Actualmente, solo 32 Estados cuentan con un marco jurídico completo dedicado a combatir la violencia en las escuelas, esto es, el acoso escolar o ciberacoso y otras prácticas violentas en el ámbito educativo. La UNESCO reclama en este ámbito una mejor protección de los estudiantes contra los ataques físicos, verbales y psicológicos, especialmente ante el aumento de la discriminación y la violencia relacionadas con el género y la identidad sexual.
En la escuela, todos los niños deben sentirse respetados, aceptados y seguros para que puedan aprender y desarrollarse. Sin embargo, muchos estudiantes siguen siendo víctimas de violencia y acoso. Y en la era de las redes sociales, estos fenómenos ya no se detienen en la puerta de la escuela: continúan y se amplifican en línea, advierte, y se lamenta, la UNESCO.
La estadística es demoledora. Casi uno de cada tres estudiantes en todo el mundo dice haber sido agredido físicamente al menos una vez a lo largo del año. Cada mes, el acoso afecta a uno de cada tres estudiantes. El ciberacoso también es cada vez más frecuente y afecta a uno de cada diez niños. Estos fenómenos tienen graves consecuencias no solo para el aprendizaje, sino también para la salud mental de los estudiantes. Las víctimas de acoso tienen el doble de probabilidades de sufrir de soledad severa, insomnio y pensamientos suicidas.
La violencia en las escuelas afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos en función de su género, orientación sexual, situación socioeconómica y otras señas de identidad. Las niñas siguen siendo particularmente vulnerables: hasta el 25 % de las adolescentes sufren violencia de género, y hasta el 40 % de estos incidentes ocurren en las escuelas.
A nivel mundial, el 42% de las jóvenes lesbianas, gays, bisexuales y transgénero han sido «ridiculizados, objeto de burlas o amenazas en la escuela», principalmente por otros estudiantes, debido a su orientación sexual o identidad de género.
El nuevo informe de la UNESCO Aprender y desarrollarse con seguridad: acabar con la violencia escolar en y a través de la educación, publicado hace pocos días, destaca el papel esencial que desempeñan las políticas públicas, las normas y la cooperación multisectorial para frenar estos fenómenos. Sin embargo, solo 32 Estados (el 16%) cuentan con un marco jurídico completo para combatir la violencia en las escuelas.
Para consolidar los esfuerzos en este ámbito, la UNESCO ha elaborado en los últimos años un informe sobre la situación mundial. La Organización también ha enviado a sus Estados Miembros orientaciones, una serie de notas temáticas y una guía destinada a los profesores para combatir la violencia de género en las escuelas. También ha redactado recomendaciones sobre el acoso escolar y una nota técnica sobre el papel fundamental de los docentes.
La Organización apoya numerosos proyectos sobre el terreno que ponen en práctica sus recomendaciones, especialmente en África y Asia a través del programa Conectar con el respeto. Ayuda a prevenir el acoso por motivos relacionados con el género y anima a los estudiantes a tratarse con respeto y permitir que las víctimas sepan a dónde ir en busca de ayuda. En África occidental, la UNESCO también ha capacitado a más de 20.000 educadores para crear un entorno escolar libre de violencia.
En octubre de 2024, la UNESCO también puso en marcha un nuevo proyecto con Francia y la Comisión Europea sobre la salud mental de los estudiantes en el país galo. El proyecto, de dos años de duración, tiene como objetivo mejorar las competencias de los equipos educativos en este ámbito y crear redes de apoyo para los estudiantes que reúnan a profesores y educadores, personal sanitario y servicios sociales.
Sin embargo, también es preciso intervenir en los programas escolares para garantizar que los contenidos educativos promuevan los valores de la paz y el respeto por los demás. Este es el sentido de la Recomendación de la UNESCO sobre Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible, aprobada por unanimidad por sus 194 Estados Miembros hace un año. La UNESCO está apoyando a sus Estados Miembros en su implementación para garantizar que las escuelas sean un baluarte eficaz contra la incitación al odio y la discriminación, que siguen siendo la raíz del acoso y el rechazo de los demás.