Una historia de 1.492 años: el colegio Nuestra Señora de los Infantes

Colegio Nuestra Señora de los Infantes

Tener una historia de 1.492 años es un abismo para cualquiera. Significa tener 692 años más que la propia Universidad de Salamanca, que el año pasado celebró su octavo centenario con la mayor de las pompas. Tener una historia de 1.492 años solo está reservado a unos pocos, poquísimos. En el caso de la educación, todavía a menos. Tener una historia de 1.492 años es el orgullo de una ciudad como Toledo, que tiene en sus calles al colegio Nuestra Señora de los Infantes de Toledo.

Gracias a la iniciativa de CONCAPA, se ha conocido que este colegio es el más antiguo de España. Su director, Sebastián Villalobos Zaragoza, mira hacia atrás con tranquilidad, pero sobre todo mira hacia adelante. “Esta historia no hace que nos durmamos en los laureles. Cuando el próximo sábado 26 de octubre recibamos el reconocimiento por nuestra historia, también un grupo de 4 alumnos de bachillerato recibirán un premio nacional por un programa de emprendedores. Estos se suman a dos premios en educación vial o en innovación pedagógica”, corrobora el director.

Historia reciente

En 1961, el colegio mantenía una fidelidad enorme a su historia de casi 1.450 años. Tenía 40 alumnos, seis de ellos internos. Entre todos mantenían el coro. Las leyes que se aprobaron en ese momento, forzaron a que el vicerrector de aquel entonces, Luis García Hinojosa, trabajase en la modernización del centro. No era posible seguir manteniendo un aula unitaria con niños desde los 7 a los 14 años con un único maestro. “En ese momento se suprimió el internado y comenzó la historia moderna de adaptación a la legislación vigente”, explica Sebastián Villalobos.

Con la LOGSE, se construyó un nuevo edificio, que en este momento permite albergar a 51 aulas y tener más de 1.513 chicos y chicas. De ellos, una media de 70 por año conforma el Coro catedralicio, de tal manera que existen tres turnos para cantar los domingos en la Catedral de Toledo.

¿Cómo se siente el director? “Orgulloso de tener esta tradición y mantenerla; y de saber que algo estaremos haciendo bien porque todos los cursos tenemos más solicitudes de las que podemos acoger”, afirma.

1.500 años de historia

Al celebrarse en 2007 el 450 aniversario de las Constituciones del Colegio de Infantes, un historiador catedralicio, Ramón Gonzálvez, explicó en un texto colectivo, “La catedral primada de Toledo”, que la función cantores y clerizones (ayudantes de altar), existían desde le época visigótica. Con ese objetivo había nacido, de la mano del cardenal Silíceo, lo que hoy conocemos como colegio de Nuestra Señora de los Infantes.

En ese colegio, los niños aprendían de los 8 a los 10 años a leer, escribir y cantar. Al terminar, pasaban a estudiar gramática latina y retórica hasta que cumplían 18 años. En ese momento, podían continuar con los estudios religiosos o volver a la vida civil. Este centro fue una inspiración para todas las demás catedrales, ya que las disposiciones del Concilio III de Letrán (1179) establecieron que todas las diócesis tuvieran su Escuela Catedralicia; y el Concilio de Trento (1545) que fijó los seminarios conciliares.

Otro de los grandes hitos se dio en el siglo XVI. En ese momento evoluciona la Escuela Catedralicia por una parte hacia el Colegio de Infantes (los clerizones) y hacia la Universidad de Santa Catalina (los dos tramos siguientes).

Así se mantuvo hasta el siglo XX, siguiendo una tradición como explica Sebastián Villalobos a Éxito Educativo: “Siempre se mantuvieron los dos fines fundacionales: la atención al altar por parte de los acólitos, y al canto, que común se conoce como los seises, como se venía haciendo desde el año 527”.

Larga historia, y gran futuro para una de las instituciones más antiguas de Europa.

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