El plan de UNESCO y UNICEF para reabrir las escuelas

Más de 1.300 millones de niños en todo el mundo se han visto afectados por la pandemia. Por eso se han dado a conocer las directrices para reabrir los centros escolares. El documento está elaborado por UNESCO, UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Banco Mundial.

Los organismos han advertido de que el cierre generalizado de los centros educativos como respuesta a la pandemia de la COVID-19 plantea un riesgo sin precedentes para la educación y el bienestar de los niños.

Las directrices ofrecen a las autoridades nacionales y locales una serie de consejos prácticos para que los niños regresen a la escuela en condiciones de seguridad.

Según las directrices, el interés superior de los niños y las consideraciones generales en materia de salud pública –sobre la base de una evaluación de los beneficios y los riesgos para la educación, la salud pública y los factores socioeconómicos– han de ser la prioridad de las autoridades nacionales y locales a la hora de tomar la decisión de reabrir las escuelas.

Estas deben analizar la mejor forma de volver a abrir sus puertas. Hay que pensar en la mejora del aprendizaje y ofrecer una asistencia más completa para los niños. Atender a todo lo relacionado con la salud, la nutrición, el apoyo psicosocial y las instalaciones de agua, saneamiento e higiene.

Presencialidad

Mientras los países tratan de determinar cuándo volverán a abrir las escuelas, la UNESCO, UNICEF, el PMA y el Banco Mundial –como parte de la Coalición Mundial para la Educación– instan a los gobiernos a evaluar los beneficios de la enseñanza en las aulas frente al aprendizaje remoto, así como los factores de riesgo relacionados con la reapertura de las escuelas, teniendo en cuenta que las pruebas sobre los riesgos de infección relacionados con la asistencia a la escuela son aún inconcluyentes.

Directrices

  • Una reforma de las políticas:
    • Las implicaciones en materia de políticas abordan todas las dimensiones de las directrices, entre las que cabe destacar la elaboración de políticas claras para la apertura y el cierre de las escuelas durante emergencias de la salud pública.
    • Fomento de reformas necesarias para ampliar el acceso equitativo de los niños marginados y de los que no van a la escuela, así como el fortalecimiento y la normalización de las prácticas de aprendizaje remoto.
    • Requisitos de financiación: Abordar los efectos de la COVID-19 sobre la educación e invertir en el fortalecimiento de los sistemas educativos para la recuperación y la resiliencia.
  • Funcionamiento seguro:
    • Garantizar condiciones que reduzcan la transmisión de la enfermedad
    • Salvaguardar servicios y suministros esenciales y promover hábitos saludables. Esto incluye el acceso a jabón y agua, procedimientos de actuación en caso de que alguien esté indispuesto, protocolos de distanciamiento social.
  • Compensar el aprendizaje:
    • Centrarse en prácticas que compensen el tiempo de formación perdido.
    • Fortalecer la pedagogía.
    • Utilizar modelos híbridos de aprendizaje tales como integrar los enfoques basados en la educación remota y a distancia.
  • Bienestar y protección:
    • Hacer hincapié en el bienestar de los estudiantes.
    • Reforzar la protección de los niños a través de mecanismos mejorados de remisión y la prestación de servicios esenciales en la escuela, como la atención de la salud y la alimentación escolar.
  • Llegar a los más marginados:
    • Adaptar las políticas y las prácticas de apertura de las escuelas para ampliar el acceso a los grupos marginados.
    • Diversificar las comunicaciones y las actividades de divulgación más importantes.

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