27; Noruega 7 semanas y -0.24; China 7 semanas y -0.22; Sudáfrica 22 semanas y -0.22, y Suiza 8 semanas y -0.2.
España aparece entre los países con una pérdida de aprendizaje menor. Sus 12 semanas ce cierre de colegios supuso -0.05, muy cerca del Inglaterra, con 10 semanas y -0.09. Sólo 3 países no han registrado pérdidas de aprendizaje: Japón, con un cierre de 11 semanas y Dinamarca y Australia con 8 semanas.
Qué países tan, teóricamente parecidos en términos sociales, económicos y educativos, como Noruega y Dinamarca registren diferencias tan grandes con cierres de escuelas casi idénticos es, sin duda llamativo.
Otros factores
En el informe se afirma que el cierre de escuelas tiene un efecto grande, persistente y desigual en el aprendizaje. Diferentes factores, matizan o corrigen, positiva o negativamente, esos efectos, que no son homogéneos dentro de un país. Así, la educación en línea es un sustituto imperfecto del aprendizaje en persona, especialmente para los niños de familias con bajos ingresos.
También se destaca la pérdida del efecto que los compañeros ejercen en el aprendizaje. La enseñanza presencial permite la mezcla de alumnos de entornos socioeconómicos diferentes, y ese efecto, lógicamente, desaparece con el cierre de las aulas. También la respuesta de las familias es muy importante. Algunos pueden compensar las consecuencias de la ausencia de clases presenciales con su propio esfuerzo, mientras que otras no pueden hacerlo,
Para ilustrar estas situaciones, los autores indican el ejemplo de un estudio estadounidense que detectó que estudiantes de secundaria de comunidades con bajos ingresos sufrieron una pérdida de aprendizaje grande, de un 0,4, equivalente a más de un curso, tras el cierre de su escuela durante un año. Sin embargo, los de barrios con altos ingresos apenas parecían haber sufrido pérdida de aprendizaje alguna.
Asignaturas
Asimismo, se han observado notables diferencias en la pérdida de aprendizaje por asignaturas. Las materias que se analizan con más frecuencia en los diferentes estudios son la lectura y las matemáticas. De los 11 estudios que incluyen ambas, en 9 de ellos la pérdida de aprendizaje en matemáticas superó a la de lectura. Sólo en dos las pérdidas en lectura superaron a las de matemáticas.
El objetivo de este trabajo es, según sus autores, consolidar todas las pruebas disponibles y documentar los resultados empíricos. En su análisis han identificado 36 estudios sólidos, la mayoría de los cuales constatan pérdidas de aprendizaje.
Pero señalan que es necesario realizar más investigaciones y de mayor alcance para conseguir un dibujo mucho más preciso de los efectos reales del COVID en una generación de estudiantes de todo el mundo. Para ayudar a los equipos de investigación nacionales en su tarea, los autores del informe señalan lagunas significativas en los estudios y proporcionan orientaciones que pueden ser relevantes para futuras investigaciones.