Juan Pedro Castellano es el director de la Fundación Edelvives, una fundación civil al servicio de la educación que refuerza el compromiso del Instituto de los Hermanos Maristas de la Enseñanza con la educación y la infancia, difundiendo y fomentando la cultura inspirada en los principios del humanismo cristiano.
En esta entrevista concedida a ÉXITO EDUCATIVO. Juan Pedro Castellano deja claro que, si bien los valores de la Fundación Edelvives podrían ser comunes a cualquier institución, en su caso, se distinguen en lo que él mismo resume como “la esencia del trato o la forma de acompañar”. Nada menos. Nada más. Eso explica el titular de esta entrevista, que mejor no podría resumir el mensaje, su mensaje.
La Fundación se inspira en el compromiso de los Hermanos Maristas con la educación y, en particular, los principios del humanismo cristiano. ¿Son malos tiempos para la educación en valores?
Somos parte de la Obra Marista, lo que significa que, aun teniendo nuestros propios objetivos fundacionales, entre ellos la creación de materiales para el ámbito educativo y la protección de la infancia, existe una inspiración humano-cristiana, aunque nosotros somos una fundación civil, no canónica. Esto te permite llegar a más sitios. ¿Son malos tiempos para la educación en valores? Creo que sí, nos encontramos en un mundo y una sociedad que justamente hablan de lo contrario e ir contracorriente siempre es un problema. ¿Creo firmemente en los valores? Por supuesto, creo fundamentalmente en las personas y en todo lo que se sume y ayude a la dignificación de la persona. ¿Qué significa esto? Que en los espacios donde no haya diálogo, habrá que provocarlo. La Fundación debería tender puentes hacia ese ágora, ese lugar de encuentro donde mucha gente que no pensamos igual coincidimos porque trabajamos por las personas, por la humanización de la educación.
La Fundación ha hecho una gran apuesta por la educación. ¿En qué áreas ha puesto más el foco?
¿Por qué hacemos una apuesta por la formación? Porque es, posiblemente, el único espacio que te permite cambiar. Cuando apuestas por formar a educadores, familias, alumnos, a colectivos (trabajamos con sectores diversos: enfermería, pastoral, equipos directivos, profesorado…) eso da lugar a trabajar muchas cosas. Siempre hablamos en clave humanista. Y en clave religiosa en el ámbito pastoral. Por eso hemos asumido la Universidad de Padres de José Antonio Marina, que ahora se llama Up! family, porque creemos que la familia es un valor en alza. No solo porque se convierte en el cliente preferencial de los colegios, sino porque creemos que hay un déficit enorme, por la falta de tiempo, porque no estamos preparados para acompañar a nuestros hijos en los procesos educativos. Esta es la propuesta de la Fundación: cómo hacer visible un plan pedagógico de acompañamiento permanente en familias, alumnado, profesorado, etc. para poder transmitir esa misión y los valores que hablan de los derechos humanos. Tampoco nos salimos de la hoja de ruta, pero con el matiz de la cosmovisión cristiana que sí que ayuda a entender y a sumar. Y otro pequeño matiz: es una apuesta decidida (y esta es quizás la riqueza o la diferencia con otras fundaciones) que tiene muy claro el trabajo con los más vulnerables. Para nosotros es condición sine qua non: trabajar por y en la defensa de la infancia. Esto es sagrado.
¿Qué es lo que distingue a los centros bajo el amparo de la Fundación de otras instituciones educativas que también aspiran a defender unos valores, digamos, universales?
No hay mucha diferencia. Creo que está en la esencia del trato o la forma de acompañar. Es verdad que tener el respaldo de la marca Edelvives te permite tener alianzas estratégicas que empoderan al colegio, a los profesores, a los directivos, a nuestros alumnos… Porque hay inversiones que redundan en lo académico, en proyectos concretos, en aulas TEA… Implementamos palancas que generan esperanza porque creemos firmemente en la sostenibilidad, en la casa común. Que el paso por cualquiera de nuestros colegios deje marca, no solo académica, una marca diferencial en la formación y la educación en clave de servicio; una identidad muy clara en ese humanismo cristiano del que hablábamos. Y con valores en el ámbito educativo. No somos ajenos a la realidad ni a la sociedad. Trabajamos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible; es algo integrado. Y, en contra de lo que muchos dicen, creemos en las familias. Forman parte del proceso educativo y deben estar perfectamente formadas y conocer cada paso que se da con tutores, profesores y en el acompañamiento con el alumnado. Tenemos un lema, una máxima que llevamos en la Fundación: acompañamos procesos para transformar realidades. Si no hay un cambio, si no trabajamos por el bien común, por hacer un mundo más justo y más solidario, de nada sirve cualquier apuesta que hagamos. Eso sí que debe ser diferencial.
