Formación de futuros maestros: Más marketing que pedagogía

Beatriz de la Riva

Tenemos sobre la mesa un nuevo Proyecto de Orden que en este caso afecta a dos titulaciones: los grados de Magisterio en Educación Infantil y Magisterio en Educación Primaria; proyectos en los que se nos insta a establecer nuevos requisitos en los planes de estudio conducentes al ejercicio de las mencionadas profesiones.

¿Dónde están los puntos de discusión? El revuelo en la calle está servido cuando aparecen dentro de la estructura básica del currículo dos módulos de 6 créditos ECTS cada uno: Fundamentos de la inclusión educativa y atención a la diversidad y Género y educación.

Es bien sabido que en el sistema educativo español tenemos tendencia a varios aspectos que se repiten constantemente: uno, según quién gobierne cambian las normas que afectan a la educación institucionalizada; dos, sea cual sea el cambio se convierte en un arma arrojadiza que sirve para lanzarse a la calle a protestar; y tres, los cambios (en la mayoría de los casos) no son tan fuertes como aparentan.

Con la implantación de nuevos planes de estudio cada vez tengo más la sensación de que hay más marketing que pedagogía. Sigo esperando a grandes pedagogos que se atrevan a meterle mano a las metodologías de enseñanza y se dejen de pensar en si un contenido que nadie sabía que estaba, hay que ponerlo así o asá.

Así pues, la polémica gira ahora en torno a la inclusión, la diversidad y el género como si fuesen ideas nuevas sacadas de improvisto. Lo que es nuevo, en este proyecto, es dónde se ubican estos contenidos, que pasan a formar parte de lo que se denomina Formación Básica.

En el plan de estudios actual ya encontramos asignaturas como Didáctica inclusiva y Didáctica para la atención a la diversidad. Máxime deben observarse los contenidos que recogen las asignaturas y atender a dónde se ponen los acentos porque, recordemos, la enseñanza universitaria sigue amparando la libertad de cátedra y aquí esos acentos importan y mucho.

En conclusión, hay varios aspectos a considerar. El primero es aquello de renovarse o morir, ya que no podemos no evolucionar con los tiempos y realidades que vivimos; mucho más cuando se trata de estudios como magisterio, con una aplicación tan directa.

El segundo invita a no volvernos locos con las modificaciones que no son tan grandes; toca evaluar si estas nuevas apuestas están o no bien ubicadas o quizá deberían considerarse otras con urgencia que yo, particularmente sigo echando de menos.

Beatriz De La Riva, doctora en Pedagogía y profesora asociada al Departamento de Estudios Educativos en la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Editorial de ÉXITO EDUCATIVO.

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