La poderosa influencia de la arquitectura en la educación y la convivencia

Remodelación del colegio Nuestra Señora del Pilar de Valladolid.

Es evidente que los espacios que componen los centros educativos son esenciales para el buen desarrollo de la función que tiene encomendada la educación. Los hay que se caracterizan por entornos estéticos más clásicos —ubicados en lugares históricos e inigualables, incluso, protegidos por ser parte del patrimonio—, los hay más vanguardistas que se caracterizan por tener un diseño más actual, y otros que a pesar de disponer de más espacio, resulta que no termina siendo aprovechado por completo; incluso, y por carecer de instalaciones, hay quienes demandan mejores infraestructuras para cubrir unas necesidades mínimas que contribuyan a impartir clases en condiciones favorables.

Hace cuestión de unos días, ÉXITO EDUCATIVO se hacía eco de la remodelación que ha llevado a cabo el colegio Nuestra Señora del Pilar de Valladolid, por la que ha readaptado la antigua iglesia de la década de los sesenta y dos patios interiores, para crear cinco nuevos entornos: el acceso al colegio, el espacio Ágora, la biblioteca, la capilla y la sala pastoral. Un claro ejemplo de renovación en armonía con el modelo pedagógico del centro.

El edificio de la Universidad a distancia de Madrid (UDIMA) ganó el Premio Inmobiliario Internacional Asprima-SIMA 2014

Este caso al que hacemos referencia es un claro ejemplo de modernización arquitectónica que pretende aprovechar el espacio, además de actualizarlo e inspirar al alumno. Las condiciones de iluminación, las transparencias y la sensación que provocan los espacios abiertos invitan a la concentración, la atención y, por ende, el aprendizaje de los alumnos, que, en definitiva, es uno de los aspectos más importantes en un centro educativo. Las condiciones atmosféricas y de espacio donde se desenvuelven los alumnos, como sucede ahora en el colegio Nuestra Señora del Pilar, deben incentivar la denominada como educación inclusiva y relaciones interpersonales entre los jóvenes y equipo docente.

Manuel Benítez, arquitecto del estudio La Urdimbre, ha declarado a ÉXITO EDUCATIVO que la edificación “es el tercer maestro de los centros educativos, después de las familias y los profesores. Los espacios deben inspirar y motivar al alumnado, al mismo tiempo que impulsar y desarrollar su creatividad. Debemos pensar que los lugares que componen un centro son, en realidad, los espacios dónde van a desarrollar los docentes las actividades, por lo que deben reunir un mínimo de condiciones y complementarse”.

Proyecto de un vestíbulo de La Urdimbre para un colegio de Córdoba.

La combinación perfecta: fusión entre el exterior y el interior

En relación a esto último, Benítez nos comenta que tanto “la iluminación como la ventilación en las aulas son dos elementos arquitectónicos fundamentales para la concentración de los chavales, además de evitar reflejos o colores estridentes que les distraiga o puedan dispersar su atención”. Este arquitecto ha querido resaltar que los jóvenes “pasan una cuarta parte del día en un aula, por lo que este espacio debe ser agradable. Y ocurre lo mismo con el gimnasio y el patio”. A propósito de partes al aire libre, continúa afirmando que en uno de sus últimos proyectos en Sevilla están acomodando un recreo que apenas tiene vegetación, así que, al llegar el verano, “no hay sombra y los escolares terminan apelotonados en los pocos árboles que dispone el patio”.

A nuestra pregunta sobre recomendaciones para equipos directivos en relación a la arquitectura, Manuel Benítez ha asegurado que no hay “mejor consejo que la forma de abordar las necesidades del centro. Porque cada uno tiene su propia personalidad y hay que empezar por preguntar al alumnado y al profesorado, —incluso a las familias—, cuáles son los aspectos más importantes que se deben tratar; así ellos también son parte de la implicación, del proceso de cambio y del mantenimiento del centro”.

En último lugar, este arquitecto que ha trabajado ya en diferentes proyectos educativos en Andalucía, ha querido resaltar el trabajo que en su día realizaron Fernando Higueras y Antonio Miró en el Colegio Aljarafe en la localidad sevillana de Mairena de Aljarafe: “Es todo un referente para mí desde el momento que tuve conocimiento de la obra, porque se puede decir que es rompedora. Por lo general, la mayoría de los centros tienen espacios más introspectivos —pasillos que van comunicando cada clase—, sin embargo, en el colegio de Aljarafe, las relaciones entre los espacios comunes y las aulas —la fusión entre el exterior y el interior­—, es constante. Es realmente admirable”.

Centros educativos para la seguridad y la convivencia

Pedro Campoy, profesor de Criminología en la Universidad de Extremadura y director técnico de School Safety ha comentado a ÉXITO EDUCATIVO que hay evidencias en cuanto al entorno:”Ya sea físico construido, ya sea no físico, como los entornos virales o interfaz de usuario, generan emociones y, además, facilita o inhibe comportamientos”. Por este motivo, indica el profesor, “ha venido a resumirse en los centros educativos en términos de reformas de los espacios físicos, con las típicas finalidades del aumento de visibilidad y de posibilidades de vigilancia. Esta “tabla rasa” no tendría mayor inconveniente si, en realidad, estuviera precedida de un estudio en profundidad, en colaboración con los usuarios (los estudiantes), sobre los espacios de incidencia de comportamiento inadecuados, lo cual incluye las transiciones de uso y abuso de las TIC dentro los centros; esto es, la coherencia entre el espacio construido y el espacio virtual de uso escolar”.

Campoy ha querido hacer referencia, además, a los diseños: “Deben ir orientados a facilitar el uso, antes que a la mera vigilancia/exposición; solo cuando se usan, los espacios son vigilados de forma natural, permitiendo que esta vigilancia no desplace los comportamientos en tiempo y espacio. Esto, incluso, aplica a comportamientos entre menores y asimétricos en edad, con especial relevancia en los abusos sexuales”.

Por último, Pedro Campoy anima no solo a reformar los espacios en cuanto a su arquitectura, según el profesor de la Universidad de Extremadura, “exige conocer cómo vamos a darles usos compartidos por múltiples agentes. También debe estar acompañado de un estudio de incidencia y prevalencia de conductas indeseadas de ámbito espacial, sin olvidar que las medidas encaminadas a trabajar, de manera preventiva con todos los actores implicados, son fundamentales para que el espacio, de forma efectiva, modifique los comportamientos que en él se dan”.

En una interesante y divertida charla TEDx, el confundador de Tezuka Architecs, Takaharu Tezukam, justificaba el por qué había diseñado en 2007 un jardín de infancia con forma ovalada, descubierto y abierto a los diferentes espacios: “Tiene forma circular porque tiene un circuito ininterrumpido en la parte superior de la cubierta”, a lo que añadía “los niños de este jardín hacen 4000 metros de promedio (al día) desarrollando altas capacidades atléticas más que en otros muchos jardines”.

La influencia que produce la arquitectura en los estudiantes es inevitable; es un factor asociado a la calidad formativa. El bienestar que supone tanto para los equipos directivos, profesores y alumnos genera un sentimiento de pertenencia a una institución solida con valores que ya de por sí emanan del entorno. Porque no hay que olvidar que cualquier centro destinado a la educación es también un punto de encuentro, de convivencia, de relaciones entre iguales, en el que no solo se enseñan, se imparten y se comparten conocimientos, sino que también se aportan hábitos, rutinas y costumbres que terminarán siendo aplicadas fuera del centro educativo.

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