
La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, ofreció este viernes el mayor de sus respaldos a la que muchos consideran la gran desconocida del ciclo formativo de la FP, el primer paso, la llamada FP Básica, que apenas matricula cada año al 7% del total de estudiantes de la rama de FP, pero que aspira a convertirse en trampolín para muchos estudiantes desmotivados o necesitados de una titulación profesionalizante que les permita acceder al mercado laboral.
Así lo expresó la titular de Educación en la apertura de una nueva edición del Congreso FP Básica ‘FPB en red’, que, convocado por la oenegé Fundación Empieza por Educar, acoge el salón de actos de CaixaForum en Madrid, con el apoyo de CaixaBank Dualiza.
“Ahora hablamos mucho de la FP”, admitió la ministra, sin embargo, reconoció, “cuando ponemos el foco en ella es mucho más amplio a la hora de hablar de la FP de grado medio o superior, pero menos de la básica”.
Las cifras no es que ayuden. Si bien, por segundo año consecutivo, esta modalidad ha superado el millón de estudiantes, en concreto el curso en marcha hasta un millón cien mil de estudiantes, en el conjunto solo suponen casi 79.000, un 7,2%, aproximadamente, del total de estudiantes de Formación Profesional en España.
“Estamos a tiempo de proporcionar a los jóvenes”, enfatizó la ministra, “una formación que les facilite una primera preparación profesional para un futuro empleo o que les permitan seguir en su tránsito educativo”.
Porque, como recordó Alegría, esta FP básica, además de enmarcarse en el periodo de educación obligatoria, permite reducir el abandono escolar.
No obstante, tampoco es eso lo que desea la ministra que sea la FP básica que solo evite ese abandono escolar, sino que se aspire a “generar una oportunidad valiosa y motivante y que, incluso, sea capaz de regenerar el afán de superación del estudiante y permita ese primer título profesionalizante o continuar en esa carrera formativa”, pues, apuntó la ministra, no hay que olvidar que a través de este ciclo se puede acceder y obtener el título de ESO, así como, al mismo tiempo, un título básico en cualquiera de las familias profesionales en las que el alumno se ha formado.