Los menores demandan, cada vez más, servicios por mala salud mental

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Según datos de Eurostat, en España hay 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes en 2020, situándose muy por debajo de otros países como Suiza (52), Liechtenstein (46), Alemania (28) o Noruega (25), lo que no favorece una adecuada atención y prestaciones a los más jóvenes con necesidades en materia de salud mental.

En 2020 hubo “un incremento de hasta un 47% en los trastornos de salud mental de los niños, y hasta un 59% en los comportamientos suicidas, comparando con los datos de 2019. Durante el año 2020, se suicidaron en España 14 niños menores de 15 años, el doble que el año anterior, y entre los jóvenes de 15 a 29 años el suicidio es ya la segunda causa de fallecimiento, solo superada por los tumores malignos”.

Así lo ha constatado en un comunicado el Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, del que forman parte la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI), la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

El trabajo de este grupo también cuenta con el aval de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA) y de la Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS).

En este contexto, el Centro de Evaluación e Intervención Educativa Corat de Fundación Aprender han pasado de atender en psicoterapia individual a una media de 27 adolescentes de entre 12 y 18 años en el curso 2020-2021 a 49 en el curso 2021-2022, lo que supone un incremento de un 82 %, según informó en un  comunicado.

Ante esta creciente demanda, Corat ha puesto en marcha un nuevo programa de atención grupal, el Grupo Terapéutico para Adolescentes, dirigido a chicas y chicos de 14 a 18 años en situación de vulnerabilidad social, familiar, escolar o psíquica que necesiten de un espacio seguro en donde abordar las dificultades adaptativas, emocionales y/o relacionales desde la escucha activa, la reflexión, el diálogo, el respeto, la congruencia, la mentalización y la empatía.

“El trabajo grupal en adolescentes favorece las identificaciones entre ellos y devuelve una imagen de sí mismos a través de los iguales a la que los participantes dan mucho valor”, destaca Cristina Amérigo, psicóloga en Corat.

Añade que “desde nuestra escucha y nuestras preguntas ayudamos a los adolescentes a que desarrollen una capacidad de introspección que les ayude a aumentar e integrar sus recursos emocionales para utilizarlos posteriormente cuando se sientan en conflicto”.

Este servicio se suma al Grupo Multifamiliar, un espacio terapéutico, gratuito y abierto a la comunidad donde cualquiera puede acudir para compartir con otros esas situaciones negativas por las que está pasado, sin juicios, donde hay una identificación y donde es posible la reflexión.

“Participar en un espacio seguro con otras personas que pueden estar pasando o han pasado lo mismo que tú, puede ayudar. A veces, la espontaneidad de quienes no están en la misma situación abre preguntas hacia el posible cambio de quien sufre”, explica Belén Muñiz, directora de Corat.

“En el caso de adolescentes logramos, por ejemplo, reducir mucho la tensión y la violencia en las relaciones familiares. Cuando lo escolar no está́ tanto, es decir, hay fracaso pero sobre todo incomprensión por su actitud (‘lo veo agobiado’, ‘me habla mal’) u otras cuestiones que florecen, en el grupo se ve en qué momento evolutivo está el chico o la chica, en qué momento personal estás tú como madre o padre y qué puedes hacer que no hayas hecho para que las tensiones disminuyan”, concluye Muñiz.

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