
La semana pasada concluíamos este artículo con la presentación de la siguiente figura que representa la conceptualización de nuestra propuesta pedagógica como la base sobre la que debía pivotar el cambio educativo en nuestro país. Soy, para que no quede ninguna duda, de los que piensan que el cambio se debe producir desde el aula. Ahondando en este sentido hay que señalar que ya se está produciendo desde algunas de esas aulas y que casi lo que pedimos es que no lo impidan o dificulten. Pues bien, esta figura que nos sirvió para ilustrar cómo se desarrollar nuestra propuesta educativa y para enunciarlos, nos debe permitir ahora recordar esos conceptos y profundizar en ellos . Así, desde la neurodidáctica como marco general se soporta una serie de estrategias y propuestas metodológicas y se deben articular las diferentes metodologías y las distintas competencias sobre las que trabajar y que va a necesitar Claudia en el futuro. Tenemos así identificados los distintos niveles de nuestra propuesta de modelo pedagógico:
1. Neurodidáctica como marco conceptual que marca la forma adecuada de aprendizaje.
2. El desarrollo emocional, social y físico de la persona.
3. Propuesta metodológica, que deben ser las palancas que accionen el aprendizaje.
4. El objeto de aprendizaje sobre el contenido: las competencias y contenidos. Pero, ¿cuáles y por qué?
5. Los contextos en los que se va a desarrollar ese aprendizaje: offline y online.
6. Un entorno, ambiental y natural, en el que van a convivir los alumnos.
7. Y un modelo de evaluación que se adecue a esta propuesta, y permita analizar y trabajar individualmente el progreso de cada alumno.
Nos vamos a centrar en este artículo, ya que en el anterior fue de carácter introductorio, en los aspectos relacionados con el desarrollo emocional, físico y social y en las competencias que deberá adquirir Claudia.
¿Por qué va a cobrar una importancia trascendental el desarrollo emocional, social y físico de las personas? Múltiples estudios señalan que las enfermedades psíquicas derivadas de la soledad, la baja autoestima, la ansiedad provocada por presión laboral y un futuro cada vez más incierto, se van a convertir en una de las lacras médicas y económicas del futuro. El conocimiento de uno mismo; sentar las bases de un sólido desarrollo emocional que nos enseñe y permita, desde niños, a gestionar correcta y productivamente nuestras emociones, junto a un sólido sentido ético de nuestra posición como Ser en sociedad, será fundamental para minimizar ese presumible problema médico de futuro.
Ahondando en lo anterior, otro de los problemas provocado por un incremento intenso de la inclusión tecnológica en nuestra sociedad y en nuestros jóvenes y que provoca un aumento del sedentarismo y con ello de la obesidad, son las enfermedades cardiológicas. Es por ello que entendemos que en el eje de nuestra propuesta pedagógica deben situarse el trabajo desde el punto de vista psíquico, emocional y físico de nuestros alumnos. Nada nuevo si recordamos el famoso “Mens sana, in corpore sano” esgrimido por los romanos. Pero entonces, si esto ya viene desde siglos atrás, ¿por qué se le ha prestado tan poca atención en nuestro sistema educativo?. Cuestión a resolver y sobre la que deberíamos fijarnos en cómo se ha hecho en otros sistemas educativos, como los anglosajones.
¿Por qué hemos de hablar de competencias educativas para el futuro? ¿Por qué los expertos vienen insistiendo en las 4C’s de competencias educativas? ¿qué cambio supone eso respecto del sistema actual? ¿qué implicaciones conlleva?
En un futuro como el que va a tener que afrontar Claudia, en el que el contenido existente de todo aquello que quiera conocer o necesite manejar va a estar a su disposición “a golpe de click”, ella no va a necesitar hacer acopio de dicho contenido (ojo, eso no implica que sí deba trabajar sobre él, incluso que deba memorizar parte de ese contenido, pero más con un sentido de ejercicio mental que por la necesidad en sí misma de dicho contenido). Ella va a necesidad usar el contenido, discriminarlo, investigarlo, incluso, a partir del existente, crear nuevo contenido, pero no acumularlo. Teniendo esto en consideración, deberá ser capaz de discriminar el contenido que precisará para su trabajo o su vida personal. Deberá ser capaz de identificar fake-news que intentan manipular su criterio o de mezclar información de diferentes fuentes para crear su propia opinión sobre un tema concreto. Necesitará, en definitiva, estar dotada de un intenso pensamiento crítico que le faculte para eso.