Destacan también en Latinoamérica. ¿Es diferente la formación en España respecto a los países de Latinoamérica? ¿Qué otros proyectos tienen previstos allí en el corto y medio plazo?
Prácticamente es lo mismo. Nosotros tocamos muchos ámbitos con nuestros planes de formación y son exactamente igual. Cierto es que la realidad de Latinoamérica es más compleja y hay una diferencia muy radical: nosotros aquí contamos con Fundae, con fondos del Estado que permiten poder invertir en formación y que no paga el profesorado directamente. Sin embargo, en Latinoamérica no; allí, sean privados o públicos; cada uno se costea lo suyo. En cuanto a planes de formación, profesorado, tutores… es exactamente igual. La diferencia puede estar en el sueldo, no en la calidad de lo que enseñamos. Es más, es enorme la cantidad de peticiones que se hacen. Cada curso que se hace: quinientas, mil personas… Hace poco, en el congreso que tuvimos en Perú, una de las ponencias del cuidado la abría yo a 2.500 educadores. ¿Dónde se ha visto esto? Hay necesidad de formarse y, sobre todo, de encontrarse unos con otros, pero el contenido no varía.
¿Qué proyectos trabajamos en América? Ámbito tecnológico, pastoral. De hecho, tenemos un congreso en Panamá donde apoyamos la escuela católica, fundamentalmente a través de la CIEC; tenemos un acuerdo estratégico para trabajar en América. Creo que estamos ahora en 22 países con trabajo directo, con distribuidores, y luego presencia en México y Argentina, donde tenemos editorial propia. En Brasil está ECTB, la empresa que tenemos con Maristas.
Una de las apuestas firmes que estamos haciendo ahora es la prevención de abusos. Se ha creado una red importante, no solo en España, sino que se va a extender por Perú, Chile, Paraguay, Uruguay… Y acabaremos en México. Esto es una realidad. Sí o sí hay queposicionarse y crear red. Al final el objetivo de América es ese: crear red en formación, en acompañamientos, en transformaciones y, sobre todo, en aquello que es más delicado: el tema de abusos en la infancia.
¿Qué importancia le da la fundación al ámbito de la comunicación y el marketing?
Fundamental. Es estratégico. Creo que la ética no está reñida con la estética. Tener claras las cosas es fundamental y no está reñido con hacerlas bien. Por ejemplo, el día 25 de marzo tenemos un evento solo para pastoralistas que se llama In & Out. La apuesta en la comunicación es tan digna como cualquier evento que se haga. Y, sobre todo, en las escuelas y la Ffundación… un buen plan estratégico de comunicación es fundamental para saber hacia dónde vamos, a quién nos dirigimos, por qué decimos lo que decimos y no confundir.
En los colegios es clave: quien no tenga una estrategia de comunicación está perdido en la captación de alumnos o familias. Y también debe convertirse en el ámbito diferenciador: hay que saber contar las cosas. Creo que en el ámbito religioso se adolece de eso y, en nuestro caso, ha sido una de las claves que nos ha potenciado y diferenciado como Fundación.
Te pongo un ejemplo en marketing, muy gracioso. Hemos hecho una apuesta muy concreta con los profesores de la pública de religión. Es una apuesta que hemos llamado la clase de Reli cuenta. Entendemos que cuenta, a lo mejor no para la nota, pero cuenta en la vida y el hecho religioso no resta. Y trabajamos en viajes a Tierra Santa, a Turquía, con profesores de la pública (y sus acompañantes) para que puedan hacer este camino de peregrinaje. Al final les viene bien para su formación personal, la que van a aplicar después a nivel pedagógico con los alumnos, pero hay un algo diferencial. Y uno pregunta: “¿Estás apostando por un colectivo que está denostado, pero sin embargo lo hacéis bajo el paraguas de una propuesta muy de marketing, la clase de Reli cuenta, y encima proponéis cosas muy concretas porque apostáis por ello (como es el camino, la peregrinación…)?”. Es algo espectacular, porque al final tienes este doble juego de la comunicación y el marketing. Todo está en nuestra web (https://www.fundacionedelvives.org/).
Uno de los aspectos más emergentes en la educación es todo lo que tiene que ver con la transformación de los espacios educativos. ¿Qué ofrecen a los colegios en ese sentido?
Una sola cosa. Todos tenemos equipos de arquitectos, trabajamos en el ámbito pedagógico y la transformación tiene que ser real, que guste, que sea adecuada a los tiempos, Los espacios educan, pero, sobre todo, debe tener sentido. Espacios con sentido. Las cosas se hacen más allá de ganar dinero en mobiliarios, obras… Creemos que una parte fundamental para que se eduque es estar más concentrados; que estudiar y formarse no sea algo triste y complejo. La adecuación de los espacios, los patios, las aulas o la tecnología, que también humaniza, para que faciliten la educación. Esta es nuestra clave. En esa línea de transformación y acompañamiento entendíamos que una parte fundamental son los espacios. Y esto está garantizado: a nivel arquitectónico el beneficio es brutal. El aprendizaje, la atención de los alumnos… es clave. De hecho, hay muchas peticiones… pero hay que sentarse con los equipos directivos para diseñar a medida cómo queremos que sean nuestras aulas, patios…; donde se cultive el ámbito cooperativo; donde las plantas tengan una parte importante. Al final, todo lo que tiene que ver con el medio ambiente es una realidad, no es algo ajeno y se vive a diario.
