
El centro escolar sigue siendo un espacio en el que la mayoría de estudiantes no confía para informarse sobre el cannabis. A pesar de que se sienten más informados, apenas un 17,5% de los jóvenes españoles ve el colegio como una fuente de confianza con la que ampliar su visión sobre esta sustancia, según recoge el último informe de la Fundación Fad Juventud, presentado este miércoles. El estudio refleja que siete de cada diez jóvenes (18 a 34 años) ven mejor el cannabis que el alcohol o el tabaco.
Han preguntado a 634 españoles en esa franja de edad sobre el consumo, la venta, el cultivo, los riesgos y beneficios, la normativa y sus consecuencias. Además de anotarse algunas variables que influyen más claramente en cómo ven esta sustancia (consumir habitualmente, la edad, la ideología…), algo fundamental es cómo se informan. El estudio ha comparado resultados con los últimos disponibles (2016).
En cuatro años un 20% más de chavales (casi la mitad) dice tener información suficiente sobre el tema, que buscan preferentemente en Internet (56%), aunque ha bajado un 14%. Ahora acuden más a los amigos y conocidos (28,7%) y, de estos, sobre todo a los que consumen (25,7%). Justo por debajo estarían los médicos, psicólogos y especialistas (24,2%). Una curiosa “incongruencia”, porque si les preguntan en qué fuentes confían más, casi seis de cada diez piensa primero en estos profesionales.
¿Y los colegios? Si tenemos en cuenta ese escaso porcentaje que confía en ellos para hablar de cannabis, no sorprende que menos del 8% (7,7%) consulten a los maestros para saber más. Ven con mejores ojos a los medios de comunicación, los documentos o las instituciones especializados. Y eso que ha mejorado la cosa: “Hay un poquito más de confianza para preguntar” a padres, profesores y hermanos, “pero es mínima”, señala Eulalia Alemany, directora de proyectos educativos y sociales de la Fad.
Cannabis: “Avestruz” o pedagogía
Para Alemany la encuesta constata que los jóvenes han “normalizado” el cannabis. “Aumentan claramente las posiciones permisivas hacia la venta y consumo en 2022”, señala. Se conoce más la sustancia y lo que supone consumirla, pero eso implica que se está “más cerca” de ella. Y aunque los chavales parecen estar al tanto de los riesgos (trastornos mentales y problemas a nivel laboral), no conviene “banalizarlo”.
La tendencia camina hacia la regulación medicinal (55,9% está a favor), pero no tan claramente la lúdica (45,5%). Eso sí, todavía hay muchas posturas extremas (un 33,8% cree que hay que suavizar las normas de venta y cultivo, y un 27,7% que habría que endurecerlas). Lo que está claro para Alemany es que hay que trabajar desde la prevención. Empezando por identificar esas fuentes que luego realmente consultan.
A nivel educativo, la directora de proyectos en este ámbito recuerda que desde Fad llevan “mucho tiempo” con programas de formación al profesorado. La idea es que se sientan cómodos para tratar con “naturalidad” este tema con los alumnos, pero no olvida que al final son profesionales adultos: “Es población general y también tienen sus percepciones”. No obstante, sí reconoce que a veces se hace “el avestruz: tenemos un problema, y como no sabemos muy bien cómo manejarlo se esconde”.
Eso, o se expulsa a los alumnos que consumen, “lo que nunca es una buena solución, porque los sacas directamente del sistema”, aclara. En su opinión la clave es ver cómo ir haciendo pedagogía para afrontar el tema “con valentía y con los datos que tenemos en la mano”. Sobre todo habida cuenta de esta buena imagen que tienen los jóvenes del cannabis (mejor que el alcohol y el tabaco); de que es la sustancia ilegal más consumida; y teniendo en cuenta su prevalencia entre los menores.
“Prevención, prevención, prevención”
Los datos están ahí. Representación social del cannabis 2022. Evolución desde la mirada diferencial de la población joven quiere poner el foco en esa franja de edad de los 14 a los 18 (entre otros) por esa “vulnerabilidad” al consumo general de sustancias, y en particular del cannabis, ha valorado la directora general y directora técnica de Fad Juventud, Beatriz M. Padura. La tendencia al consumo es clara.
Según ESTUDES, en 2021 casi un tercio de los españoles de 15 a 18 años había consumido alguna vez, el 22,3% en el último año, y el 14,9% en el último mes. Es verdad que ese consumo más frecuente (últimos 30 días) tiende a la baja “por la pandemia”, pero el consumo general entre adolescentes “se mantiene estable”. Sí reconoce que 2021 fue un año “muy particular”. Pero, cuando la mayoría de jóvenes cree consumirlo es menos dañino que la misma cantidad de alcohol o tabaco, hay que actuar.
“Es un problema de salud pública”, defiende Padura, como atestiguan informes internacionales como el de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes: 2000 – 2018. Los ingresos sanitarios por consumo de cannabis se han multiplicado por ocho. Y de esas admisiones, las que conllevan trastornos psicóticos por consumir cannabis, por cuatro. Los jóvenes creen que suavizar las restricciones hará que aumenten tanto su consumo (51,7%), como los problemas relacionados (41,4%).
Los que fuman habitualmente lo hacen para “relajarse” (38,6%), para “evadirse” (33,5%) y para “divertirse y pasarlo bien” (25,6%). Pero los problemas vienen cuando, si las normas se suavizasen, un 15,8% lo probaría y un 18,3% aumentaría su consumo. “Todos los datos aumentan respecto al 2016”, insiste Padura.
¿La solución? “Prevención, prevención, prevención”. Alemany sostiene que la “relativa” eficacia de la histórica guerra contra la droga, nos hace caminar “hacia un cambio”. Cualquiera que sea la tendencia (como la previsible regulación terapéutica generalizada) requiere estar preparado. “Y la única manera es la prevención”. Con esos programas escolares y con la visibilización de herramientas de asistencia y orientación a los jóvenes sobre esta y otras sustancias.
Además, ha anunciado una campaña en verano específica contra la normalización del consumo de cannabis. “Se ha trabajado mucho en alcohol y tabaco, pero como una hay falta de voluntad para informar sobre el cannabis, siendo la sustancia ilegal más consumida, y dada su prevalencia entre los menores”.
Clicando en este enlace se puede consultar el estudio completo elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación Fad Juventud y financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNsD).