
Nicolás Fernández Guisado, presidente de ANPE desde 2006, tiene una larga trayectoria profesional, que le permite analizar la realidad educativa española con gran precisión y pasión. Explica a Éxito Educativo cuáles son los principales puntos del pacto educativo que necesita España y cómo mejorar la gestión docente a través de una carrera profesional incluida en el estatuto del docente.
Desde la perspectiva sindical, ¿qué pueden aportar los sindicatos a la mejora de la gestión de los centros?
La gestión de los centros es fundamental para la marcha del día a día de la educación. El liderazgo de directores y equipos es importante para fortalecer los proyectos. Esto entroncaría con cuál es la situación de nuestro proyecto educativo. Es muy importante la estabilidad para cualquier proyecto y organización. Nosotros demandamos un sistema educativo que sea estable, con vocación de futuro. No podemos estar sometiendo a la educación a tantos cambios legislativos, porque afecta a todo: al modelo de gestión también.
Los responsables políticos -nacionales y autonómicos- deben alcanzar un consenso mínimo. En la enseñanza pública hay muchos problemas. Queremos claustros configurados con profesores estables que den continuidad. Si una buena parte del claustro está formado por interinos, que realizan su trabajo bien, no tenemos garantías de que en el curso siguiente vayan a estar y eso afecta a la estabilidad.
¿Por qué cuesta hacer atractivo el puesto de dirección a un docente?
Porque no ha estado valorada ni reconocida la tarea de dirección, ni la de profesor, por cierto. El director de un centro público es administrador y administrado. Es el jefe y representante de la administración. Desde la LOGSE, más del 40% de los directores han sido nombrados a dedo, porque no hay candidatos. No los hay porque no hay un perfil de función directiva. Este debería estar ensamblada en una carrera profesional. No hay un estatuto del profesorado, en el que podrían incluirse los distintos puestos de dirección, jefes de estudio. Sería más motivador.
¿Cómo podría motivarse para la dirección de centros escolares?
La dirección debería estar vinculada a los claustros para que sean proyectos estables. Un director no puede ser un paracaidista que llega a un centro en el que no tiene relación con los compañeros. No significa que el director deba ser elegido directamente por los claustros, sino que los claustros deben tener un papel preponderante en la elección. Antes de la LOGSE, el claustro proponía una terna y el que más votos tenía solía ser refrendado por el Consejo. No hemos sido capaces de definir un modelo de dirección. La LOGSE la hizo participativa, que está bien. En la LOMCE, siguió el criterio de dar más peso a la administración. La función directiva requiere liderazgo, pero también competencias, preparación, y vinculación al claustro. Si somos capaces de vincularlos al claustro, estarán vinculados a proyectos estables. La responsabilidad de un director en el ámbito público, no está bien retribuido. El director está 24 horas preocupado por su centro.
¿El director de un centro público tiene la formación suficiente para gestionar el centro?
La función docente requiere un planteamiento totalmente distinto. No podemos seguir formando a los profesores y equipos directivos con los criterios del siglo XX. Estamos en la era digital. La formación inicial hay que cambiarla. La revolución digital va por delante y hay que actualizarse permanentemente. Los equipos directivos también deben formarse. Existe un déficit en este sentido. Cuando hablamos de carrera profesional, requiere un cambio en la formación inicial y en la permanente, vinculada a la innovación. Hay que adaptarse permanentemente. Hay muchos buenos profesionales que se forman de manera voluntaria. Un director debe tener un gran conocimiento de aplicaciones digitales, por ejemplo. No vale formarse de forma autodidacta. La Administración deberían encargarse de ofertar esa formación y actualización por parte de las administraciones.
¿Habría que exigir un máster en dirección para dirigir un centro?
El futuro directivo de centro escolar debe reunir dos requisitos: la práctica docente durante unos años y una preparación específica adicional. Si viene a través de un máster, lo apoyaríamos. Es un binomio que se debe dar. Un recién graduado necesita pasar un tiempo en un centro para conocerlo y luego tener una cualificación específica.
¿Cómo valoran desde ANPE la formación de los directivos de centros?
Valoramos la formación muy positivamente. Llegamos a acuerdos con la administración, con universidades públicas y privadas para dar servicio a los profesores afiliados. Pero todo es con carácter voluntario. Lo único obligatorio que hay ahora es la formación de los sexenios. Un concepto retributivo, que se negoció con Rubalcaba. A la formación hay que darle una vuelta y vincularla a la práctica docente. La formación debe ir dirigida a las materias que se imparten, al proyecto del centro. Si hago un curso en algo en lo que no soy profesor, no debería tener el mismo peso que si lo hiciese en temas de la materia del profesor.
