
La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en el mundo de la educación y está teniendo un impacto significativo en la forma en que los estudiantes aprenden y cómo se enseña. Entre las posibles aplicaciones prácticas de esta tecnología encontramos posibilidades muy prometedoras como:
- Evaluación automática: Algunos programas de IA pueden evaluar automáticamente el trabajo de los estudiantes y proporcionar retroalimentación y comentarios inmediatos. Esto puede hacer que sea más fácil para los profesores evaluar el progreso de los estudiantes y puede liberar tiempo para que los profesores se enfoquen en otras áreas de la enseñanza.
- Aprendizaje personalizado: Algunos programas de IA pueden adaptar el contenido y el ritmo del aprendizaje a las necesidades individuales de cada estudiante. Esto puede ser especialmente útil para los estudiantes que tienen dificultades para seguir el ritmo de un curso tradicional o para los que necesitan un enfoque más personalizado para aprender.
- Enseñanza asistida por IA: Algunos profesores están utilizando la IA para ayudarles a enseñar y a proporcionar comentarios a sus estudiantes. Esto puede hacer que sea más fácil para los profesores cubrir más material y puede ayudar a los estudiantes a obtener una comprensión más profunda del contenido.
- Aprendizaje autodirigido: La IA también está permitiendo a los estudiantes aprender de manera más autodirigida, utilizando plataformas en línea y recursos educativos personalizados. Esto puede ser especialmente útil para los estudiantes que tienen horarios ocupados o que viven lejos de una institución educativa.
Aunque la IA tiene el potencial de mejorar significativamente la educación presenta también grandes retos para las organizaciones educativas y dilemas éticos sobre el plagio, la autoría o el nivel de exigencia académico, es importante tener en cuenta que no puede reemplazar por completo el papel de los profesores y el aprendizaje en persona pero que es una amenaza inminente para el ecosistema escolar actual.
Ante este reto tenemos la posibilidad del enroque, la vuelta al papel, la prohibición de equipos tecnológicos, el desarrollo de programas antiplagio más eficientes o la imposición de marcas de agua a los textos desarrollados por una IA. Vamos a desarrollar una cadena de razonamiento para una institución educativa que tenga este enfoque.
-Tenemos una universidad que acepta IA y otra que no. Ya sea directamente o ya sea de facto por el tipo de pruebas de evaluación que pide. ¿Cuál elegirán los estudiantes?
-Dentro de una misma Universidad tenemos profes que, ya sea directamente o de facto, plantean actividades realizables con IA y otros que no. ¿Cuáles van a ser mejor valorados en las encuestas?
-Sabemos que con el tiempo (medio plazo) la sociedad y las empresas demandan una formación de calidad y un buen nivel de conocimientos en los egresados universitarios y, por tanto, la diferencia entre tener un título o no tenerlo debe ser clara. Pero, mientras esa demanda llega ¿Cuántas son las Universidades o los profesores que pueden ser exigentes?
-Desde el punto de vista económico tanto a nivel Universidad (número de alumnos) como a nivel profesor (acreditación y valoración de la docencia) ¿hay incentivos para mantener esa exigencia?
-En cuanto a la responsabilidad de formar a una nueva generación ¿es lógico no enseñar con IA si luego esa misma IA va a estar disponible a nivel profesional?
-Por otro lado, si la Universidad no es capaz de formar titulados competentes y críticos ¿no dejarán las empresas de demandar formación universitaria?
Los modelos híbridos y no presenciales, los más amenazados
La mayor amenaza la tendrán las universidades que apuestan por modelos online o híbridos ya que, con razón, se va a cuestionar la capacidad de asegurar que el trabajo está hecho por los estudiantes. Sin duda, tendrán más presión para una sincronía mucho mayor y trabajos de evaluación tipo exposición oral o debate que sean menos sensibles al uso de IA.
Como vemos, este enfoque defensivo presenta retos y problemas de difícil solución que van a poner en jaque a muchas organizaciones educativas mientras dure la travesía del desierto. La pregunta, por tanto, debe llevarnos a valorar un enfoque más activo y que busque la incorporación de este nuevo reto tecnológico y social. Aunque no nos guste o nos plantee una amenaza o quizá, precisamente por eso, es importante no tomar decisiones defensivas demasiado a la ligera.
Según yo lo veo, estamos en un punto de inflexión enorme. Por supuesto que la sociedad incorporará está tecnología y las que vendrán, y por supuesto que se volverá a alcanzar un punto de equilibrio. Pero en el camino, y mientras tanto, quien no sea capaz de reinventar la forma de plantear una nueva forma de aprendizaje-enseñanza va a tener algún que otro problema.
Por cierto, las primeras 250 palabras de este escrito no son mías son de un programa de inteligencia artificial al que le pedí una reflexión sobre el impacto de la IA en la Educación.
Nos esperan tiempos apasionantes.
Julián Roa González, decano de la Facultad de CC. de la Salud y Educación en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA