¡Todos a una! Creación de equipos de trabajo de alto rendimiento

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Ayer concluimos las XI Jornadas de Formación e Innovación educativa de nuestro grupo. En ellas se trabajó el rediseño de espacios educativos a través de una serie de propuestas que cada centro articulaba para sí mismo. En este curso las jornadas se dividieron en dos momentos -febrero y ayer mismo-, dedicándose las sesiones iniciales para refrescar los principios de Design Thinking, como metodología elegida en nuestro grupo para abordar rediseño, y con la exposición de enfoques prácticos de dicha materia. No voy a tratar aquí el tema de rediseño de espacios educativos, ya que ha sido expuesto en esta columna hace pocos meses. Sí quiero, sin embargo, y partiendo de la realidad vivida ayer, centrarme en la importancia del trabajo en equipo y la manera adecuada de articular dinámicas para los equipos de alto rendimiento.

Vaya por delante que abordar este tema viene motivado tras observar la extraordinaria calidad de todas y cada una de las propuestas de las jornadas, producto, sin duda, de un liderazgo efectivo y de unas dinámicas de trabajo eficientes.

¿Cuáles son los factores que afectan e impulsan a los equipos de alto rendimiento? ¿Cómo lograrlos? Comprenderán que no vaya a desarrollar un gran análisis sobre el tema, ni el espacio da para desarrollarlo adecuadamente y, además, ya hay autores muy destacables que se han ocupado de ello. Si tienen interés en profundizar sobre este particular me permito referirles como expertos en la materia a: Peter Drucker, Norton y Kaplan, Peter Senge, De Bruine, o Gautier y Versvich entre otros. Todos ellos han escrito prolijamente sobre el tema y encontrarán bien fundamentado el concepto. Sin embargo, y tras la observación de las dinámicas de diferentes equipos de trabajo en el día de ayer y tras reflexionar sobre lo acaecido, si me permito ofrecer algunas claves básicas que me permito englobar en tres factores fundamentales: las personas, el clima y vinculación emocional.

– Las personas: Es innegable que un equipo se desarrolla a partir de un grupo de personas que asumen diferentes roles y que, en función de las dinámicas internas y de la fortaleza de dichos roles, el equipo funciona o no. Profundizando en ello identificamos los siguientes aspectos que entendemos resultan determinantes para el éxito del equipo.

o El liderazgo de las personas. No solo de quien está al frente del equipo, que deberá influir determinantemente en el funcionamiento del mismo, a través de unos sólidos conocimientos de la materia y también de cómo generar dinámicas de trabajo productivas manteniendo un clima proactivo, sino también de los componentes de dicho equipo, especialistas y con una visión más concreta de alguno de los aspectos que influyen en el trabajo a realizar. Los ingenieros o los fontaneros.

o La preparación de las personas para acometer el trabajo es esencial. En nuestra organización es frecuente oír aquello de “si quieres que alguien suba al árbol, no pongas a un pato y trates de convertirlo en una ardilla; pon a una ardilla”. Suena a obviedad, pero frecuentemente nos olvidamos de que la capacitación para afrontar determinados trabajos o tareas es esencial. Si quieres que el grupo de trabajo se convierta en un equipo de alto rendimiento, te debes preocupar porque atesore los conocimientos necesarios, técnicos y de trabajo en equipo, para que todos se desarrolle convenientemente. Si no, el fracaso está asegurado.

– Los procedimientos de trabajo: Otro factor diferencial de los equipos de alto rendimiento es tener interiorizada una dinámica de trabajo bien fundamentada y compartida por sus miembros. En muchas ocasiones a lo largo de nuestra carrera profesional hemos visto como equipos dedicaban una ingente cantidad de horas no demasiado productivas por carecer de una metodología de trabajo adecuada. Esas sesiones interminables, agotadoras, pero nada fructíferas solo conducen al desaliento y al hastío y, por tanto, a no llegar al objetivo ansiado. En el caso de los equipos de trabajo que nos ocupan, se decidió optar por Design Thinking como la metodología que mejor se ajustaba al objetivo del proyecto, que no era otro que adaptar un espacio teniendo en cuenta las necesidades del alumno -cliente usuario- o de las familias -cliente-. Hay más metodologías y cada una de ella se adapta a las exigencias derivadas del objetivo final. Hay que buscar la más adecuada para cada fin.

o Dinámicas de trabajo productivas. Establecer unas pautas de trabajo concretas y que favorezcan el trabajo intensivo, es otra de las claves para el éxito. Todas nuestras personas en los centros dedican cuerpo y alma en su día a día, por lo que no es fácil, ni separarles de esa zona de confort, ni encontrar huecos en las agendas de cada uno que permita reunir un número importante de implicados. Es por ello que se debe recurrir a sesiones vespertinas de trabajo. Hacer que éstas estén pactadas, bien pautadas -en periodos cortos de trabajo y con una periodicidad constante-, adecuadamente planificadas y con una carga intensiva de trabajo, es fundamental para asegurar el compromiso de todos.

– Clima: Entendiendo como clima todo un conjunto de factores internos y etéreos que confluyen para que la dinámica del grupo sea positiva y proactiva. Entre ellos significamos:

o El Clima de trabajo, entendido como la tela de araña de relaciones personales que el líder ha de tejer para que las personas que componen el equipo sean capaces de dejar en la entrada de la sala de trabajo todas sus vanidades, egoísmos, egolatrías, etc. y convertirlo en compañerismo, empatía, capacidad de compartir, que es lo necesario para lograr un objetivo común.

o El ambiente de trabajo, que son los factores ambientales y la disponibilidad de recursos necesarios para poder generar vías de trabajo adecuada. Parece una obviedad, pero son de esos componentes básicos, que si uno olvida tener en cuenta inciden muy negativamente en la moral y disposición del grupo. Si nadie se preocupa por mí y porque esto funcione, ¿por qué lo voy a hacer yo? Es una pregunta bastante razonable.

– No hay nada más efectivo, y no siempre es fácil de lograr, que conseguir la vinculación emocional con el objetivo de parte del equipo. En este caso, esa vinculación emocional, era la de mejorar su colegio implicando a toda la comunidad educativa. Estaban haciendo entidad común. Para ello es indudable que afectan los siguientes factores.

o Por un lado, tener un objetivo común bien definido. Nada resulta más inspirador que saber cuál es la meta y para qué es la meta -si esta es inspiradora, claro está-. Y si lo es, ello nos conduce al siguiente aspecto, que no es otro que,
o Generar las ansias de dar lo mejor de uno mismo. Cuando se consigue alinear a todos los componentes de un equipo con un grado de disposición de ofrecer al grupo toda la fuerza creativa y productiva individual, se ha conseguido generar un contexto de equipo de alto rendimiento que logrará lo que se proponga.

Concluyo señalando que eso vi yo ayer y que esta breve reflexión, casi a modo de recapitulación de ideas para que no se me olvide a mí aplicarlas, no es más que una muestra de admiración y de orgullo hacia todas las personas que participaron con tanto entusiasmo en una dinámica de trabajo excepcional.

Jaime García Crespo, CEO de Educación y Sistemas

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