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Ser un buen profesor no es solo un título. Esa es la puerta para ser un buen profesor, para lo que se requiere de una amplia gama de habilidades y conocimientos que permitan una enseñanza efectiva y duradera en los estudiantes.
Es necesario tener un dominio completo de la materia que se imparte, y contar con un plan de estudio bien estructurado. Pero esto no es suficiente. También se necesita entusiasmo por la enseñanza, y ser cariñoso y empático con los estudiantes. La observación, la empatía y la buena comunicación son habilidades importantes que un buen docente debe poseer.
Además, es fundamental evaluar a los estudiantes de manera justa y objetiva, extremando en pruebas escritas, trabajos, comportamiento en clase y participación. Un buen profesor debe ser capaz de encontrar un equilibrio entre el dominio de la materia y las habilidades interpersonales que permiten establecer una relación positiva y efectiva con los estudiantes.
Como docente, es importante tener conocimientos previos que puedan ser transmitidos de manera eficiente, lo que implica una preparación pedagógica previa. Además, para mejorar la relación profesor-alumno, la empatía, comunicación y confianza son clave.
Es crucial que la relación sea cordial, profesional y formativa, centrándose exclusivamente en lo pedagógico. Los estudiantes de Grados o Másteres de Magisterio, como los que se ofrecen en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, los grados de Infantil, de Primaria o el máster de Secundaria, deben analizar individualmente su caso y reconocerse como profesionales de la docencia con vocación suficiente.
Una vez que se resuelve esta disyuntiva personal, los profesores pueden seguir estos consejos para mejorar la relación con sus futuros alumnos. Por ejemplo, para ganarse el respeto de sus estudiantes, es importante que les dé un buen ejemplo. Como docente, debe mantener su posición de autoridad en el aula y evitar comportamientos que puedan ser vistos como «colegueo». También es recomendable establecer una autoridad moral clara y prestar atención a su tono de voz y actitud corporal, ya que estos factores pueden influir en la percepción que sus estudiantes tengan del profesor.
Asimismo, es fundamental que se prepare bien para cada clase y que sea coherente en sus acciones y palabras. Finalmente, el profesor debe mostrar empatía hacia sus estudiantes y tratar de entender sus necesidades y preocupaciones.
En resumen, ser un buen profesor implica ser un experto en la materia y tener habilidades interpersonales adecuadas para establecer una relación efectiva con los estudiantes, así como prestar atención a la comunicación y comportamiento en el aula.