8 de cada 10 antiguos alumnos que recibieron clase de Religión cuando estudiaban admiten que influyó “positivamente” tanto en su desarrollo personal, haciéndoles sentir mejores personas y más tolerantes, como en su evolución profesional.
Así se desprende del estudio Panorama de la Religión en la Escuela, coordinado por Carlos Esteban, director del Observatorio de la Religión en la Escuela y auspiciado por la Fundación SM, que fue presentado este miércoles.
Se pueden hallar más detalles del estudio clicando en este enlace.
La encuesta contestada por 1.312 antiguos alumnos supone una aproximación al sentir de este colectivo de personas, pero, sobre todo, una reveladora novedad respecto a anteriores encuestas, que no recogían sus impresiones.
El resultado principal, contó Carlos Esteban, es que el 90% tienen un recuerdo “agradable” de los profesores de Religión el 90%, mientras que un 80% reconoce que la clase influyó “positivamente” en su desarrollo personal e incluso profesional.
Además, más de dos tercios de esos antiguos alumnos contesta que aquellas clases les ayudaron a desarrollar un pensamiento crítico, 4 de cada 5 las vinculan con su sensibilidad hacia los que más sufren en la sociedad y un 65% reconoce que les ayudó a encontrar sentido a sus vidas.
En relación con los alumnos actuales, de acuerdo con esta encuesta, por encima del 80% reconocen que la clase de Religión les ayuda a ser “mejores personas, más tolerantes y separar el bien y el mal”, mientras que dos de cada tres dicen que también les ayuda a conocer otras culturas y religiones. Igualmente, al 50% les ha ayudado a conocer la iglesia, así como los derechos humanos y temas de justicia.
Profesores de Religión, mejor valorados que el resto
Por otra parte, valoran a los profesores por encima de los profesores de otras materias. En los centros públicos, por ejemplo, más de la mitad creen que los profesores de Religión son mejores que los de otras materias. Eso revela, a juicio de Carlos Esteba, “una cercanía del profesor de Religión”, donde encaja “un perfil de profesor cercano y educador”.
El 68% de los alumnos se dice religioso practicante católico; un 11% se declara ateo, un 17% agnóstico o indiferente y un 2% de otras religiones. Una diversidad que “tampoco supone un problema”, opina Esteban.
Con carácter general, mayoritariamente ningún colectivo (alumnos, familias, profesores) “tiene problemas reales” con la clase de Religión en su funcionamiento. Cuando se les ha preguntado “hemos percibido una satisfacción generalizada en familias, profesores, alumnos y antiguos alumnos”, quien presentan una valoración “muy positiva” de la clase de Religión.
En palabras de Carlos Esteban, esta clase “funciona razonablemente bien, y en algunos aspectos yo diría de sobresaliente”. Asó que, a su juicio, la clase de Religión, “vista de cerca, no es problemática”.
En detalles, de las 18.802 encuestas se deriva que no son ya sostenibles algunos estereotipos que perviven en el imaginario social ni lo es tampoco que se siga acusando a la clase de Religión de adoctrinamiento, manipulación o que está fuera del ámbito educativo. “No es un privilegio de la Iglesia, más propio del nacionalcatolicismo, que de la nueva democracia”, arguye Carlos Esteban.
Este nuevo estudio sucede al de 2010 y de 1998, y de algún modo complementa la serie. En este punto, Esteban advierte que cada vez que hay una reforma educativa, como ocurre ahora con la Ley Celaá, la clase de Religión se ha presentado como un problema, “un elemento de conflicto y polémica, pero la oportunidad”, enfatiza Esteban, “es que con los datos y la realidad en la mano se puede pensar esa clase desde un planteamiento más pedagógico y sin estereotipos”.
Profesores laicos de Religión
Actualmente, el cuadro docente de Religión católica lo integran 14.000 profesores en centros públicos, y 60.000 en educación concertada y privada. Unos 300 lo son de religión evangélica y un centenar islámica.
El perfil del profesor, a partir de las 3.500 respuestas obtenidas, es que es laico en su totalidad, dos de cada tres están casados, no hay sacerdotes y apenas quedan religiosos en los centros concertados. Son todos titulados y cuentan en un 75% de los casos con una segunda titulación, lo que les convierte en un perfil académicamente muy cualificado. A eso se une, que el 97% hace actividades de formación permanente todos los años.
La mayoría de los profesores rechaza los estereotipos que envuelven esta clase y valora las contribuciones educativas de la enseñanza de la religión a la formación integral de los alumnos. También aprecian que enseñe a comprender otras culturas y a ser más tolerante con otras culturas, y que ayude a la formación integral y a la autonomía personal, social y ética.
El estudio subraya que el profesorado es activo socialmente, como prueba que hasta el 71% está implicado en tareas de compromiso por la justicia, voluntariado u ONG. Entre los ‘peros’, destaca que siendo como son reconocidos por su trabajo, empezando por los equipos directivos de los centros donde imparten esta docencia, no obstante, no se sienten valorados en un 92% de los casos por la sociedad. Solo 1 de cada 10 se siente valorado en este ámbito.
Por comparación, los profesores de otras materias se sienten valorados en un 20%. Por si fuera poco, a eso se suma que apenas el 45% dice sentirse reconocido por la Iglesia, lo que, en opinión de Carlos Esteban, “nos muestra áreas de mejora en la organización de los profesores de Religión” en este contexto.
Para las familias, Religión es un ejercicio de libertad
Un total de 5.797 respuesta recibidas por parte de las familias, si bien el 90% de centros concertados o privados y solo el 10% de familias cuyos hijos se forman en la escuela pública. Apuntado esto, en un 99,3% de los casos las familias vinculan la opción de la clase de Religión con “un ejercicio de libertad de educación”.
Para 3 de cada 4 familias, la clase es necesaria para una buena formación de sus hijos. El 83% valora el aumento de la cultura y el conocimiento de las religiones, el 83% aplaude los valores que propone, dos de cada tres familias dicen que sus hijos son más responsables y el 67% que fomenta el pensamiento crítico de los alumnos como futuros ciudadanos. En general, el 73% de las familias están satisfechas o muy satisfechas con la clase que reciben sus hijos.