El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes presentó este jueves, en la reunión del Pleno del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, una herramienta para evaluar la convivencia en los centros educativos, que facilitará, además, el desarrollo de medidas para mejorarla.
Se trata de una serie de indicadores, desarrollados por María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, que permiten analizar de manera eficaz la realidad de la convivencia en los centros educativos y sentar las bases para desarrollar acciones que la mejoren. De hecho, se emplearon como punto de partida del ‘Estudio estatal de la convivencia escolar en centros de educación primaria’, presentado el pasado mes de mayo.
En concreto, estos indicadores evalúan la calidad de la convivencia desde diversas perspectivas, las relaciones entre iguales, las relaciones entre el profesorado y el alumnado, entre las escuelas y familias y el contexto de la convivencia escolar.
El pleno del Observatorio, que se reunía por quinta vez desde 2020, ha abordado también la elaboración de su nuevo plan de trabajo para el periodo 2024-2027, en la que ya trabaja el Ministerio tomando como punto de partida los buenos resultados obtenidos por nuestro país en materia de convivencia en informes internacionales como PISA o las conclusiones del estudio realizado en centros de Primaria.
En la reunión, se ha hecho hincapié también en la importancia del bienestar emocional de la comunidad educativa, como pieza clave del fortalecimiento del clima y aprendizaje escolar.
El ideal de convivencia
La convivencia escolar es un aspecto fundamental para el desarrollo integral de los estudiantes y la calidad de la educación. Se refiere al conjunto de relaciones humanas que se establecen entre los miembros de una comunidad educativa, basadas en el respeto, la aceptación de las diferencias y la resolución pacífica de los conflictos.
La convivencia escolar implica también la participación activa y democrática de todos los actores en la vida del centro educativo, así como el fomento de los valores, las competencias y las habilidades necesarias para la convivencia en sociedad. La convivencia escolar positiva contribuye a mejorar el clima escolar, el bienestar emocional, la motivación y el rendimiento académico de los estudiantes.
Además, previene la violencia, el acoso y el abandono escolar. Para lograr una convivencia escolar positiva, se requiere el compromiso y la colaboración de toda la comunidad educativa, así como el desarrollo de estrategias y recursos que faciliten la gestión de la convivencia en el aula y en el centro.
Algunos ejemplos de estos recursos son las normas internas de convivencia, los planes de convivencia, los protocolos de actuación ante situaciones conflictivas, los programas de mediación escolar, las redes territoriales de convivencia, entre otros .