Ramón Reig (catedrático en la Universidad de Sevilla): “El alumnado vive en un perenne carpe diem de evasión y ocio”

Ramón Reig es catedrático de Estructura de la Información en la Universidad de Sevilla, director de la revista académica Ámbitos y columnista en El Correo de Andalucía, entre otras muchas cosas. Su obra científica es tan amplia como extensa y fecunda carrera como periodista y profesor. Sus estudios sobre lo que está detrás de los medios en “La telaraña mediática. Cómo conocerla, cómo comprenderla”, “Los dueños del periodismo”, “El laberinto mundial de la información. Estructura mediática y poder” o su más reciente “Evolución, Historia y Comunicación en un mundo digital”, son una auténtica referencia académica en España e Iberoamérica. Pero, además de sus obras relacionadas con el sistema de medios y el periodismo, también ha investigado y publicado interesantes estudios y libros sobre el ámbito conocido como la Educomunicación que relaciona los medios con el mundo de la enseñanza, como “Educación para el mercado. Un análisis crítico de mensajes audiovisuales destinados a menores y a jóvenes”. De todo esto, de su visión sobre la universidad, de la relación entre docentes y estudiantes, y los retos del futuro en la educación nos habla en esta entrevista plagada de titulares.

En uno de sus últimos libros, “Evolución, Historia y Comunicación en un mundo digital”, afirma que “una universidad o centro de enseñanza que se define como de esta u otra tendencia no es libre y no se debe estudiar en él salvo para escapar de la realidad o preservar estatus y alimentos” ¿Existe algún centro libre de ideologías?
Oficialmente, las universidades públicas están libres de ideologías, otra cosa es cómo la política intenta copar los puestos más altos, por ejemplo, en Sevilla, tanto la Universidad de Sevilla como la Universidad Pablo de Olavide, ambas públicas, tienen una presencia evidente de profesores y altos cargos vinculados al PSOE, pero eso no significa que impidan la entrada a profesores de otras tendencias metodológicas o que dificulten demasiado la libertad de cátedra como sí me consta que sucede en universidades privadas. La obstrucción que observo en lo público procede de la ideología posmoderna que emana del citado partido y de otros llamados “progresistas” que por supuesto no se les puede llamar así desde una posición de rigurosidad académica. Es una obstrucción sibilina, pero ahí está. La que se llamó Ley Castells es un ejemplo.

En los últimos tiempos estamos asistiendo a ataques a profesores, libros, políticos… en varias universidades españolas por no encajar con determinadas ideologías. En otros países como EE.UU o Gran Bretaña se cancelan artículos científicos porque no coinciden con estas mismas corrientes ¿Cómo ve esta situación? ¿Qué está pasando?
Está pasando que estamos sufriendo la nueva dictadura de la posmodernidad, el neopuritanismo del siglo XXI. Es un grave atentado contra la libertad de expresión y de cátedra, una intensificación de la espiral del silencio incluso en universidades tan ancestrales como las británicas, en la universidad no hay nada incuestionable, todo conocimiento es libre, de lo contrario no podría avanzar la civilización, para que alguien llegue a intentar comprender el mundo al que ha llegado debe acceder libremente a todas las posturas ideológicas y metodológicas desde el librepensamiento. Quienes intentan detener este librepensamiento y actividad demuestran que nada tienen que ver con la ciencia y sí por ejemplo con la ortodoxia y el miedo a la libertad.

Lleva más de tres décadas como docente universitario, ¿cómo ve la evolución de los estudiantes en cuanto a preparación y madurez?
Cuando me hacen preguntas similares a ésta debo pensar bastante antes de responder para no caer en el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor, propio de mi edad biológica. Desde un punto de vista complejo, yo en estos momentos estoy experimentando cambios en mi corteza cerebral prefontal que me conducen al conservadurismo, al tiempo que sigo perdiendo testosterona y se acentúa mi tanatos o instinto de muerte, lo cual me puede llevar a no analizar los acontecimientos tal y como son. Por fortuna, el mismo cerebro y cuerpo que se está deteriorando me permite autoconocer ese deterioro y además ofrecerme una ventaja: la de la experiencia, que permite saber más y comparar épocas. A partir de este planteamiento, y contestando a su pregunta, habrá que interrogarse qué es la madurez. Creo que la madurez es hacerse cargo de la vida de uno, salir de la zona de confort, romper en lo posible el cordón umbilical, acepar responsabilidades, asumir autocríticas y tomar decisiones. Si acepto estas premisas, en el estudiantado de hoy observo un especial aumento de la huida de la madurez. Ahora bien, “qué buen vasallo, si hubiera buen señor”. Los señores son los padres y los planes de estudios de los gobiernos. En España –y que se excluya de esta afirmación quien desee- no hay ni buenos señores entre los padres ni entre los gobiernos. Los estudiantes de hoy pueden manejar mucha información, pero carecen en gran medida de conocimiento. Pueden utilizar un gran puzle y sin embargo no saber lo que significan sus piezas porque no las han ordenado, es un mundo apasionante que puede que se encamine a un hacer-hacer dejando a un lado las necesidades vamos a llamarles espirituales de los seres humanos: el hacer-pensar-hacer. Los jóvenes no tienen la culpa total de esta situación sino sus educadores. Si en el futuro sienten el vacío interior que se está sembrando tendrán que arreglar la situación o adaptarse a la sociedad ciber del posthumanismo. No pasa nada, es otra etapa de una especie animal que veremos a ver dónde desemboca.

