
La Formación Profesional parece que está de moda. Nueva Ley de FP que debería ser aprobado en breve en el Senado, la FP Dual, cada vez más la rutilante estrella del firmamento educativo, el anuncio del pasado viernes por parte de la ministra de Educación Pilar Alegría de la creación de una nueva red de 50 centros de excelencia de FP con fondos, cuantiosos – un millón de euros por centro – del Plan de Recuperación… Se habla y mucho, de la Formación Profesional. Así que hemos querido acudir a un experto, Santiago García, secretario general de CECE. 30 años de experiencia con la FP, 27 de profesor, 16 como director de un centro, y su trabajo en Europa le avalan.
¿Qué valoración hace CECE de la nueva ley de Formación Profesional?
Nuestra valoración es positiva. Creemos que es una ley necesaria para modernizar el sistema de formación profesional, para adecuarlo también a las directrices europeas sobre el tema y acercarnos más a los a los países de nuestro entorno. Me parece una ley muy ambiciosa que va a requerir un desarrollo normativo del que habrá que estar atentos a ver cómo es. Una ley simplemente por el hecho de aparecer en el BOE no tiene una implantación directa. Lo digo en el sentido de que esta ley en concreto, va a suponer un cambio de mentalidad bastante importante en todos los actores del ámbito de la formación profesional, principalmente, desde mi punto de vista, de las empresas. Porque uno de los objetivos más ambiciosos de esta ley es que toda la FP tenga carácter dual profesional y eso no va a ser nada fácil de conseguir.
Y simplemente un pequeño apunte. En el trámite parlamentario se han introducido una serie de enmiendas que hablan sobre la prioridad del sistema público e intentar garantizar una oferta pública suficiente. Ha sido por la influencia de los socios de gobierno, con esa tendencia a priorizar todo lo público. Es un riesgo, un riesgo que a mí me parece que es un riesgo, aunque más remoto que en otras etapas educativas, sobre todo porque es muy difícil a día de hoy que se pueda cubrir la demanda de formación profesional solo con plazas públicas. Vamos a ver. Yo creo que todos los actores son necesarios y los centros privados hacen una gran labor y en cualquier caso los que podrían tener mayor peligro serían aquellas comunidades autónomas donde hay centros concertados. Pero hay que esperar más adelante. Nos preocupa, vamos a dejarlo en que nos preocupa. Pero en nuestras conversaciones con el Ministerio nos han transmitido tranquilidad en el sentido de que eso no va a ser así.
La ministra anunciaba que el gobierno va a invertir 50 millones del Plan de Recuperación para crear una red de 50 centros de excelencia de FP. ¿Cómo recibe CECE este anuncio?
No hay muchos más datos que ese anuncio, hay que esperar. Sobre la creación de centros de excelencia profesional, diré que yo participé en la iniciativa europea sobre este tema. Estuve unos años colaborando con la Comisión Europea en temas de formación profesional y una de las iniciativas que diseñamos a nivel europeo, fue, precisamente, las redes de centros de excelencia de FP. Con lo cual yo no puedo más que estar a favor de ellos, porque me parece que es algo que ayuda a visibilizar el éxito de la Formación Profesional. Además, estas redes también se hacen en colaboración con empresas para desarrollar proyectos de innovación, y a mí, cómo iniciativa, me parece fabulosa. Se habla de una nueva convocatoria. Vamos a ver porque hasta ahora lo que se han convocado son proyectos de innovación, en los que colaboran Centro de Formación Profesional de varias comunidades autónomas con empresas.
Ahora se habla de esta red, que la ley también recoge. A mí me parece bien. Yo lo que espero es que haya públicos, privados, de todos los tipos. Esperemos a conocer los detalles, pero espero que sea una convocatoria abierta a todos los centros que están en el sistema nacional. Tiene que estar abierto a centros de excelencia, que la titularidad no sea el factor determinante porque hay muchos centros que no son de titularidad pública que hacen una labor excelente.
Volviendo a la ley de FP. ¿Le parece que sería importante si finalmente el PP no vota en contra de su aprobación en el Senado, o eso le da igual?
Creo que no es mi tarea entrar en consideraciones políticas o en las motivaciones de los partidos para votar a favor o en contra de una ley. Sí que es cierto que en la primera votación en la Comisión de Educación y Formación Profesional, el PP se abstuvo y no hubo ningún voto en contra. Luego por los motivos que sean, decidió en el Pleno votar en contra. No hubo cambio de la ley de un momento a otro, es decir, el texto sobre el que se abstuvieron en la Comisión es el mismo texto que luego votaron en contra en el pleno. Desconozco que motivaciones, que desde luego son legítimas, les llevaron a ese cambio entre un punto y otro. Lo que está claro es que no son motivaciones relacionadas con nosotros.
