
Sandra Gómez y Víctor Ryan dirigen Royal School of Music, un centro de formación musical e instrumental a domicilio en la costa malagueña. Víctor Ryan terminó su formación musical en Alemania, donde trabajó varios años; y Sandra Gómez también trabajó en Alemania como empresaria. De vuelta a España descubrieron la necesidad de muchas personas, niños y adultos, de recibir clases musicales a domicilio, por la falta de tiempo para desplazarse. Así nació Royal School of Music. Su método es totalmente personalizado, ofrecen clases de música en otros idiomas y preparan para certificados europeos como el Trinity College, concursos nacionales e internacionales y recitales en auditorios y colegios.
¿Qué aporta la música al desarrollo de la persona?
(Víctor Ryan) Tiene muchos beneficios, tanto en lo personal como en el ámbito cognitivo. Por ejemplo, mejora el lenguaje de los niños. Nuestra experiencia nos muestra que aporta ilusión, alegría y confianza a los que aprenden a interpretar la música. Por ejemplo, en los conciertos que organizamos, ellos deben tocar una pieza delante de un público y eso les da mucha confianza. Aporta disciplina, porque otras materias quizá se puedan estudiar en unos pocos días antes de un examen, pero aprender un instrumento requiere un esfuerzo diario. Cuando se llega a la meta, se está orgulloso y lleno de satisfacción.
¿Cuál es la metodología para enseñar a tocar un instrumento?
(Víctor Ryan) Utilizamos libros y partituras de compositores de estilos y épocas diferentes. Lo primero es aprender los conocimientos musicales básicos y unirlo con el lenguaje musical, para llevarlo a la práctica. Nuestra enseñanza está personalizada. El alumno aprende el lenguaje musical y luego piezas clásicas, que se compaginan con estilos modernos o con bandas sonoras. Al final de la sesión se utiliza una aplicación para las tablets que es muy lúdica y permite comprobar la coordinación y destreza. Al final de su utilización, ofrece una puntuación. Ayuda a la lectura de las notas y el profesor le da una explicación de lo que va haciendo y esto le ayuda a mejorar.
¿Cómo se les ocurrió esta idea?
(Sandra Gómez) Fuimos a Alemania cuando estábamos estudiando. Yo estudié Empresariales y estuve trabajando tres años. Y Víctor terminó su carrera de conservatorio y estuvo trabajando en varias escuelas. Queríamos volver a España y vimos que había una necesidad. Los padres no tenían tiempo para llevar a sus hijos a la escuela de música. Así que pensamos en ofrecer este servicio de clases a domicilio. Éramos un equipo muy bien complementado: yo con mis conocimientos empresariales y Víctor con los musicales. La ventaja que ofrecemos es la comodidad. El profesor va a la casa del alumno. No pierden nada de tiempo en desplazamientos al conservatorio y en las esperas de los padres mientras los niños están en la clase.
¿Cuántos trabajan en la academia?
(Víctor Ryan) Ahora mismo hay cuatro profesores. Todos somos titulados. Es un servicio a domicilio y crecemos en función de la demanda. Además, los profesores tenemos conocimientos de otros idiomas, como inglés, alemán o francés, por lo que podemos impartir las clases a personas de esos países en su idioma si se sienten más cómodos. Nos permite dar la formación personalizada y organizar dos conciertos anuales, al igual que se hace en los conservatorios.
¿Qué tipo de alumnos tienen?
(Víctor Ryan) Desde los 5 años hasta los 60. Hay algunos niños que han animado a sus padres a tocar un instrumento. Al ver nuestro seguimiento tan riguroso con los más jóvenes, los mayores se han animado a recibir ellos una clase. Se consigue un ambiente muy familiar, en el que a veces los profesores pasamos mucho tiempo con los alumnos. Es una formación que relaciona mucho a la familia con el profesor.
¿Cómo es la colaboración con colegios y centros escolares?
(Sandra Gómez) Hay dos líneas de trabajo. En algunos colegios damos formación musical y aquellos alumnos que dentro de una clase tienen actitudes sobresalientes están unos 25 minutos con un profesor en concreto. También lo vamos a desarrollar en un centro infantil. La otra opción es dar una formación más lúdica a un grupo pequeño, para que se diviertan adaptando obras para piano, guitarra, canto. Es una actividad que tiene una gran tirón entre los estudiantes.
¿Pueden realizar otras ofertas formativas?
(Víctor Ryan) Sí, por ejemplo, si alguien nos pidiese musicoterapia para niños con autismo, por ejemplo, podemos hacerlo. Podemos atender a chicos con necesidades educativas especiales. La música es nuestra vida y adaptamos nuestro conocimientos para que cada persona disfrute con la música.
¿Ofrecen algún título?
(Sandra Gómez) Sí, ayudamos a preparar los exámenes del Trinity College. Es un título con reconocimiento europeo, que puede servir para impartir clases de música a un profesor en un colegio; si un alumno acude a otro país con este título se lo van a reconocer. Procuramos no tener ninguna desventaja frente a otros centros y aportar la comodidad de acudir a la casa y dar una formación personalizada.
¿A los mayores qué podemos decirles para animarles a aprender un instrumento?
(Víctor Ryan) Es verdad que algunos padres no dan el salto por miedo. Otros, poco a poco, se dan cuenta de lo que han aprendido los hijos y se animan. Nadie puede decir que es mayor para aprender a tocar un instrumento. Los adultos también tienen la capacidad de conseguir las destrezas musicales. No van a tardar más que sus hijos en aprender una pieza musical; y hacerlo juntos les ayudará como familia.