Un nini es, por definición, un problema familiar y social. Hablamos de los jóvenes que “ni estudian ni trabajan”, NEET, por sus siglas en inglés, ninis en la formulación popular en España, que se sitúan en un limbo de inactividad formativa o laboral, que de cronificarse puede terminar siendo un problema grave. El estudio “Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE 2022”, señala textualmente que “se trata de un grupo de población que preocupa de manera especial debido a su gran vulnerabilidad» y que según varios estudios se asocia con menores tasas de empleo y salarios a largo plazo, una salud mental baja y exclusión social.
Demasiados ninis
Se trata, por tanto, de un grave problema que afecta al 16,1% de los jóvenes de entre 18 y 24 años de los países de la OCDE, y a dos de cada diez en España, concretamente al 20,3%. Nuestro país está, por desgracia, en el pelotón de cabeza de esta estadística que reúne a los países con más de un 20% de ninis y que es encabezado por Brasil (35,9 %), seguido de Italia (27,1 %), Chile (26,1 %), y México (21,7 %). En el extremo opuesto, Países Bajos y Noruega tienen menos de un 10% de ninis.
El estudio hace una distinción pertinente, señalando la existencia de dos tipos de ninis, aquellos que buscan activamente empleo y los que no lo hacen. En nuestro país algo más de la mitad de los ninis, un 57%, está en situación de desempleo, pero en búsqueda activa del mismo. El otro 43% es lo que el informe llama “población inactiva”: no estudia, no trabaja y no busca empleo.
Si nos comparamos con los 22 países de la UE, a diferencia de lo que ocurre en España, menos de la mitad de los NEET europeos de entre 18 y 24 años buscan empleo. Esos ninis que no buscan empleo son el 9,4 % del total de población de 18 a 24 años en los países de la OCDE, el 8,6% en España, y el 7,7% en los países de la UE22.
Razones para no estudiar ni buscar empleo
El estudio señala que hay todo un conjunto de razones que “empujan a las personas a no buscar activamente un empleo”. Y cita desde situaciones personales como cuidar a familiares o sufrir enfermedades o inhabilitación para el trabajo, hasta comportamientos y estilos de vida peligrosos o insociales; planteamientos insumisos; empleo sumergido; preparación de oposiciones; empleos domésticos; participación en otras actividades como puede ser voluntariado, artes, música, autoaprendizaje, etc.
Los países con mayor porcentaje de personas inactivas son Brasil (22,8 %), Chile (18,2 %), México (17,7 %) e Italia (16,7 %). Los que tienen los porcentajes más pequeños de personas en esta situación son Noruega (5,2 %) y Países Bajos (2,5 %).
Cifras estables en España
Echando un vistazo a los datos de los últimos cinco años en nuestro país, vemos que la evolución del porcentaje de ninis entre la población de 18 a 24 años no ha sufrido grandes variaciones, rondando a lo largo de este periodo cifras que oscilan en torno al 20%. Es decir, que podemos afirmar que año tras año, uno de cada cinco jóvenes en esta franja de edad es un nini.
En 2018 el porcentaje era del 20,9%. A partir de ahí baja ligeramente los dos años siguientes, quedándose en 2019 en un 20,2% y en 2020 en un 19,7 %. Se experimenta entonces un repunte también muy ligero subiendo en 2021 al 19,9 %, y en 2022 al 20,3 %.
Si comparamos esta evolución, tan estable, con lo ocurrido en la media de la OCDE vemos alguna diferencia. En 2018 el porcentaje de ninis de entre 18 y 24 años era del 14,5%. Bajó al 14,3% al año siguiente y repitió el mismo dato en 2020. Al año siguiente subió al 15,1% y el último dato de 2022 lo eleva aún más al 16,1%.
Más educación, la clave
Según explica el estudio, “el nivel de educación alcanzado es un factor que está muy ligado a la posibilidad de convertirse en NEET. Completar, al menos, la segunda etapa de educación secundaria se asocia con menores proporciones de población NEET.”
Los datos son reveladores: el 42,2% de los jóvenes de la OCDE y el 44,4% de los de la UE que tienen entre 25 y 29 años que no han terminado secundaria, son ninis. España, con un 48,1 % está por encima de la media en ambos casos, pero hay un quinteto de países europeos por encima del 50%: Grecia (60,9 %), Italia (55,9 %), Irlanda (52,1 %) y Francia (50,5 %).
Estos porcentajes tan altos se reducen significativamente entre la población que consigue llegar a la segunda etapa de secundaria o postsecundaria no terciaria. (OCDE: 20,0 %; UE22: 18,9 %; España: 27,3 %). Si se consiguiera que todos los jóvenes completasen al menos este nivel de secundaria, es muy posible que se rebajasen sustancialmente las cifras de NEET.
Menos ninis universitarios
Por lo que se refiere a la educación terciaria, las tasas de ninis son bajas, con un 12,1% para los países de la UE. Pero de nuevo Italia, Chile o Grecia registran tasas superiores al 20%, mientras que España se queda cerca, con el 18,4%. En el extremo opuesto, Finlandia, Noruega, Suecia y Países Bajos registran los mejores datos.
Según el informe de la OCDE, los elevados porcentajes de NEET entre titulados superiores pueden deberse a causas como la debilidad de la economía, un desajuste entre las competencias de los titulados y las necesidades del mercado laboral o el hecho de que los titulados superiores, al haber estudiado más tiempo, pueden estar dispuestos a tardar más en encontrar un trabajo adecuado.