
Cada vez está más claro que la educación digital ya es imprescindible. Y tarde o temprano para hacerla realidad es necesario contar con contenidos educativos digitales de calidad. En el caso de la educación tradicional, los contenidos más habituales con los que han trabajado docentes y estudiantes son los libros de texto. ¿Es así también en el terreno digital?
Los libros de texto digitales, por analogía con la educación tradicional, deberían quizá ser la base de trabajo de una educación on line. Este es un pensamiento bastante sencillo, y que seguramente pueda ser compartido por muchos. Esto se debe a que en las últimas décadas, los libros de texto han supuesto la mejor garantía de una educación de calidad.
Pensemos en la escuela que había en España por ejemplo en los años cincuenta. Incluso más adelante: en los años noventa. En realidad, en cualquier momento del siglo XX. Los libros de texto han sido claramente la referencia educativa universal. Y esto tiene un porqué.
Todo está en los libros
Los libros, desde su nacimiento, han sido utilizados para el aprendizaje. A pesar de los detractores que tuvieron en sus orígenes. La escritura alfabética, un invento griego, supuso la primera vez que un texto oral podía ser vertido directamente, de tal manera que podía ser conservado. Por eso algunos pedagogos de la grecia clásica decían que los libros serían nocivos para los estudiantes, porque conseguirían que éstos utilizaran menos su memoria, o que harían que se les atrofiara su pensamiento, por tener las palabras siempre ahí disponibles, en “esos pergaminos que conservan los discursos como un odre conserva el vino”. No sé si les suenan estos argumentos…
Pero enseguida se vio que los libros eran (y son) una fuente magnífica de conocimiento, y de aprendizaje. El único requisito para acceder es dominar los procesos de la lectura. Así, cualquier persona que haya experimentado esta manifestación del pensamiento podrá asegurar que leer buenos libros clásicos es como aprender directamente de las mejores mentes de la historia.
Por eso contar con una buena biblioteca siempre ha sido la mejor manera de aprender. Todo está en los libros. Ahora existe Internet, y Google. Pero antes también teníamos las bibliotecas, que con un poco más de trabajo, cumplen la misma (o mejor) función en cuanto al acceso universal al conocimiento.
Libros de texto
En relación a los libros especializados en acompañar a los estudiantes en sus aprendizajes explícitos del curriculum, los libros de texto, nacieron para asegurar la calidad de la enseñanza. Hoy en día los docentes son profesionales cualificados, pero esto no ha sido siempre así; antes de la situación actual, los maestros eran personas que sabían leer y escribir, pero a veces muy poco más. Sobre todo en zonas rurales o deprimidas. Y, ¿cómo podían enseñar a los estudiantes lo que ellos mismos no alcanzaban? Valiéndose de las enciclopedias escolares.
En las épocas en las que la capacitación de los docentes no resultaba suficiente, los libros de texto funcionaron como herramientas para profesionalizar la educación. Sin ellos no habría sido posible universalizar la escuela primaria. Aún hoy en día siguen jugando este mismo papel en muchos países.
Pero por suerte, los docentes fueron adquiriendo mayor capacitación. En España, en las últimas décadas, ya todos los docentes tienen la capacidad suficiente para trabajar con autonomía. El hecho de que se sigan utilizando libros de texto tiene que ver con que facilitan mucho el trabajo, y porque además es “lo que siempre se ha hecho”.
Pero cada vez son más los docentes y escuelas que, siguiendo el curriculum, prefieren ir por libre. Así, aunque los libros de texto siguen siendo la opción mayoritaria en las aulas, poco a poco su alcance va disminuyendo. Esta es una tendencia que todos los años va aumentando.
¿Y con lo digital?
Con la llegada de lo digital, la corriente de dejar atrás los libros de texto está aumentando. Las editoriales de libros de texto más conscientes tienen claro que para ellas lo importante no es tanto ganar cuota de mercado frente a sus competidores (que también), sino sobre todo ofrecer algo que pare el “no uso” de los libros de texto.
Las editoriales que han tenido una visión más de corto plazo, han ofrecido elementos digitales “gratis” con sus libros de texto en papel como una manera de defender su cuota de mercado y sus ingresos provinientes del papel. Hace unos años eran cederrones y ahora son libros de texto digitales o, más bien, libros de texto digitalizados. Pero lo hacían de una manera reactiva, y como obligados.
Esto ha hecho que el mercado no percibiera la oferta digital de las editoriales como algo relevante. Se da el caso de que la tasa de redención de las claves de libros de texto digitales en muchos casos estaba por debajo del 5%, en clientes que disponían de ese acceso. Es decir: docentes y estudiantes tenían la posibilidad de utilizar libros de texto digitales por haber comprado los libros en papel, y solamente una muy pequeña minoría los utilizaba.
Actualmente, algunas pocas editoriales están empezando a caer en la cuenta de que ya no es sostenible el sistema anterior, y que deben optar por productos digitales que ofrezcan un valor añadido real sobre el papel. Si no lo hacen, están condenadas tarde o temprano a la desaparición, porque la creciente utilización de medios digitales hace que aumente el uso de Recursos Educativos Abiertos.
La irrupción del coronavirus debe hacer reaccionar a todas las editoriales. El confinamiento ha hecho que, como decíamos al principio, la educación digital sea imprescindible, con lo que todos los docentes y todos los estudiantes utilizarán Internet en su día a día. Y si las editoriales siguen insistiendo en productos on line que no superan mucho a una versión en pantalla de sus libros en papel, están condenadas más pronto que tarde a la desaparición.
Julián Alberto Martín