Y en el ámbito pastoral… ¿también una transformación o está bien como está?
Es parte del ADN de la fundación. Lo pastoral es evangelizar y creemos que evangelizar es el anuncio de la buena nueva. Y donde hay anuncio hay oferta y demanda, por lo que tienes que hacer las cosas bien hechas, no puedes hacer lo que todos. Además, creemos que la evangelización es trabajar un Jesús cercano, que se preocupa por el que más sufre… Y en esta realidad hemos apostado por el ámbito, sobre todo, de las escuelas católicas, porque creemos firmemente en este concepto de evangelización. Creo que ayuda a entender y a mejorar, si es posible, cómo educar. De hecho, hemos lanzado un portal gratuito (hay más de 186.000 personas) que es In&Out donde trabajamos todo. La centralidad está en Jesús, pero toda opción de interioridad y reflexión tiene que estar también plasmada en proyectos de aprendizaje-servicio, en cambios de la formación. Es una pastoral del cambio, de la transformación; del cuidado.
¿Qué servicios les ofrece la Fundación a los directivos?
Aparte de todos los temas de confianza, a medida que hemos hablado, o la gestión de la Fundae, la transformación de espacio o cualquier tipo de acompañamiento, hemos sacado con ESIC un Experto en Liderazgo Directivo para colegios. Nos gusta invitar a cualquier equipo directivo a una cena, donde vas, te sientas, lo disfrutas y compartes. Pero nosotros queremos que preparen con nosotros cada plato, que lo hagamos nuestro y disfrutemos desde el arranque, precisamente por todo lo que supondrá la parte de liderazgo, de conocimiento que debe tener un equipo directivo.
Creo que estamos en un punto donde somos capaces de generar oportunidades: planes de formación a medida, de verdad, que nazcan desde la realidad que viven. Y lo digo porque, por ejemplo, lo estamos encontrando en instituciones que quieren que les hagamos acompañamiento a nivel pedagógico, pastoral, organizativo, de marketing, comunicación o sostenibilidad. Y nosotros somos capaces de buscar oportunidades que, a lo mejor, pueden ayudar a los equipos y centros a no perder la misión y, sobre todo, a orientar el propósito: educar.
Recientemente se ha firmado un acuerdo de colaboración entre este periódico, ÉXITO EDUCATIVO, y la Fundación Edelvives. ¿Cuáles son las líneas maestras de esta alianza?
Pues sumar dos ámbitos de primerísimo nivel: que Éxito Educativo trabaje con la Fundación Edelvives, y viceversa, es poner en valor lo que ya viene haciendo a nivel particular: nos vamos a retroalimentar. Tenemos la capacidad de dar a conocer y de generar una oferta de primer periódico a nivel educativo. Había necesidad y ganas de estar juntos. Y a nosotros nos empuja a ser eficaces e inteligentes en las propuestas que hagamos y, sobre todo, también darnos a conocer unos y otros. Creemos que llegamos a muchísimos educadores, instituciones y colegios y podemos ser parte importante en toda la labor que hacéis desde Éxito Educativo. Es una forma de ser altavoz de las muchas obras y propuestas que se hacen desde un ámbito y otro. Y porque entendemos que la parte de información tiene que estar también presente. Al final esto nos obliga a crear buenas prácticas por un lado y por otro. Éxito Educativo es capaz de llegar a mucha gente y nosotros de generar esas buenas prácticas en el ámbito educativo para que se hagan realidad. Para mejorar, cambiar y, sobre todo, crecer. Creo que esta es la clave de la alianza, o una de ellas.
Una pregunta que formulamos a todos los directivos y que nos permite, a través de sus respuestas, trazar una especie de estado de la cuestión: ¿cómo imaginaría el mejor colegio del mundo?
Lo tengo clarísimo. Una escuela en la que sentirte cuidado en todos los ámbitos (infancia, aprendizaje, encuentro…). La palabra cuidar es una competencia de primerísimo nivel de la que a veces nos olvidamos. Porque cuidamos a las personas. Un centro donde la persona ocupe el lugar que debe. Esta es la competencia que yo trabajaría. Nuestros colegios tienen que ser referenciales en la forma de cuidar. Tendríamos que cuidar la escucha y ofrecer cuidados educativos integrados. Ojalá. Ese es nuestro objetivo