Hubo una época en la que España era tendencia pedagógica a nivel mundial, a finales del s. XIX e inicios del s. XX vivinos una revolución educativa impulsada por Julián Sanz del Río y Francisco Giner de los Ríos. Aquella revolución fue secundada por intelectuales como Leopoldo Alas Clarín, Ortega y Gasset o Santiago Ramón y Cajal entre otros. Muchos la hemos estudiado en los Grados de Educación o Pedagogía y se la conoce como la “Institución de Libre Enseñanza”.
Han pasado 100 años con todas sus revoluciones sociales, guerras y transformaciones para que ahora se produzcan algunas coincidencias con lo que en aquel entonces se vivió, salvando las diferencias. Intelectuales como Cristina Campos o Arturo Pérez Reverte han sido noticia durante el año 2022 hablando de educación, alabando algunos cambios que se están generando y luchando contra unas prácticas cada vez más lejanas en el tiempo. Ambos intelectuales, al estilo de Clarín hace tiempo, han decidido contar su visión sobre el mundo educativo, y destacaron sus dificultades como estudiantes, los problemas que vivieron y las necesidades a las que se enfrenta la educación actual, la cual no debe dejar de formar en todos sus ámbitos a los discentes.
¿Qué defendía la ILE hace un siglo? La “Institución Libre Enseñanza (ILE)” defendía la necesidad de educar el carácter y formar a la persona en todo su ser, potenciaba el trabajo creativo y socrático y abogaba por una evaluación continua más allá de los exámenes. El trabajo manual era fundamental y se debía ir más allá del libro de texto. ¿Eso se llegó a generalizar en todas las escuelas? Por desgracia no fue así, y aquel movimiento fue interrumpido por la Guerra Civil sin llegar a democratizarse para toda la sociedad española. Como podemos observar no difiere en gran medida de lo que cada día se ve más presente en las escuelas. ¿Sería la ILE el germen de lo que hoy conocemos como ABP o APS y que cada día se materializa más en las escuelas del presente?
Al igual que generalizar aquella revolución pedagógica de Giner de los Ríos nos ha costado casi 100 años nos encontramos cosas similares a lo largo de la historia. Hemos tardado siglos en democratizar la imprenta. Desde que en 1450 Gutenberg hiciera lo propio el camino ha sido largo. No ha sido hasta finales del siglo XX cuando logramos que las familias españolas contasen con 50 libros en sus hogares, y aún hay familias que no llegan a esa cantidad. Pasa algo similar con la escuela. La democratización de la escuela de Montessori es hoy. Es ahora cuando vemos generalizados los principios de Célestin Freinet, o de Paulo Freire y lo vemos gracias a la revolución silenciosa de muchos docentes. España está viviendo la revolución silenciosa de la “escuela activa”. Una revolución que nace en nuestras aulas y de la cual muchos no son conscientes.
Mientras algunos se empeñan en ofrecer una visión oscura de la educación, fundamentada en resultados PISA e informes de la OCDE la realidad es bien distinta. Existe una realidad repleta de grandes docentes y experiencias de aula preciosas. Cada día hay más docentes que trabajan por proyectos con metodologías activas, maestros y maestras que están ofreciendo una educación realista y argumentada en la que los alumnos son los auténticos protagonistas, en la que sus estudiantes descubren con pasión, investigan, reinventan e incluso cuestionan, porque educar es también fomentar ese espíritu crítico. La democratización del buen hacer pedagógico se vive en miles de escuelas, públicas y privadas, como El Marinet, en Ripollet (Barcelona), Axular Lizeoa en Guipuzkoa o el CEIP Padrea en Segovia. Todas ellas ejemplos de buenas escuelas creativas, como las que demandaba Ken Robinson hace unos años en aquella charla TED. Muchas de esas escuelas no son las que salen en medios de comunicación, ni acaparan titulares ni obtienen premios, pero están haciendo viva una revolución imparable.
Otra de las coincidencias con aquella revolución pedagógica del ILE es que nació de la propia universidad, en aquel entonces la Complutense de Madrid, y ahora esta nueva revolución de la escuela activa actual vuelve a las aulas universitarias, aunque invirtiendo el camino. Es llamativo como las universidades cuentan entre sus docentes con maestros reconocidos por su trabajo en la escuela Primaria. Vemos a maestros como Carlos García Junco o Chema Lázaro en la UNIR, o a Daniel Pattier, quien es otro ejemplo de maestro de metodologías activas que ahora ejerce en la Universidad Complutense de Madrid. Otros ejemplos como Irene Alegría, Rosa Liarte o un servidor, que desde las aulas de Primaria o Secundaria estamos ahora también formando a docentes en la Universidad Europea. Otros académicos, como Víctor Arufe, Ingrid Mosquera y muchos más docentes de universidad son claros ejemplos de esta nueva revolución pedagógica de la democratización de la escuela activa hacia las escuelas.
¿Estamos presenciando una nueva revolución pedagógica en España? Sí, la revolución de la escuela activa. Esta revolución es realmente un cambio brusco, ya que en dos décadas estamos viviendo una transformación en la metodología de las aulas. Es un cambio radical, ya que para el alumno que lo trabaja supone una transformación importante y que genera permanencia en el tiempo. Y finalmente es un cambio cualitativo puesto que la mejora en el desarrollo competencial se ve potenciada por la clase activa, en la que el alumno trabaja estimulando y valorando su esfuerzo, y por supuesto el trabajo personal.
Seguramente a esta revolución pedagógica le falte una cabeza visible, una persona que haga de estandarte, como lo acabó siendo Giner de los Ríos, pero si algo ofrece interesante es la suma de tantos y tantos maestros. La unión de una gran cantidad de maestros y maestras que apuestan por utilizar metodologías activas, y es que en cada colegio hay varios docentes que apuestan por ello. Ejemplo de esos maestros que abanderan la revolución pedagógica de la escuela activa son Fernando Boillos, Fernando Martí, Roberto Busquiel, Beatriz Vicario o Anabel Valera, entre muchos otros, y lo mejor es que seguramente en ese colegio que tienes cerca de tu casa también haya uno de esos docentes que en silencio está generando una pequeña gran revolución.
Por Francesc Vicent Nogales Sancho, maestro de Primaria y Profesor en la Universidad Europea. Mejor docente de España (Ed. Primaria) por los Premios Educa Abanca 2021.