Manuel de Castro, lleva una vida dedicada a la educación. Más de 35 años, de los cuales 14 ha sido director de centros educativos salesianos. En la actualidad del Colegio Santo Domingo Savio en Madrid. Durante ocho años este salesiano fue Secretario General de Escuelas Católicas, lo que le permite tener una amplia visión de la situación educativa en España. Este licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y máster de Cooperación Internacional por la Pontificia de Comillas, es muy consciente de cómo los cambios sociales repercuten en la educación. De ello, habla con ÉXITO EDUCATIVO, de donde también es miembro del Consejo Editorial.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrentan los directivos de centros escolares del siglo XXI?
El principal reto es abordar una educación cambiante, que es diferente. Los destinatarios, los alumnos, han cambiado. La era digital es una auténtica revolución, que no ha terminado. Los alumnos son hijos de otra sociedad distinta. Los docentes debemos introducir las nuevas tecnologías, pero también analizar el efecto cambiante de estas en la sociedad.
Además, está el reto de la innovación pedagógica. Ha habido muchos avances gracias a la neurociencia, sobre cómo actúa el cerebro, cómo aprende, cómo se implementan las cosas. Los conocimientos que pueden darse a los alumnos quizá sean inútiles en unos años, por lo que es más importante desarrollar competencias y capacidades para que puedan seguir aprendiendo.
¿Cómo afectan estos cambios a la dirección de los centros en aspectos como liderazgo, gestión de personas?
Más que nunca el director debe ser un líder que marque nuevos horizontes, nuevas formas de aprender, nuevos espacios. La labor de liderazgo adquiere una posición relevante. Antes el director podía ser un gestor general, y ahora debe ser un líder educativo, que anime en un liderazgo compartido. No debe ser él solo el que lidere; todos los directivos deben compartir ese liderazgo.
¿Qué aspectos de la gestión quedan por profesionalizarse en la dirección de centros educativos?
En nuestros centros, pienso que se ha avanzado mucho en la profesionalización, porque están llegando a esos puestos de trabajo seglares que son profesionales. Quizá el menos profesionalizado es el marketing educativo. Nosotros pensamos que necesitamos introducir en la educación el marketing. Debemos ser buenos y manifestarlo y que sea conocido lo que hacemos. Es el último reto que nos queda.
¿Cuáles son las cualidades que debe atesorar el directivo para el proceso de liderazgo?
Por carácter, hay personas con más cualidades para la dirección que otras; pero hay otras cualidades que pueden adquirirse en cursos de formación específicos. En Escuelas Católicas, hay cursos para directivos, pensando en el tipo específico para EC. En el currículum se han implementado esos aspectos. Las capacidades necesarias son las de liderazgo, las de gestión de personas, de animación. Hay que romper el miedo a compartir y hay que saber que otros centros pueden aportar mucho. Hay que compartir experiencias, poner en común. Es necesario aceptar que otros nos enseñen sus experiencias. Todos tenemos cosas que aprender.
¿Qué aporta pertenecer a una comunidad educativa como la de los salesianos?
Mucho. Sobre todo en el sentido en que tenemos connotaciones específicas, una manera concreta de trabajar, una metodología propia de nuestro estilo, unos valores, y una enorme ayuda de las direcciones generales (inspectorías) para animarnos, orientarnos. Los colegios salesianos vamos todos en una misma dirección.
¿Cómo es el carisma salesiano en la educación?
El principal elemento es la comunidad educativa. No solo educa el profesor, educa toda la comunidad: padres, docentes, PAS. Tenemos un estilo familiar. Buscamos la cercanía y el trato familiar entre alumnos y profesores. Eso se traslada a los equipos directivos.
¿Cómo afecta el descenso de la natalidad a los centros?
Va a ser algo definitorio. Siempre digo que no solo un marketing de fachada, sino ser buenos, ser competentes y que se conozca. Cuando trabajo el marketing, no es solo cómo me conocen mis clientes, sino cómo respondo mejor a las necesidades de nuestra comunidad.
Por último, ¿cómo ve la situación general de la educación en España?
Todos tenemos la obligación de dar respuestas a este cambio cultural. La escuela suele ir un poco al rebufo de estos cambios. En cuanto a las relaciones entre escuela pública y concertada estamos retrocediendo y esa situación lleva a que no se alcance un pacto educativo en beneficio de todos. Estamos en el punto de partida de confrontación y debate, motivados por intereses políticos, que no propician el pacto educativo. Los intereses electorales de los partidos políticos nos conducen al punto de partida.