
Lo explica gráficamente el Grupo Socialista en una proposición no de ley: “Hasta hace pocas décadas, en España, la mayoría de niñas y niños, tanto en pueblos como en las grandes ciudades, tenían la posibilidad de desplazarse caminando a su centro educativo y de usar las calles para el juego, sin acompañamiento de personas adultas”.
Hoy esa circunstancia, que retrotrae a experiencias vividas por generaciones no muy lejanas, como la baby boom, no es posible en buena parte de las principales ciudades españolas, y es lo que se propone revertir con esta iniciativa de los socialistas que debatirá el Congreso esta semana.
Se trata de la Proposición no de Ley sobre la conversión de los centros escolares en áreas de fomento de la protección de la salud de la infancia, que aspira a liberar el entorno de los colegios de todo aquello que presuponga riesgo para los niños.
Así, entre las propuestas se plantea reservar en todos los recintos educativos, o en sus aledaños, un espacio seguro para el aparcamiento de bicicletas, patines y patinetes para incentivar la movilidad activa al centro, así como revegetar los patios escolares con arbolado y plantas que proporcionen sombra, frescor y color a estos espacios, mejoren la calidad del aire y amortigüen el ruido.
De igual modo, priorizar la proximidad al centro escolar como criterio básico del área escolar, en beneficio de la infancia y de toda la comunidad, revirtiendo la implantación de «zona única de escolarización» que, a juicio de los proponentes, tan negativamente influye en el incremento de desplazamientos motorizados diarios.
También limitar el aparcamiento y el tráfico en las calles del entorno y, muy especialmente, en las inmediaciones de las entradas a los centros, vigilar y hacer cumplir estrictamente la normativa vial a la entrada y salida de estudiantes para que el entorno escolar sea un espacio seguro y de convivencia y priorizar la movilidad peatonal y ciclista en el viario del entorno escolar, creando corredores de acceso libres de coches, fomentando la presencia de vegetación y agua, y promoviendo zonas estanciales, de encuentro y de juego en el espacio público.
En la actualidad, recuerdan el grupo parlamentario socialista, esta autonomía de movimientos para los escolares se ha visto drásticamente limitada por un modelo urbano donde se prioriza, entre otras cosas, la movilidad en vehículo privado, lo que ha generado toda una serie de efectos sobre la vida, las oportunidades de desarrollo y la salud de niños, en especial a la hora de ir a sus centros escolares.
La percepción de peligro de los padres, explican los proponentes, ha derivado en sobreprotección y continuo control adulto de la infancia, impidiendo el aprendizaje y dominio de numerosas aptitudes imprescindibles para el buen desarrollo físico y la maduración de destrezas psicológicas básicas: habilidades sociales, resolución de problemas, orientación espacial, percepción de eficacia, autocuidado, autoconfianza, etc.
De igual modo, las dificultades de los niños y adolescentes para caminar, correr y relacionarse con su entorno inmediato, así como para encontrarse y jugar libremente con iguales, se han vinculado, no solo con falta de autonomía, sino con “problemas crecientes de soledad y aislamiento, o con el incremento del estrés emocional e hiperactividad”.
Por si fuera poco, advierten que el sobrepeso infantil está íntimamente vinculado al sedentarismo y a la dificultad de los niños para realizar el ejercicio mínimo diario necesario, entre el que debería incluirse el desplazamiento activo a los centros escolares y la actividad física en el entorno del barrio.