Simples integrales

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En este país no cabe un simple más.

Supongo que están ustedes al tanto de la polémica que se ha desatado a cuenta de la extraordinaria dificultad que ha tenido la prueba de Matemáticas II de la EVAU en la Comunidad de Madrid. En Madrid es que somos así. Nos viene de lejos. Ya en el siglo XIX los chulapos y chulapas de Lavapiés presumían de hacer ochos en el chotis. Ahora a eso se le llama “sujétame el cubata”. Y bien parece que ese grupo de cráneos privilegiados, esa “crema de la intelectualidá”, esas luminarias del saber decidieron las preguntas del examen de la EVAU tras una opípara y bien regada comida. Acaso en Botín o en La Dolores. Quién sabe.

Perdonen que me haya ido por la tangente, pero como ya mencioné en artículos pasados, en esto no me mueve el espíritu paterno filial, pero sí creo que no es lícito jugar con el futuro de un alumnado que aspira a entrar en una carrera o en una facultad u otra.

Llegados a este punto es necesario que analicemos también una segunda derivada que tiene que ver con el hecho de que este alumnado puede optar por continuar sus estudios universitarios en una universidad de otra región de nuestro país, de tal manera que sus aspiraciones pueden quedar truncadas debido a este examen y su calificación. No hablo ya de lo que realmente sería conveniente, que es que todos los alumnos españoles tuvieran igualdad de oportunidades a través de la realización de un examen común y unificado, y unas correcciones similares o, en su defecto (en esta fórmula creo más) que desapareciera la EVAU y se pudieran articular nuevas fórmulas de evaluación e ingreso en la universidad. Mientras tanto y siendo esto lo que tenemos, no queda más que felicitar a este grupo de genios de la lámpara que han provocado que a un grupo de alumnos se les reste oportunidades. Como además no hay dos sin tres, a lo anterior se debe sumar el hecho de que esta medida, pensando solo en la Comunidad de Madrid y su población escolar, a quien realmente ha beneficiado es al alumnado que se encuentra escolarizado en centros extranjeros o que tienen incorporado el programa Diploma del Bachillerato Internacional, ya que los primeros se presentan a través de la UNED a la selectividad y con unos criterios de corrección mucho más laxos y los segundos tienen una conversión de resultados muy favorable, y si quieren subir sus notas, también a través de la UNED. Se multiplica, por tanto, el daño irreparable que estos mendrugos han hecho a muchos alumnos. Pero supongo que están tan contentos. No se llega a catedrático o catedrática de matemáticas sin esfuerzo ni sufrimiento…ni sin crearlo. Estadísticamente debe haber un tanto por ciento relativamente bajo de iletrados, irrespetuosos e insensibles dedicados a la matemática, y a los pobres alumnos de LOMCE de la Comunidad de Madrid, les han tocado todos. En la vida cada uno hace su función, y a ellos les ha tocado hacer esta que no sé muy bien cómo denominarla. Que se le va a hacer.

Supongo que esta posición de habas contadas no tiene vuelta atrás. Lamentablemente no veo cómo se puede llegar a solucionar un problema como este. Las lágrimas vertidas por el alumnado madrileño son infinitas, pero deshacer un entuerto de estas características no se presenta como tarea fácil.

Vamos a tener que cambiar el dicho ese de que se tiene más peligro que un mono con dos pistolas, por el de un grupo de catedráticos poniendo un examen de EVAU en Madrid tras una pantagruélica comida.

Y así nos va.

Jaime García Crespo, CEO de Educación y Sistemas

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