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Los hombres son más susceptibles de no alcanzar el nivel de educación secundaria superior que las mujeres, tanto en España como en el conjunto de la UE23 o de la OCDE, entre aquellos cuya edad oscila entre los 25 y 34 años. Con carácter general, España tiene un déficit de titulados en segunda etapa de educación secundaria.
Así se señala en el último informe ‘Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE 2020’, que pone de relieve que el nivel educativo de la población adulta española (25 a 64 años) sigue mejorando, en tanto que se espera que los datos sigan mejorando en los próximos años, tras constatarse que baja al 30,2% entre la población adulta joven (25 a 34 años) aquellos que solo cuentan con estudios básicos en España. Si bien no es para echar las campanas al vuelo, pues este porcentaje es la mitad en nuestro entorno, el 15,5% en la OCDE y el 13,2% en la UE23.
Durante el periodo 2009-2019, el porcentaje de población adulta que posee solamente estudios obligatorios (inferiores a la segunda etapa de educación secundaria) se ha reducido en 9,7 puntos porcentuales, pasando del 48,4% al 38,7%. A pesar de la mejora, los valores siguen siendo altos respecto a la media de los países de la OCDE (de 26,2% a 21,9%) y de los países de la UE23 (de 24,2% a 18,3%).
Las diferencias porcentuales más significativas entre España y las medias internacionales se dan en la población adulta con estudios de segunda etapa de educación secundaria. Mientras que en España solamente el 22,7% tiene una titulación de este nivel, esta población supera el 40% en la media de la OCDE (42,4%) y de la UE23 (44,8%).
Estudios terciarios
Por el contrario, y esta es la buena noticia, en España se da un alto porcentaje de población adulta con estudios terciarios (38,6%) entre la media de la OCDE (39,6%) y de la UE23 (37,4%). Por tanto, la conclusión principal a que llega el estudio es que España tiene un déficit de titulados en segunda etapa de educación secundaria.
En los países con bajos porcentajes de población que solo alcanza estudios básicos, la proporción de titulados en educación terciaria y la de los titulados en secundaria y postsecundaria no terciaria suele estar equilibrada, con diferencias menores de 5 puntos porcentuales.
Sin embargo, existen destacadas excepciones, como Reino Unido y España, donde la población con estudios terciarios es claramente superior, o Alemania, Italia, Chile y Brasil, donde la población con estudios de segunda etapa de educación secundaria y postsecundaria no terciara es mayoritaria en esta comparación, con diferencias superiores a 15 puntos porcentuales en todos los casos.
Acceso al trabajo
Dado que el nivel de segunda etapa de educación secundaria suele preparar a la población para acceder a la educación superior (vía general) o para acceder directamente al mercado laboral, es más común que la población con este nivel educativo tenga una titulación por una vía profesional que por una vía general.
Sin embargo, en España el 13,3 % de la población tiene una titulación de segunda etapa de educación secundaria con orientación general, frente al 9,4 % cuya titulación de este nivel tiene orientación profesional.
La distribución de la población adulta con estudios terciarios por nivel alcanzado presenta diferencias entre países. Para la media de países de la OCDE, el grupo mayoritario ha alcanzado el nivel de grado o equivalente, seguido de los que han obtenido el nivel de máster o equivalente.
Para la media de países de la UE23 hay un equilibrio entre estos dos grupos, y en España ocurre que el grupo mayoritario es el que ha alcanzado el nivel de máster o equivalente, seguido de los que han logrado el nivel de ciclo corto de educación terciaria.
Las diferencias de género son importantes en los programas profesionales. Para la población entre 25 y 34 años y el nivel de segunda etapa de educación secundaria, la infrarrepresentación de las mujeres en los programas con orientación profesional es generalizada, representando solo el 41,8 % de las personas con este nivel de educación y orientación de programa en la OCDE; en España, sin embargo, alcanzan el 50,8 %. Además, las diferencias de género en este sentido se han hecho más grandes en la comparación entre generaciones para casi todos los países analizados.
El análisis entre generaciones también presenta otras diferencias importantes sobre la orientación de los programas educativos. En la mayoría de los países, la proporción de adultos con cualificaciones profesionales ha disminuido de generación en generación.
Así, el 71,6 % de la población entre 55 y 64 años de la OCDE ostenta una cualificación profesional, mientras que representa el 59,4 % de la población entre 25 y 34 años. De nuevo, en España, se da un patrón diferente, ya que pasa del 35,7 % en la generación entre 55 y 64 años al 48,9 % en la generación entre 25 y 34 años.