
¿Y si las universidades ya no fuesen capaces de formar a sus alumnos en las competencias que necesitan para desarrollar con éxito su futuro trabajo? No hablamos de conocimientos concretos relacionados con el área de estudios de los universitarios, sino con habilidades genéricas, las relacionadas con el pensamiento crítico, que abarcan la resolución de problemas, el razonamiento analítico o la competencia comunicativa. Según los investigadores que han analizado esta realidad y han escrito el libro Does Higher Education Teach Students to Think Critically?(1) (¿Está enseñando la Educación Superior a pensar críticamente a los universitarios?), publicado el pasado 30 de agosto por la OCDE, por término medio, sólo el 45% de los estudiantes universitarios evaluados eran competentes en pensamiento crítico, mientras que uno de cada cinco demostraba tan solo lo que los autores llaman “un talento emergente” en este ámbito.
Competencias cada vez más valoradas
La digitalización y tecnificación en los centros de trabajo está llevando a que cada vez más estas competencias o habilidades genéricas sean especialmente valoradas por las empresas. Pero estas se quejan de que el hecho de que sus trabajadores tengan un título universitario no es una prueba de que hayan adquirido esas ansiadas habilidades.
Entre 2008 y 2013, la OCDE puso en marcha el estudio de viabilidad Assessing Higher Education Learning Outcomes (AHELO), una suerte de Informe PISA de la educación superior. Sin embargo, la propuesta presentada finalmente por la organización a los países miembros en 2015 para iniciar el estudio principal no consiguió el suficiente apoyo y el proyecto fue abandonado. Por una parte, las instituciones universitarias de élite que obtienen las mejores posiciones con los actuales ránkings, – basados mucho más en el volumen y calidad de su investigación – no querían introducir un nuevo sistema de evaluación que podría perjudicarles. Y además había dificultades para evaluar correctamente esas competencias comparando no solo diferentes instituciones, sino diferentes países.
Sin embargo, un grupo de investigadores consiguió el respaldo de un puñado de países y el apoyo del Council for Aid to Education, Inc., una organización sin ánimo de lucro de Estados Unidos. Ese organismo ha patentado el Collegiate Learning Assessment (CLA+), un instrumento utilizado en cientos de universidades de los Estados Unidos para evaluar competencias como pensamiento crítico, resolución de problemas y habilidades de redacción en la educación postsecundaria. Entre 2016 y 2021 pudieron realizar una investigación, que hay que decirlo, pese a su interés es muy parcial. La mayoría de los datos proceden de los Estados Unidos y sólo se han analizado unas pocas universidades del Reino Unido, Italia, México, Finlandia y Chile.
¿Cómo se enseña el pensamiento crítico?
Para los autores del estudio, hay indicios de que la oferta de cualificaciones de los titulados ya no coincide con la demanda de cualificaciones en el mercado laboral. El desajuste cuantitativo de las cualificaciones se está convirtiendo, en su opinión, en un problema grave en muchos países, un problema que compromete la productividad, el crecimiento y el aumento continuo de la prosperidad.
En declaraciones recogidas en un articulo sobre esta investigación en el blog de Times Higher Education, la doctora Zahner, una de las autoras del informe, señala que “el pensamiento crítico es una habilidad que me parece que mucha gente da por sentado que se enseña“. Y, sin embargo, nunca ha figurado en los temarios de las universidades. No hay forma de saber si un estudiante ha desarrollado esas habilidades. La doctora Zahner explica que las universidades con las que han hablado vienen a decir que ese no es su trabajo, y que los alumnos deberían aprender esas cosas en el instituto.
El valor de las denostadas Humanidades
Sorprendentemente, o tal vez no tanto, si nos paramos a pensarlo dos vece, resulta que, según los autores, los estudiantes de Humanidades mostraron niveles mucho más altos de pensamiento crítico que los de otras ramas. Aunque a corto plazo la formación profesional consigue mejores resultados de empleabilidad, dichos resultados empiezan a disminuir pasados cinco años y son los que tienen mejores competencias genéricas los que tienen mayor empleabilidad y mejores perspectivas de ingresos a lo largo de la vida profesional.
Los autores del estudio señalan que, cada vez más, los empleadores y las organizaciones económicas desconfían de que los graduados universitarios hayan adquirido las competencias que se necesitan para el trabajo del siglo XXI. Competencias como la capacidad de resolución de problemas, la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico.
Según los investigadores en el fondo daría lo mismo si esta percepción responde a la realidad o no, porque eso es lo que ven de forma creciente organizaciones y empresas. Este hecho pone en riesgo la fiabilidad de la enseñanza superior, por lo que recomiendan más transparencia a las instituciones universitarias acerca del tipo de competencias que adquieren sus estudiantes.
La evolución del mercado laboral es tan grande, y se produce a tanta velocidad que dentro de 10 años será completamente distinto del de la actualidad, explican los investigadores, que defienden que debería haber un mayor interés en enseñar esas competencias genéricas que son las que importan a largo plazo.
(1) Van Damme, D. and D. Zahner (eds.) (2022), Does Higher Education Teach Students to Think Critically?, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/cc9fa6aa-en.