![foto (47)](https://exitoeducativo.net/wp-content/uploads/2024/12/foto-47-696x493.jpg)
En 2023, el 25,7 % de los jóvenes europeos con edades comprendidas entre 15 y 29 años estaban empleados durante su educación formal. Mientras que el 71,4 % permanecía fuera de la fuerza laboral, el 2,9 % estaba disponible para trabajar y buscaba empleo activamente mientras cursaba la educación formal.
Así se desprende del Statistics Explained sobre la participación de los jóvenes en la educación y el mercado laboral publicado por Eurostat.
A pesar de que una cuarta parte de los jóvenes europeos están empleados mientras estudian, esta estadística muestra diferencias sustanciales a nivel nacional. Los Países Bajos (74,5%), Dinamarca (52,6%) y Austria (46,2%) registraron los porcentajes más altos de jóvenes empleados durante la educación formal. Por el contrario, Rumanía (2,3%), Eslovaquia (5,8%) y Hungría (6,1%) registraron los porcentajes más bajos entre los países de la UE. España se sitúa en la mitad de la tabla.
Los porcentajes más elevados de jóvenes con educación formal que están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente en la UE se registraron en Suecia (13,8%), Finlandia (8,3%) y Dinamarca (6,9%). En el otro extremo de la escala, Hungría (0,4%), Chequia (0,8%) y Polonia (0,9%) tenían menos del 1% de jóvenes que buscaban empleo en la UE.
Diferencias significativas entre mujeres y hombres
Los hombres mostraron una menor participación en la educación formal, en todos los grupos de edad y en todas las situaciones laborales. Al mismo tiempo, en todos los grupos de edad, los hombres mostraron una mayor participación en la fuerza laboral.
Sin embargo, era probable que un porcentaje mayor de mujeres que de hombres que cursaban estudios formales se encontraran fuera de la fuerza laboral, y la mayor discrepancia se daba en el grupo de edad de 20 a 24 años. También había más mujeres que hombres fuera de la educación y de la fuerza laboral. Las diferencias más pronunciadas se registraron entre los jóvenes de 25 a 29 años.
¿Es saludable trabajar y estudiar al mismo tiempo?
Estudiar mientras se trabaja puede ser una experiencia desafiante pero enriquecedora. Diversos estudios y análisis destacan las ventajas y desventajas de esta combinación. Entre las ventajas de trabajar se encuentra que ayuda a cubrir costos como matrícula, materiales de estudio y otros gastos personales, reduciendo la carga familiar o la necesidad de préstamos estudiantiles.
También un empleo durante los estudios ofrece habilidades prácticas y experiencia que fortalecen el currículum, haciéndolo competitivo en el mercado laboral. Del mismo modo, equilibrar trabajo y estudio desarrolla habilidades de organización, responsabilidad y resiliencia, además de fomentar la madurez emocional
Pero no todo es de color de rosa. Compaginar ambas responsabilidades puede generar altos niveles de estrés, afectando el rendimiento académico y la salud mental. A eso se suma que los horarios ajustados suelen dificultar la vida social y la participación en actividades extracurriculares, sin olvidar que la falta de descanso y un ritmo intenso pueden llevar a problemas de salud física y emocional.
En algunas universidades, como informa la Complutense de Madrid, se observa que cerca del 26% de los estudiantes trabaja durante el curso, motivados por razones económicas o para adquirir experiencia laboral. Sin embargo, esta práctica puede reducir el tiempo dedicado a los estudios y generar presión adicional, especialmente en estudiantes de posgrado que enfrentan expectativas de productividad y falta de apoyo económico suficiente.