La natalidad cayó un 20% el último año, poniendo en riesgo la educación infantil en el corto plazo

Aunque las primeras alarmas saltaban a mediados del año pasado, coincidiendo con el ecuador del confinamiento por la pandemia del coronavirus, el Instituto Nacional de Estadística (INE) lo acaba de ratificar hace apenas unos días: en 2020 la natalidad cayó un 20%, y las perspectivas no son halagüeñas.

De acuerdo con el INE, el número de nacimientos disminuyó un 20,0% en enero de 2021 respecto al mismo mes del año anterior. El hachazo se da el pasado mes de diciembre de 2020, cuando nacieron 23.226 niños, el mínimo en un mes desde que comenzó la serie estadística. Blanco y en botella, o en biberón.

Porque la escuela infantil está siendo ya, y todo apunta que lo será aún más, uno de los sectores educativos, y con carácter general, profesionales, más afectados en España por los efectos colaterales de la pandemia de la COVID-19.

En agosto de 2020 la patronal ACADE avisaba. En un comunicado señalaba que el prolongado cierre de estos centros provocado por el coronavirus se ha venido a unir a otros factores de preocupación que ya existían, “como el inasumible incremento de los costes laborales, la competencia desleal de establecimientos que ofertan sus servicios como centros de educación infantil sin serlo, ni reunir los requisitos exigidos, ni contar con la oportuna autorización de la Consejería autonómica correspondiente, y la persistente caída de la natalidad”.

Tal era ya entonces la dimensión del problema que en un  comunicado conjunto, difundido el 20 de octubre de 2020, las organizaciones patronales ACADE, CECEI, EyG, CECE, FCIC, SALVEM 0-3, y las organizaciones sindicales CCOO, FeSP-UGT, FSIE y USO, integrantes de la Mesa Negociadora del XII Convenio Colectivo de Ámbito Estatal de Centros de Asistencia y Educación Infantil, en representación del sector, advertían de la “situación crítica” que vive el sector de la educación infantil por la pandemia del coronavirus.

Explicaban que, con anterioridad a esta crisis sanitaria, este sector “ya se encontraba padeciendo una fuerte crisis ocasionada por muchos aspectos: desde la aparición de competencia desleal de centros autorizados y no autorizados, pero que invaden ilícitamente el espacio de la educación infantil, hasta el más que preocupante descenso de la natalidad en nuestro país”.

Esto ocurre con la educación infantil, porque se encuentra en primera línea de fuego, pero en las etapas superiores los efectos de las pobres tasas de natalidad (la pandemia solo ha activado el mecanismo de ignición) ya preavisaban de que se podría producir una ‘tormenta perfecta’, como la definía un portavoz de la Fundació de Escoles Cristianes para un reportaje en ÉXITO EDUCATIVO sobre la dramática situación que vive la escuela concertada en Cataluña.

Los cierres se suceden, entre otras razones, por que no hay alumnos, porque la tormenta por la crisis de la pandemia del coronavirus se ha sumado a las bajas tasas de natalidad que ya se iban cociendo desde hace años.

Es el principio del problema, pues es fácil deducir que sin niños, no solo las escuelas infantiles no tendrán sentido en sí mismas en muchos casos, sino que las etapas educativas posteriores habrán de replantearse su futuro en el corto y medio plazo, como ahora les sucede a las catalanas.

Aunque el número de nacimientos presenta desde hace ya varios años una constante tendencia a la baja, el descenso se ha acentuado nueve meses después del confinamiento de la población española durante el primer estado de alarma por la COVID-19, recuerda el INE.

Así, en noviembre de 2020 la tasa interanual de nacimientos se redujo más de un 10%, alcanzando descensos superiores al 20% en diciembre de 2020 y en enero de 2021, según las estimaciones del INE.

En concreto, en el mes de diciembre de 2020 sólo nacieron 23.226 niños, lo que supuso un 20,4% menos que en el mismo mes de 2019 y el valor mínimo en un mes desde que comenzó la serie estadística del INE, en el año 1941. En enero de 2021 el número de nacimientos repuntó ligeramente hasta los 24.061, aunque esta cifra fue un 20,0% inferior a la del mismo mes del año anterior.

Por comunidades autónomas, el número de nacimientos descendió en enero de 2021 en todas ellas, respecto al mismo mes del año pasado. Las mayores disminuciones se dieron en Cantabria (–27,9%), Principado de Asturias (–24,7%) y Comunitat Valenciana (–24,5%), además de en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Por el contrario, los descensos menos acusados se registraron en La Rioja (–2,6%), Aragón (–10,7%) y Comunidad Foral de Navarra (–12,9%).

Este es el panorama. La paradoja de que la falta de nacimientos termine por influir en una precipitada defunción de un sector que cada vez cuanta con más recursos, mejores dotaciones y docentes más cualificados, pero con menos público, por así decir.

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