A través de seis talleres y dos teatros organizados por el Grado de Educación Social de la Universidad de Granada, destinados a estudiantes de 3° y 4° de la ESO del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) La Madraza, se buscará concienciar sobre el impacto de la pornografía en la normalización de la violencia sexual en mujeres y niñas.
Esta actividad denominada ‘Teatros y talleres sobre el impacto de la pornografía en la normalización de la violencia sexual contra mujeres y niñas’ está coordinada por el profesor Pablo Galindo Calvo y se realiza en colaboración con la Facultad de Ciencias de la Educación, el Departamento de Sociología, el Grado en Educación Social, y el IES La Madraza.
Según señala Pablo Galindo “en el contexto de auge de la nueva pornografía accesible, ilimitada, anónima e interactiva, la mayoría de adolescentes consumen pornografía, a veces muy a menudo”.
“Estos contenidos”, explica, “impactan de manera significativa en su desarrollo, y en la forma en la que viven y construyen sus relaciones sexuales, generando en los más jóvenes un factor riesgo cuando tienen una exposición prematura y prolongada, reduciendo a las mujeres a objetos sexuales y situadas en una situación objetiva de desigualdad”.
Por esta razón, la actividad tendrá como objeto, además, prevenir sobre las agresiones sexuales a menores, perpetradas por otros menores, mejorar la identificación por los mismos ante lo que es violencia sexual, el concepto de consentimiento, así como el daño que puede generar la pornografía en la construcción del concepto de práctica sexual.
El porno como ejemplo
Se sabe que el 70% de los menores tiene su primer móvil entre los 10 y 15 años y se estima que la primera interacción se da a los 6 años a través de los dispositivos de los padres. Este mismo mes se conoció que niños y niñas con solo 8 años de edad han podido tener acceso ya a material pornográfico. Ahora un estudio de la UNIR asocia el consumo de pornografía con las agresiones sexuales.
Así lo apunta la revisión sistemática de los artículos publicados en los últimos 20 años en las principales bases de datos científicas del mundo, que han desarrollado investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Diversos estudios sugieren que el consumo de pornografía puede promover la imitación de comportamientos, además de fomentar que se tomen como ejemplo determinadas acciones, fruto de una observación de materiales pornográficos con voluntad de aprendizaje. También puede provocar una desensibilización y la coerción hacia la mujer.