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Las administraciones son las responsables últimas de idear, propone o elaborar protocolos o gestiones que se enmarcan en eso que se conoce la burocracia, que, no pocas veces, más que una garantía para las partes implicadas, supone una carga que, lejos de mejorar el trabajo, lo empeora. En los colegios esa carga es funesta, en particular para el cuadro docente.
Por eso es reveladora la iniciativa que ha tomado el consejero gallego de Educación, Ciencia, Universidades y Formación Profesional, Román Rodríguez, quien ha propuesto que sean los directores e inspectores quienes propongan con qué acabar para lograr una simplificación administrativa en educación.
Son cuatro grupos, divididos por enseñanzas y etapas, compuestos por una veintena de directores de centros educativos e inspectores. «Son ellos quienes mejor saben qué procesos hay que simplificar y cómo hacerlo, con el objetivo de liberar a todo el profesorado de parte de la carga burocrática», explica el consejero.
El responsable de Educación de la Xunta recuerda que la reducción de la burocracia es uno de los puntos incluidos en el Convenio para la Mejora Estructural del Sistema Educativo de Galicia firmado con los sindicatos este año. De esta forma se satisface una de las demandas actuales de los docentes, que podrán dedicar ese tiempo a otras tareas.
En su reunión, el consejero dio prioridad a iniciar las primeras medidas ya en septiembre, coincidiendo con el inicio del próximo curso escolar. Entre ellas, se prevén actuaciones para la digitalización de procesos administrativos como, por ejemplo, la solicitud de permisos por parte de docentes para asistir a cursos de formación en entidades distintas al Departamento, de modo que todo el trámite, desde la solicitud hasta la resolución, pueda ser hecho en línea.
En la misma línea estaría la elaboración de guías y manuales que simplifiquen y ayuden de forma rápida y confiable a dar solución a ciertas dudas que puedan surgir en la gestión diaria o temas específicos. Dos ejemplos serían una guía de actuación para los equipos directivos o un manual de instrucciones sobre el mantenimiento preventivo de los centros educativos.
Cada grupo está liderado por un inspector, correspondiente a los distintos tipos de centros educativos: uno para los centros de Educación Infantil y Primaria, otro para los institutos de Educación Secundaria, un tercero para los centros integrados de FP y el último para los centros que imparten educación especial (conservatorios, colegios oficiales). escuelas de idiomas, escuelas de arte y escuelas de diseño…). Además del inspector, está formado por cuatro personas que gestionan un centro de la categoría correspondiente.
El objetivo de estos grupos es plantear propuestas de mejora con el objetivo de que puedan ser implementadas a principios del curso escolar 2024-25. Además, existe una comisión de coordinación general formada por representantes de la junta directiva autonómica, tres representantes de los sindicatos que firmaron el convenio con la Junta Directiva de Galicia y personal de las direcciones generales que tienen competencias en esta materia.
La carga burocrática, causa de depresión
Hasta un 60% de los docentes siente que su labor profesional no es valorada por la sociedad y carece de reconocimiento social y nada menos que más del 80% estaría dispuesto a cambiar de centro de trabajo, lo que refleja, a todas luces, un alto nivel de insatisfacción.
La valoración social, la necesidad de formación continua durante toda su vida profesional, los conflictos derivados de la relación con las familias, con los equipos directivos, también los cambios en la legislación y la mayor carga burocrática están detrás de dos de las principales conclusiones del I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes en España:1 de cada 3 profesores españoles se ha sentido maltratado y cerca de 1 de cada 4 se autoperciben con síntomas depresivos
El trabajo de campo, una iniciativa de ÉXITO EDUCATIVO, Educar es Todo y la Universidad UDIMA, fue presentado el pasado otoño en CaixaForum por el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y Educación, y director del mismo, Julián Roa. La psicóloga Silvia Álava se encargó de la interpretación desde el punto de vista de la salud mental de los principales datos del estudio. Álava, doctora en Psicología Clínica y de la Salud, y psicóloga educativa, destacó como muy preocupantes datos como que el 34,5% de los profesores defina su estado de ánimo en su labor docente como muy deficiente o deficiente.
También señaló como muy significativo que el 38,4% de los docentes se autoperciban en un estado emocional que podría asociarse a la depresión. Pero, quizás, el dato que más deba hacer saltar las alarmas es el que indica que un 13,2% presenta ideación y/o intención de conductos autolesivas. Para Silvia Álava esta situación debe llamar la atención de toda la comunidad educativa, la sociedad y la Administración para, sobre todo, dotar de herramientas a los docentes para mejorar su salud mental.
En este marco, quizá una de las conclusiones que más llamó la atención fue la referida a la burocracia. Muchos profesores se han sentido poco apoyados por la administración educativa y agotados por el trabajo burocrático. Porque esa es una de las causas que más han afectado a los docentes españoles: la mayor carga burocrática, que resta tiempo y esfuerzo en lo que debería centrarse, la formación de sus alumnos, y, con más que probabilidad, efecto inmediato de las reformas legislativas que no parecen ayudar a reducir ese trabajo complementario que se creía propio de regímenes ya olvidados.
El resultado de la encuesta es demoledor en este contexto, al apuntar que más del 50% de los encuestados asegura que los principales problemas con que se enfrentan y que más problemas emocionales les genera son de carácter burocrático y legislativo, lo que resalta la necesidad de simplificar los procedimientos administrativos en el contexto educativo.