¿Si fuera ministro de Universidades que sería la primera medida que tomaría?
Estudiaría a fondo todo el montaje burocrático y lo reduciría al mínimo para que las universidades españolas subieran en los rankings internacionales al librar a los profesores e investigadores de una cruz demasiado pesada desde hace siglos y de esta forma que pudieran trabajar mejor aunque sea con ese raquítico porcentaje dedicado a la investigación en España que no llega ni al 1% del PIB. Si encima que seguimos con el eslogan “que inventen ellos” atosigamos a los pocos que inventan en España con la burocracia, apaga y vámonos. Hace falta reestructurar y aumentar el Personal de Administración Servicios (PAS) a favor de la comunidad científica que está ahí para dar clases e investigar para la sociedad en general y las empresas en particular. Es intolerable que circule por las universidades españolas, entre el Personal Docente e Investigador (PDI) que ellos son unos “PAPAS” (Personal de Apoyo al PAS).

Usted ha investigado y publicado en torno a lo que se conoce como educomunicación, área de conocimiento que relaciona comunicación y educación, ¿cree que en los centros educativos se fomenta un consumo responsable de los medios y por tanto el pensamiento crítico?
Bueno, sí, explicamos lo que es un consumo responsable de los medios y qué es el pensamiento crítico. Hay asignaturas para ello. Pero en los centros educativos se están unas pocas horas y en la vida cotidiana, fuera de esos centros, bastante más. Lo que decimos en los centros educativos puede ser de utilidad pero sólo para una ínfima minoría de alumnos que además deben ser educados por la familia antes, durante y después de estar en esos centros. Estamos rodeados de mensajes que persuaden, muchos de ellos invitan a la comodidad, a introducir en las mentes del alumnado que el esfuerzo no es tan importante como parece, que es necesario ser bastante más que seres humanos, que si compras esto o lo otro serás más poderoso (power to you dice algún eslogan). Para padres conscientes y educadores competentes y sensibles, es muy difícil luchar contra todo un mundo infoxicativo, pero así es el mercado, por ahora, eso es lo que parece que nos gusta, salvo a una minoría que debe unirse y organizarse para no ser devorada por una masa que parece que no quiere saber de dónde viene, adónde va ni qué hace aquí. Y que por eso choca después con una realidad que va a afectarle emocionalmente porque tampoco le han enseñado eso que llaman resiliencia, echando mano de un concepto psicológico.

¿Qué se podría/debería hacer desde la escuela para fomentar ese consumo responsable?
No huir de la realidad que están viviendo los niños. Deben asumirla padres y educadores. Los niños están en un mundo virtual que les puede hacer daño y tal vez se encuentren demasiado solos para afrontarlo. El mundo mediático virtual y digital es magnífico para aprender y enseñar. Pero también puede ser una pistola cargada. Hay que enseñar al que está creciendo mental y psíquicamente a enfrentarse a la máquina para que en el futuro la máquina sea una herramienta y no un tirano que someta voluntades. De nuevo aquí se necesita esfuerzo: de padres y sobre todo profesores en las tecnologías que los menores manejan, que los menores puedan decir cuando quieran ofrecerles productos nocivos alimenticios o mensajísticos en general: “eso ya nos lo han enseñado nuestros educadores y los hemos analizado y superado”. Mire, la Historia no se repite, todo lo que sucede ahora es nuevo, nunca el humano tuvo tantas herramientas comunicacionales en su mano. Eso les exige a los educadores un enorme esfuerzo de reciclaje para formar desde que el humano es niño. Hay que aprender el mundo mediático en el que los menores se mueven y reconducirlo hacia el humanismo, la solidaridad, la espiritualidad. No hay que prohibir nada porque eso hoy no sirve para nada, por eso es necesario que profesores y padres añadan a los libros las herramientas digitales que utilizan los menores, estar al lado de ellos como cuando los enseñamos a montar en bici o a nadar.

