La educación digital ha emergido como un componente esencial en la enseñanza moderna, no solo como una herramienta pedagógica, sino también como un medio para preparar a los estudiantes para el futuro. Sin embargo, la implementación y el aprovechamiento de las tecnologías digitales en las aulas varían considerablemente entre diferentes etapas educativas y grupos de docentes.
Un estudio reciente ha revelado que el profesorado de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en España es el que más apoyo necesita para la integración efectiva de la educación digital, especialmente en comparación con sus colegas de otras etapas educativas.
Así se recoge en el estudio ‘Estado del empoderamiento digital del profesorado español y persistencia de la brecha de género y edad’, elaborado por Rocío Jiménez Cortés, de la Universidad de Sevilla, que recoge El Observatorio Social de la Fundación laCaixa.
El estudio muestra que, en términos generales, el profesorado de primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional (FP) tiene un nivel aceptable de empoderamiento digital. Sin embargo, es el profesorado universitario el que alcanza un nivel óptimo. Dentro de este panorama, las profesoras de la ESO presentan los niveles más bajos de empoderamiento digital, en contraste con las profesoras de etapas superiores, que superan la media nacional.
Este menor empoderamiento digital entre las profesoras de la ESO se explica, en parte, por una menor incorporación efectiva y creativa de las tecnologías digitales en su enseñanza. Los datos revelan que solo el 56,5% de este grupo utiliza la tecnología para crear, adaptar y personalizar experiencias de aprendizaje. Esta cifra es considerablemente inferior al 69,5% del profesorado de primaria, el 62,1% del profesorado de bachillerato y FP, y el 63,8% del profesorado universitario.
Además, solo el 43% de las profesoras de la ESO crea entornos digitales innovadores, y apenas un 44,1% aplica estrategias de aprendizaje utilizando plataformas de e-learning. Esta falta de adopción tecnológica se ve agravada por una menor motivación para utilizar tecnologías y un bajo empoderamiento en el uso de redes sociales. Las redes sociales, que podrían ser una herramienta poderosa para el desarrollo profesional y el descubrimiento de nuevos intereses, no se están aprovechando adecuadamente, lo que limita el crecimiento profesional y la innovación en la enseñanza.
Brecha de género en la motivación tecnológica
La persistente brecha de género en la motivación hacia las tecnologías digitales es otro de los hallazgos más preocupantes del estudio. Esta brecha no ha mostrado signos de reducción en los últimos veinte años. En todas las etapas educativas, los profesores (hombres) tienden a estar más actualizados en cuanto a nuevas tecnologías digitales que las profesoras (mujeres). El estudio indica que el 61,9% de los profesores toma la iniciativa en el uso de nuevas tecnologías digitales para la enseñanza, en comparación con el 59,8% de las profesoras.
Particularmente en la educación primaria, la brecha es aún más evidente: el 28,8% de las profesoras admiten sentirse menos cómodas con el uso de tecnologías digitales, frente al 17,4% de los profesores. Estas diferencias, que son estadísticamente significativas, subrayan la necesidad urgente de abordar esta brecha de género. Las medidas propuestas incluyen ampliar los tiempos de planificación de la enseñanza, optimizar la carga burocrática y proporcionar apoyo continuo para mejorar la comodidad tecnológica de las profesoras, lo que podría ayudar a romper estereotipos y resistencias al cambio.
Además de la brecha de género, el estudio también detecta una brecha intergeneracional significativa en el empoderamiento digital del profesorado de secundaria. Los docentes de 56 a 65 años en la ESO, bachillerato y FP muestran un menor nivel de empoderamiento digital en comparación con sus colegas más jóvenes (26 a 35 años). Este grupo de mayor edad incorpora menos las tecnologías digitales en la enseñanza y realiza menos evaluaciones digitales. De hecho, un elevado porcentaje (58,2%) del profesorado de bachillerato y FP de mayor edad no aplica estrategias de aprendizaje utilizando plataformas de e-learning, lo que contrasta notablemente con otros grupos de edad.
Este mismo grupo también es menos activo en el diseño de actividades utilizando aplicaciones y recursos digitales, con solo un 49,1% de docentes que lo hacen, y un 47,2% que ayuda a otros colegas a explorar y adoptar nuevas tecnologías. En primaria y universidad, en cambio, el profesorado de mayor edad muestra un mejor desempeño tecnológico, lo que sugiere que el problema es más acentuado en las etapas intermedias de la educación secundaria.
Las necesidades del profesorado
El profesorado de primaria es el que más expresa la necesidad de recursos humanos y materiales, seguido de cerca por el profesorado de la ESO. En general, las profesoras, independientemente de la etapa educativa, manifiestan una mayor necesidad de estos recursos en comparación con los profesores. Esta necesidad es especialmente pronunciada entre el profesorado de 36 a 45 años.
En cuanto al apoyo institucional y los incentivos, son los docentes de bachillerato y FP (33,75%) y los universitarios (33,25%) los que más demandan este tipo de apoyo. Además, los profesores (32,82%) reclaman más apoyo institucional e incentivos que las profesoras (30,24%). Este apoyo es crucial para que el profesorado pueda integrar efectivamente las tecnologías digitales en su enseñanza y mejorar su empoderamiento digital.
Por otra parte, la formación en educación digital es una necesidad destacada, especialmente para el profesorado de primaria (21,93%). Las profesoras, en general, demandan más formación (20,35%) que sus homólogos masculinos (18,25%). Esta necesidad es más acentuada entre los docentes de 56 a 65 años, lo que subraya la importancia de la formación continua y específica para este grupo.
Aunque la falta de tiempo es una necesidad menos mencionada, es relevante para el profesorado de bachillerato y FP (1,82%). Las profesoras son las que más indican esta necesidad (3,12%) en comparación con los profesores (2,17%).
El estudio pone de manifiesto que, aunque el empoderamiento digital del profesorado en España es aceptable en general, existen importantes brechas que deben ser abordadas. La brecha de género en la motivación tecnológica y la brecha intergeneracional en el empoderamiento digital son desafíos que requieren atención urgente. Además, la necesidad de recursos, apoyo institucional, incentivos y formación específica son elementos clave para mejorar la integración de las tecnologías digitales en la enseñanza.
Para avanzar hacia un sistema educativo más inclusivo y preparado para los desafíos del siglo XXI, es fundamental implementar políticas que apoyen a las profesoras y a los docentes de mayor edad en su desarrollo digital. Solo así se podrá garantizar que todos los estudiantes reciban una educación de calidad, adecuada a las demandas de la era digital.