El dato no es el mejor, al menos no el esperado, pero es lo que hay. El rendimiento en lectura de los alumnos españoles ha disminuido, en consonancia con las tendencias de la UE, luego no es España un país peor, pero tampoco vale lo de ‘mal de muchos…’. Así lo refleja el último informe Monitor de la Educación y la Formación de 2023 de la Comisión Europea.
España, por tanto, se sitúa en torno a la media de la Unión Europea en este contexto. El Estudio Internacional sobre el Progreso de la Competencia en Lectura (PIRLS) de 2021 muestra que, por término medio, los alumnos españoles de cuarto curso tienen un rendimiento en lectura similar a la media de la EU19 (521 puntos frente a 527).
Al igual que en otros países, el rendimiento en lectura ha disminuido desde 2016, pero en España se mantiene por encima de los niveles de 2011, lo cual representa un alivio.
La principal conclusión del último análisis de la Comisión Europea en este ámbito es que la proporción de alumnos con bajo rendimiento en lectura en España se aproxima a la de los demás sistemas educativos participantes de la UE (24 % frente al 23 % en la EU-19). Habrá que quedarse con eso, con el mal menor.
Aunque el nivel socioeconómico es un potente predictor del rendimiento en lectura, lo cierto y verdad es que en esta ocasión la diferencia media de 61 puntos porcentuales entre los niños de nivel socioeconómico más elevado y los de nivel socioeconómico bajo es la menor de todos los países de la UE que participan en la encuesta.
¿De qué estamos hablando?
El rendimiento en lectura en la escuela se refiere a la habilidad y competencia de los estudiantes para comprender, interpretar y evaluar textos escritos. Este concepto abarca varias dimensiones de la lectura, incluyendo la fluidez, la comprensión, la capacidad para identificar información explícita e implícita, así como la capacidad de hacer inferencias y reflexiones críticas sobre lo que se lee.
Al evaluar el rendimiento en lectura de los estudiantes, se consideran diferentes aspectos, como la fluidez, que comprende la velocidad y precisión con la que un estudiante puede leer un texto. Los estudiantes con buena fluidez son capaces de leer en voz alta sin pausas excesivas y con una entonación adecuada.
La comprensión en este sentido es fundamental en el rendimiento en lectura, pues implica la capacidad de entender el significado del texto, identificar las ideas principales, hacer conexiones entre la información presentada y extraer conclusiones o inferencias.
Por supuesto, el conocimiento y dominio del vocabulario son importantes para la comprensión de textos. No es difícil comprende que los estudiantes con un amplio vocabulario tienen más facilidad para entender lo que leen y pueden inferir el significado de palabras desconocidas en contexto.
La capacidad de reconocer y decodificar palabras es esencial para la lectura fluida. Así, los estudiantes deben ser capaces de identificar palabras rápidamente para mantener la fluidez en la lectura; y además de comprender literalmente un texto, los estudiantes deben desarrollar habilidades para analizarlo de manera crítica. Esto implica cuestionar el texto, evaluar su credibilidad y perspectiva, y formar opiniones informadas.
El rendimiento en lectura se evalúa a través de diversas pruebas estandarizadas, como pruebas de comprensión lectora, pruebas de vocabulario y pruebas de velocidad de lectura, cuyos últimos resultados son expuestos en esta información. Estas evaluaciones ayudan a los educadores a identificar las fortalezas y debilidades de los estudiantes en lectura y a diseñar intervenciones educativas específicas para mejorar sus habilidades.
Pero, cuidado, el rendimiento en lectura no solo se limita a la adquisición de habilidades básicas, sino que también se relaciona con el desarrollo de una pasión por la lectura y la capacidad de utilizarla como herramienta para el aprendizaje y el enriquecimiento personal a lo largo de la vida. Ahí es nada, o todo.