Siempre se ha dicho que los tres objetivos de los medios de comunicación son informar, formar y entretener ¿Cree que la formación ocupa un papel importante hoy en día en los medios?
La formación exige construir un pensamiento sincrónico, es decir, estructurado, profundo. Desde que yo empecé a dar clases en la universidad, en los años 90, hasta ahora, el nivel de pensamiento sincrónico ha bajado. Me refiero a la capacidad que tiene el cerebro para comprender un acontecimiento mediante el análisis de numerosos elementos, saber por ejemplo que entre los medios y la socioeconomía hay una estrecha relación o que la historia de los seres humanos tiene un sentido que nos permite entender lo que está ocurriendo ahora y lo que puede suceder en el futuro. Todo esto es formación. Mis alumnos de periodismo del último año del grado poseen un enorme déficit de capacidad para interrelacionar elementos, eso quiere decir que en otras fases de la enseñanza no han sido debidamente educados. ¿Por qué? Porque estamos sacrificando desde hace años las materias que más contribuyen a la formación y acaso porque no las enseñamos todo lo bien que debiéramos. Y porque el alumnado vive en un perenne carpe diem de evasión y ocio.

¿Qué opinión le merecen las redes sociales y el consumo que de ellas hacen los jóvenes? ¿Están sustituyendo a escuelas y medios como referentes formativos?
Las redes sociales son las herramientas que permiten al ser humano sentirse protagonista y acercarse a esa mentalidad de fama y, a veces, dinero, presente en la sociedad como metas relevantes a lograr. Estimulan el egoísmo innato al humano, la pose, el postureo, como se dice ahora. Uno puede sentir que ha tenido unos minutos de gloria con facilidad, sin esfuerzo. Pero estamos en lo mismo que antes, las redes –que también poseen grandes ventajas- te pueden sumergir en un mundo virtual que después provoca un topetazo con el real. Y es que para enfrentarse a una máquina que te permite el acceso a redes hay que estar preparado cognitivamente, saber lo que es eso, de lo contrario serás esclavo del ciber. Tenemos que la mayoría de los usuarios las utilizan para superficialidades. Muy bien, perfecto, todos necesitamos evadirnos. Pero, oiga, dediquemos un tiempo del día a formarnos porque tenemos la responsabilidad de desarrollarnos nosotros, desarrollar un país, no se puede estar en el recreo por sistema y convertir a las redes sociales en nuestro pan y circo. De todas maneras, da igual lo que diga porque eso va a seguir así, yo hablo para una minoría, lo digo en clase y lo digo aquí. Y son las minorías las que conducen el mundo. Los profesores tenemos un gran reto: luchar contra las redes sociales. No para suprimirlas sino para contrarrestar sus mensajes y la forma de usarlas. No se puede uno informar exclusivamente por las redes sociales, eso es picotear de un sitio y de otro y al final no enterarse de nada. Hay que acudir a una revista de prensa, a fuentes documentales fiables, que las hay. En la Red y en las redes hay ruido, pero no datos sistematizados, el big data no sirve de nada sin el smart data.

Por último, concluimos con un clásico en estas entrevistas ¿cómo debería ser el mejor centro educativo del mundo?
El mejor centro educativo será el que apueste por algo que casi nadie en el mundo apuesta a pesar de todo lo que ha insistido el que tenemos por padre del pensamiento complejo: Edgar Morin. Hay que enseñar sin olvidar la transdisciplinariedad, lo cual no significa dejar a un lado la especialidad. Lo que no puede ser es que se siga colocando un muro inexpugnable entre ciencias y letras y que un estudiante de Humanidades o Ciencias Sociales no se entienda con otro de Ciencias Experimentales porque no tengan ni idea de lo más básico que unos y otros estudian. Así no se puede comprender el mundo y además la sociedad se fragmenta mucho. El mundo de los sabios ignorantes debe acabarse y tender hacia el Humanismo, sin que ello evite que cada cual haga más hincapié en un aspecto del saber que en otro. En toda esta dinámica debe existir una estrecha colaboración e intercambio de ideas entre los senior y los jóvenes, la jerarquía es necesaria, no todos somos iguales, somos semejantes, iguales en derechos, pero después hay que saber y respetar al que más lo merezca. Es complicado logar esto último teniendo en cuenta cómo son los seres humanos, pero hay que tenerlo presente. Precisamente, uno de los objetivos de mi libro Evolución, Historia y Comunicación en un mundo digital, que usted ha citado al principio, busca una enseñanza ideal para un centro ideal. Claro que, por supuesto, el libro está sometido a crítica libre y abierta.

 

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