Convivencia escolar e imagen de los centros educativos
¿Cómo evoluciona la convivencia en los centros en los últimos años?
Hace 15 años vimos que había problemas de convivencia y lo abordamos desde la perspectiva del profesorado. Exigimos medidas para mejorarla. No había una normativa clara y dijimos que había que exigir un mayor respeto al docente. Planteamos que agredir a un profesor fuera igual que agredir a una autoridad pública. Había que crear un decreto de convivencia en los centros. Había prejuicios heredados de una situación social y político. Las normas regulan la convivencia. Hay que actualizar las normas, porque antes no había móviles y no existía el ciberacoso. Ahora nos vamos a centrar en el acoso al menor, sin alarmar ni dramatizar. Hay que hacerlo dentro un plan integral de convivencia, conociendo la realidad y con seriedad. Pedimos un plan de mejora de la convivencia, desde todos: la administración, desde los profesores, del alumnado, detectar los casos de acoso rápidamente, sin alarmismo. No puede ser que la realidad educativa vaya por detrás de la vida.
¿Cree que la sociedad española en general tiene una buena imagen del docente?
La profesión docente está bien valorada. Pero no hemos sido capaces de atraer a la docencia a los mejores profesionales. Para ello habría que cambiar la forma de reclutar al profesorado, en la formación inicial, y sistemas de habilitación docente. En los países nórdicos se habla de los sueldos de los docentes, pero a eso se llega cuando seleccionamos a los mejores profesores. Por eso hay que cambiar el enfoque: formar a los futuros profesores y seleccionar bien al profesorado, desarrollarle una carrera profesional motivadora, que le evalúe por su trabajo con reconocimiento, seguramente conseguiremos un mayor grado de implicación, pero no de forma voluntarista. Hay que profesionalizar a través de una carrera profesional. El docente llega a la profesión y se le abandona. Hay que dar y exigir.
Futuro y presente de la educación en España
¿Qué retos se afrontan en la educación?
Es la hora del profesorado. En las últimas legislaturas nos hemos centrado en cambios académicos, que son cambios de modelo sin cambiar la estructura del sistema. Hay que llegar a un acuerdo básico. El PSOE ha tenido un proyecto, pero para una legislatura muy corta. Ahora pueden pensar en un proyecto para varios años. Hay que ponerse de acuerdo en varias cuestiones como modelos de centro y contenidos, pero hay que tener en cuenta la situación del profesorado. Los profesores se reclutan igual que hace treinta años. Necesitamos un sistema más moderno, que valore la práctica docente, como es el caso de los interinos.
¿Qué etapa educativa requiere una cirugía más profunda?
Todas las etapas en educación son fundamentales. El abandono escolar se manifiesta en la Secundaria, pero puede venir lastrado desde otras etapas. Lo que no se ha entendido es que no hay coordinación docente entre las diferentes etapas educativas, sobre todo entre Primaria y Secundaria. Un chico no puede pasar de la Primaria a un IES sin que haya relación entre los centros. Es un error desarraigar a los niños de los municipios a los doce años, quizá el primer ciclo de la Secundaria debería darse en sus centros, por ejemplo, en los ámbitos rurales.
Es positivo que haya coordinación y continuidad. Muchos niños van bien en Primaria y se pierden en Secundaria. Sería bueno que hubiese una evaluación de diagnóstico. Nosotros lo propusimos y las autonomías se negaron. Su objetivo era que las familias tuvieran un conocimiento más directo de los chicos. La educación no es un compartimiento estanco. Debería haber más interrelación entre los ámbitos educativos.
¿Cómo ve la educación en diez años?
Estamos en un momento crucial. No quiero que la profesión se salve por la voluntad de los docentes. A la profesión hay que darle estabilidad y certidumbre. Lo que no puede ser es que no esté establecido el currículo, si habrá o no selectividad. Hay que dar estabilidad a cualquier proyecto. Hay un buen punto de partida con el artículo 27 de la Constitución. Hay que construir un proyecto para los próximos 20 años, sabiendo la dimensión de los cambios que habrá, que son trascendentes. El pacto de la educación debe ser en cuatro o cinco aspectos: la financiación, que no debe ser inferior a la de los países de nuestro entorno; el modelo de estructura del sistema educativo; el pacto de la vertebración que tiene que ver con la igualdad de oportunidades, no quiero vivir en un país en que unos tengan más derechos que otros en función del sitio en el que vivan; y conciliar libertad e igualdad. La libertad es esencial en igualdad de condiciones; se debe mantener sin que se rompa el equilibrio. Debe haber buenos colegios públicos para que haya libertad de elección; otra premisa es conciliar equidad y calidad.