A mí me gustaría que la ley salga con el máximo apoyo posible porque creo que es una ley buena, es una ley ambiciosa, complicada de desarrollar, como he dicho antes, y que va a necesitar de mucho esfuerzo por parte de todos para que cale ese cambio de mentalidad que comentaba anteriormente. Pero desde mi punto de vista es una ley que se puede apoyar. O por lo menos, como hicieron en su momento, no votar en contra.
Antes nos decía que el problema con esta nueva ley puede estar en las empresas. ¿Qué problemas anticipa?
Hay que ser conscientes de cómo es el tejido productivo en nuestro país y de la mentalidad de las empresas. Claro, pasar de una situación actual en la que los alumnos iban a hacer prácticas en las empresas a una situación en la que las empresas pasan a tener responsabilidad, no ya en las prácticas, sino en impartir parte de la formación, en que se tienen que hacer cargo de parte del currículo. Es un cambio importante.
Y luego hay otra cosa. En la ley, se diseñan dos tipos de formación profesional, a dos velocidades, podríamos decir, la que se llama la general y la intensiva. La formación intensiva tiene que ser con un contrato de trabajo que además en la reforma laboral también se está definiendo. Ese contrato puede suponer unas circunstancias que habrá que ver si las empresas lo asumen. Se tiene que desarrollar más, pero en el contrato de formación en alternancia, que recoge la reforma laboral que está pendiente de convalidación en el Congreso de los Diputados, hace referencia a pagar el salario mínimo interprofesional, porque en España no puede ser de otra manera por ley. En otros países hay un salario mínimo menor para los aprendices.
Al final, aunque hay un período transitorio bastante amplio hasta 2028, se pretende que todo sea con contrato y no solo como ahora, donde algunas comunidades tienen contrato y otras beca. Todo esto va a requerir un esfuerzo por parte de las empresas y habrá que ver si todas están en condiciones de poder hacerlo. Esa es la parte que hay que medir bien. Habrá que pensar en incentivos para las empresas y hay que hacer una gran labor de información y comunicación, para explicarles el beneficio del modelo y porqué deben participar en él.
La Formación Profesional parece que por fin está de moda, pero a veces parece también como si ahora fuera a ser la solución a los problemas educativos, de fracaso escolar, laborales, de paro de los jóvenes. ¿No se está poniendo demasiado peso sobre los hombros de la FP de repente?
Evidentemente tenemos una FP que puede mejorar, pero teníamos una FP que ya tenía una inserción laboral muy buena. Es cierto que la FP dual la mejora en un cierto porcentaje, pero ya era muy buena, aunque tenía mejoras posibles. Evidentemente tiene que hacer una adaptación a los campos tecnológicos, que se está haciendo.
¿Ahora está de moda? Sí, las dos vertientes de la FP que son complementarias. Por una parte, sobre todo en la formación profesional básica, no hay que perder de vista que la FP a ese nivel tiene un papel importante para recoger alumnos que han salido del sistema educativo o que buscan otro itinerario u otro tipo de formación que no va tanto por la vía académica.
Y es verdad que en España tenemos una distribución de la cualificación de la población activa, que no se corresponde con lo que debería ser en función de los empleos que hay. No vamos a decir que hay muchos universitarios, no. El problema es que hay muy poca cualificación intermedia y mucha gente que no tiene cualificación reconocida. Entonces ahí es donde tenemos que poner el foco.
Yo no voy a entrar en la dicotomía Universidad-Formación Profesional porque tan valida es una como la otra. Lo que sí es cierto es que la Formación Profesional tiene que cubrir esas necesidades de cualificación intermedia. Todos los estudios internacionales, los de la Comisión Europea, dicen que en los empleos del futuro vamos a necesitar sobre todo gente con esa calificación y que nuestro sistema, ahora mismo, no los tiene por la falta de cualificación de nuestra población en edad laboral. Entonces ahí sí que tiene que jugar un papel.
Una de las cosas que se dice es que la FP tiene que ser un instrumento en la lucha contra el paro juvenil. Estoy completamente de acuerdo desde el punto de vista de cualificar a personas en las necesidades del mercado laboral. Pero no es el único instrumento. Es decir, aquí tenemos un problema de paro estructural, por la propia estructura de nuestro mercado de trabajo, por la legislación, por muchas cosas, que eso no lo va a resolver per se la Formación Profesional.
Vamos a buscar que logre cualificar a las personas para las necesidades del mercado de trabajo, que por lo tanto tengan más fácil el acceso al empleo. Pero para eso tiene que haber empleo, y para eso tienes que haber otras cosas que ya dependen de la estructura de nuestro mercado laboral y que no las resuelve solamente el hecho de tener una buena Formación Profesional. O sea, ¿es una parte de la solución? por supuesto. ¿Es toda la solución? No.