Ella necesitará contar con un pensamiento creativo que le permita expresar una de las esencias fundamentales del ser humano, la artística, sea cual sea su expresión. Pero también esa creatividad necesitará aplicarla a la resolución de problemas económicos, sociales o matemáticos. No olvidemos que, a día de hoy, una de las características en las que el hombre es superior a la IA o a procesos informáticos es por su capacidad de resolución de problemas en los que falta alguna variable. Y lo es porque la mente humana, gracias a su creatividad, es capaz de desarrollar procesos complejos de pensamiento (no lineales) en los que puede imaginar variables inexistentes.
Claudia necesitará desarrollar adecuadamente sus competencias de comunicación. Otras de las cuestiones en los que la máquina, en estos momentos, no puede superar al ser humano, es en su capacidad de comunicación inteligente. Una máquina puede llegar a atender y responder de forma básica a una interacción comercial simple con humanos, pero no puede desarrollar un argumentario complejo y natural. Por otro lado, de cara a un futuro profesional o académico, la capacidad de exponer ideas, rebatirlas, reformarlas o replantearlas, va a ser una necesidad insoslayable para Claudia, y es necesario que se ponga en valor y se trabaje de forma adecuada esta competencia. De nuevo deberíamos aprender de otros sistemas educativos.
Otro de los aspectos fundamentales que debe considerar esa propuesta pedagógica es dotar a Claudia de capacidad para trabajar en equipo, para cooperar y desarrollar actividades y productos de forma conjunta con otros compañeros. Esa capacidad de aglutinar “saberes o competencias diversas” va a ser algo necesario en su futuro académico y profesional. Sumar al equipo porque se sabe trabajar en equipo y con el equipo es, no solo una cualidad inherente al ser humanos: el Ser en sociedad, sino una competencia altamente valorada por empresas y organizaciones.
Finalmente esta niña va a tener que ser educada en desarrollar su capacidad de investigar. Muy asociada a competencias como el pensamiento crítico o creativo, sin embargo el proceso de investigación desarrolla actitudes diferentes y genera resultados distintos, si bien se nutre en buena medida de los dos mencionados.
El ser humano debe reformularse para enfrentar una época en las que el crecimiento y desarrollo tecnológico y de robotización va a ser imparable y, para ello, debe incidir precisamente en aquellos aspectos en los que no va a poder ser sustituido. Los trabajos sencillos, con procesos sencillos van a ser copados por procesos tecnológicos y/o robotizados, sencillamente porque van a ser más baratos y más certeros (eficiencia) que la mano de obra humana. Ya no solo no es difícil imaginarse coches autónomos, sino que solo cabe preguntarse cuándo eso va a ser una dinámica habitual en nuestras carreteras. En estos momentos de confinamiento y desconfinamiento hemos visto hasta brazos robotizados que servirán cañas en los bares del futuro (me refiero al mes de julio).
Nuestros niños y niñas deben ser preparados para trabajos que aporten valor añadido y que no sean fácilmente sustituibles por procesos tecnológicos y/o robotizados. Vamos a educarlos para trabajos que ni existen en la actualidad, por lo tanto tenemos que huir del “síndrome del aprendiz” y centrarnos en la ambiciosa tarea de crear personas capaces de decidir y definir su destino en base a: una gran creatividad, pensamiento crítico, capacidad de investigación, trabajo en equipo y la posibilidad de comunicar todos sus logros y de comunicarse con los demás de forma óptima.
#pactoporlaeducaciónYA!
Jaime García Crespo, CEO de Educación y Sistemas