
Enseñar inteligencia emocional a los niños desde la Educación Infantil contribuye al desarrollo de los menores mejorando su forma de relacionarse y su bienestar personal, y estableciendo las bases que los ayudarán a lo largo de la vida. Por ello, hemos pedido a 12 directores de colegios madrileños que nos hagan llegar aquellas preguntas relacionadas con la educación emocional en el aula que más les preocupan. Semana a semana iremos conociendo cuáles son las inquietudes de los directores de los colegios madrileños sobre la educación emocional.
Cristina Gutiérrez Lestón, creadora del Método La Granja, es la encargada de darles respuesta. Gutiérrez Lestón es, además de educadora emocional, formadora y divulgadora mediática, escritora de libros y cuentos educativos. Desde 2005, ella y su equipo trabajan para introducir la educación emocional, debido a las deficiencias emocionales que observan en los niños. El Método La Granja está basado en la educación emocional y altos niveles de rendimiento, los cuales cambian el comportamiento y actitud de los niños.
Para entender la esencia de la educación emocional, Gutiérrez menciona que no es educar entre algodones con miedo a dañar, sino todo lo contrario, un proceso pedagógico para potenciar la esfera afectiva y el desarrollo integral de la personalidad. Esto promueve el conocimiento y gestión emocional para que la persona pueda afrontar la vida diaria de manera asertiva, así como hacerlas fuertes y autónomas para que sean sus propios protectores. Esto contribuirá al desarrollo de competencias emocionales como una parte clave del desarrollo humano para capacitarles para la vida y mejorar el bienestar personal y social.
Javier Navarro, director de ESO y Bachillerato del colegio Sta. Mª del Pilar, planteaba a Gutiérrez Lestón sobre cómo introducir la realidad, las limitaciones personales y la desigualdad individual como elementos vertebradores de la mirada personal. Para la creadora del Métdodo La Granja llegar a todo es imposible y basar la autoestima en la obtención de resultados, en lugar de ser quienes somos, nos lleva a la frustración. Por ello, recomienda distinguir entre la exigencia y la excelencia; la exigencia es sentir que siempre se debe ser un 10 para ser amado, mientras que la excelencia es querer ser la mejor versión de uno mismo, aprender constantemente y tener humildad, alejándose del miedo al error.
La educación de la inteligencia emocional en el aula se ha vuelto fundamental en todas las escuelas del mundo, ya que los alumnos que la desarrollan poseen confianza en sus capacidades, están motivados para explorar, tienen una alta autoestima y recursos para resolver conflictos. Esta enseñanza se puede realizar a través de libros, actividades con música y dinámicas, para que los niños comprendan la empatía y el respeto a los demás.
Está claro que el uso de la tecnología en las aulas ha supuesto una gran ayuda para el sistema educativo. En esencia, ha permitido a los profesores mejorar sus métodos de enseñanza y a los alumnos implicarse más en su aprendizaje. Además, ha permitido introducir nuevas estrat_egias de enseñanza, como los multimedia interactivos y el uso de herramientas digitales. Como resultado, la experiencia educativa ha mejorado mucho tanto para los profesores como para los alumnos.
Puedes ver la respuesta de Cristina Gutiérrez Lestón a javier Navarro en el vídeo a continuación: