Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE (y II): “La formación de los docentes suele ser más una parte del problema que de la solución”

Andreas Schleicher, padre del Informe PISa, responsable de educación de la OCDE

Desde su puesto de director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher tiene una visión de conjunto de la educación en la mayor parte de los países del mundo como casi nadie más en el planeta. En esta segunda y última parte de la entrevista que ha concedido a ÉXITO EDUCATIVO, cuya primera entrega les ofrecimos ayer, nos ofrecerá su opinión sobre asuntos de enorme interés: la formación de los docentes, la labor de los directivos de educación, los modelos de gestión escolar y la importancia de las leyes de educación y de las nuevas tecnologías, o el papel de la OCDE para impulsar la educación en todo el mundo.

¿Mejorar la formación del profesorado es la clave para mejorar la educación? Si no, ¿cuál es?

Por supuesto que la formación del profesorado es importante, pero es un error pensar que va a ser efectivo hacer con los profesores lo que hacemos con los alumnos, es decir, meterles más horas en las aulas si no estamos contentos con sus resultados. Honestamente, la formación de los docentes suele ser más una parte del problema que de la solución, porque de ahí provienen muchas de las prácticas docentes obsoletas.

La cuestión principal es hacer de la escuela un lugar donde realmente todos aprendan, estudiantes, maestros e incluso padres. Eso significa dar a los profesores más tiempo para observar como dan clase otros profesores, participar en el desarrollo profesional colaborativo, contribuir a la investigación y mejorar la práctica profesional, etc. Pensemos en todo lo que han aprendido los docentes sobre tecnología educativa durante la pandemia, en comparación con las largas horas que han dedicado a la formación en estas materias durante los últimos años.

Pero quizás también deberíamos cambiar nuestra imagen de lo que es un buen profesor. Las expectativas con los maestros son altas y aumentan cada día.

Esperamos que sean capaces de tener una comprensión profunda y amplia de lo que enseñan, de a quién enseñan y de cómo aprenden los estudiantes, porque lo que los maestros saben y les importa, marca una gran diferencia en el aprendizaje de los estudiantes. Pero esperamos mucho más de lo que ponemos en las descripciones de los puestos de trabajo de los profesores.

Esperamos que los maestros sean apasionados, compasivos y reflexivos; que hagan que el aprendizaje sea importante y que alienten el compromiso y la responsabilidad de los estudiantes; que respondan con eficacia a estudiantes con necesidades, orígenes e idiomas diferentes, y que promuevan la tolerancia y la cohesión social; que proporcionen información y evaluaciones continuas de los alumnos y que se aseguren de que estos se sientan valorados e incluidos y que el aprendizaje sea colaborativo. Esperamos que los propios maestros colaboren y trabajen en equipo, y lo hagan con otras escuelas y con los padres, para establecer metas conjuntamente y planificar y supervisar la consecución de los objetivos.

Y, por último, es poco probable que los estudiantes practiquen el aprendizaje permanente a lo largo de sus vidas si no ven a sus maestros participando activamente en este tipo de aprendizaje, dispuestos a ampliar sus horizontes y a cuestionar los saberes establecidos de su época.

Pero hay más. La mayoría de las personas de éxito tuvieron al menos un profesor que marcó una diferencia real en sus vidas, porque actuó como un modelo a seguir, o se interesó genuinamente por su bienestar y su futuro, o les ofreció apoyo emocional cuando esos estudiantes lo necesitaban. Estos aspectos de la enseñanza son difíciles de comparar y cuantificar, pero diseñar una organización del trabajo y una cultura de apoyo que fomente estas cualidades contribuirá en gran medida a garantizar que todos los estudiantes tengan éxito.

En ese sentido, ¿cuál es el papel que deben jugar los directores de los colegios? ¿Qué modelo de gestión escolar es el mejor para usted?

Un auténtico liderazgo es fundamental para prácticamente todos los aspectos de la educación, particularmente cuando hay poca coherencia y capacidad. Aunque hay muchos maestros, escuelas y programas educativos increíbles en todos los sistemas educativos, se necesita un liderazgo eficaz para construir un gran sistema educativo. Si desea lograr un cambio real y duradero, no se pregunte cuántos docentes apoyan sus ideas, pregúntese cuántos docentes son capaces de cooperar de manera eficaz y se comprometen a hacerlo.

Entonces, los responsables de los centros escolares que deseen introducir cambios con visión de futuro, no se pueden limitar a dar órdenes e intentar que se cumplan. Necesitan construir un consenso que sea sentido como propio por todos, apostar por el cambio y ofrecer su apoyo para que ese cambio sea una realidad y seguir siendo creíbles sin ser populistas. Deben concentrar los recursos, desarrollar capacidades, cambiar las organizaciones laborales y crear el clima político adecuado con medidas de rendición de cuentas diseñadas para fomentar la innovación y el desarrollo, en lugar de limitarse a cumplir. Y deben ir en contra de la dinámica de las burocracias territoriales y jerárquicas que aún dominan las instituciones educativas. Deben abordar las estructuras institucionales que, con demasiada frecuencia, se construyen en torno a los intereses y hábitos de los educadores y administradores en lugar de los de los alumnos.

En España nunca hemos tenido una ley de educación por consenso. ¿Es esta una situación única en Europa? ¿Cree que este consenso es fundamental para mejorar la educación en España?

Bueno, la naturaleza misma de la política consiste en reconciliar puntos de vista divergentes. Pero creo que cuanto más consenso pueda establecer la comunidad educativa sobre lo que constituye un aprendizaje bueno y efectivo, menos volátil será el sistema educativo frente a las polémicas políticas.

¿Le estamos prestando demasiada atención a las nuevas tecnologías en educación, pantallas, aplicaciones y todo eso? ¿Qué nos estamos perdiendo a cambio?

La educación es siempre una experiencia social y relacional, pero la tecnología puede marcar una gran diferencia, haciendo que el aprendizaje sea más granular, más adaptativo y más interactivo. Pero tenga en cuenta que la tecnología no es un poder mágico, sino un extraordinario amplificador y acelerador. Puede amplificar tanto la buena práctica educativa como la mala práctica educativa. Puede superempoderar a los maestros para que comprendan mejor cómo aprenden los estudiantes de diferentes formas y aceptar esa diversidad con un aprendizaje práctico más diferenciado, o puede desempoderarlos para hacer que las lecciones estén más guionizadas y juzguen a los estudiantes según los patrones que han observado antes en otros estudiantes.

Si pudiera elegir el mejor país para que estudien tus hijos, ¿cuál elegiría?

Es una pregunta realmente difícil, realmente depende de los resultados de aprendizaje que valores y del tipo de pedagogía más adecuada para tu hijo. He sido muy afortunado de poder observar ejemplos fantásticos de enseñanza y aprendizaje en más de 70 países. Es verdad que la mejora educativa es mucho más fácil de anunciar que de lograr, pero hay muchos éxitos de los que podemos aprender. No se trata de copiar soluciones prefabricadas de otros países; se trata de mirar seria y desapasionadamente las buenas prácticas en nuestros propios países y en otros lugares para conocer lo que funciona y en qué contextos.

¿Cómo contribuye la OCDE a la educación de sus países miembros?

Nuestras comparaciones internacionales brindan a los países un espejo en el que pueden mirarse a sí mismos a parir de lo que se logra en otros lugares. Entonces, la OCDE no les dice a los países lo que deberían estar haciendo, sino lo que todos los demás están haciendo y con qué éxito. Y luego ayuda a los países a aprovechar ese conocimiento para lograr mejoras en su propio contexto.

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