Laura Sequera es coordinadora estatal del servicio del Defensor del Profesor del sindicato ANPE Nacional y Defensora del Profesor en la Comunidad de Madrid. En esta entrevista concedida a ÉXITO EDUCATIVO Sequera valora en profundidad el último informe del departamento que representa, que, aunque ligero, reconoce un incremento del acoso al profesor por parte de alumnos y de sus padres, pero usando las redes sociales como vehículo. El confinamiento en el último curso favoreció este escenario contra el que no cabe más respuesta que la reacción inmediata y siempre bajo el amparo de la ley. Esta es, al menos, la fórmula que defiende Laura Sequera y que aplica desde el Defensor del Profesor.
En el último curso han detectado un aumento del 10 al 12% de amenazas de alumnos a profesores; un porcentaje similar de ciberacoso ¿A qué lo atribuyen?
Este aumento se ha producido como consecuencia de la crisis sanitaria y el confinamiento domiciliario. En el último trimestre, el mayor uso, casi exclusivo, de las herramientas tecnológicas ha favorecido que los alumnos que ya tenían un perfil de actitudes de falta de respeto, de acoso y de presión para rectificar notas, cuando lo han podido hacer a través de redes sociales y plataformas, lo que no se atreven cara a cara, sí han sido capaces de decirlo a través de estos medios.
Por tanto, ese incremento se produce como consecuencia de eso. Además de las grabaciones que se han producido. Es muy fácil grabar a un profesor cuando está impartiendo clase: se le graba y luego se mofa uno de él a través de las redes sociales y de los emails. En este ámbito se han producido situaciones de falta de respeto y acoso, porque, como digo, es más fácil decirlo a través de estos medios que permiten no enfrentarse con el profesor cara a cara.
Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional, cuando hablan de estos ataques que se producen no solo a los profesores, sino a cualquier persona o institución, a través de las redes sociales lo explican muy bien: psicológicamente hablando, es más fácil actuar desde una posición de semianonimato.
También crece el número de amenazas de padres a profesores.
El acoso de padres tiene que ver con la falta de respeto, con acusaciones carentes de fundamentos muchas veces, con acoso también y con presión para poner nota. Lo que sucede es que los padres, en muchas ocasiones, y, sobre todo, en cursos de ESO y Bachillerato, quieren ejercer presión para cambiar las notas. Llega un momento en que si sus hijos, no a través del esfuerzo y la perseverancia y constancia del estudio, sacan peor nota que la esperada, pues rápidamente, en vez de responsabilizar a sus hijos de esta situación, de concienciarles de que tienen que trabajar, estudiar y luchar por conseguir las notas que tienen como objetivo, que sería lo lógico, pues culpabilizan al profesor.
¿Cómo lo hacen? Pues le dicen que el examen no es adecuado, que el profesor no sabe dar clase, o no sabe corregir, que debería abandonar la educación porque tiene más de 50 años y está obsoleto; es decir, culpan al profesor de toda la irresponsabilidad de los hijos. Estos son los padres llamados ‘helicóptero’, que hacen a unos hijos totalmente dependientes e irresponsables, que no son capaces de asumir sus responsabilidades y no saben que cada decisión que tomen tiene unas consecuencias.
Esos padres no lo aceptan porque, como estamos en un mundo competitivo, y más en la parte de bachillerato, pues lo que hacen es acosar al profesor, ningunearle y faltarle al respeto, de tal manera que a través de este acoso y estas presiones ellos lo que intentan es que se les modifique las nota para así salirse con la suya y su hijo pueda tener, en vez de un 2, por ejemplo, en Física, que tenga un 5.
A eso se suma que, a veces, la inspección educativa no apoya al profesor, y si no apoya, al final el padre hace que esa nota se pueda cambiar. Han aumentado los acosos porque también a través de las redes sociales y las plataformas educativas los padres se han permitido difamarles, acusarles y faltarles al respeto, incluso amenazarles con que van a ir a inspección.
Entre las expresiones más suaves que sueltan los padres a los profesores están la de ‘te vas a enterar’, ‘te voy a arruinar la vida’, ‘no tienes ni idea’, ‘te voy a sacar de la profesión docente’, ‘vas a perder tu trabajo’ o ‘lo voy a comunicar a la dirección de área territorial’. Con esto se han encontrado los profesores durante la época de pandemia en el tercer trimestre de este año.
¿Qué les preocupa más a los profesores, las amenazas de alumnos o de los padres?
Lo que nos llega al Defensor es que a los profesores les preocupa mucho la degradación de la calidad del sistema educativo. Parece que el profesor aquí es el único elemento importante del deterioro del sistema y del comportamiento de los alumnos y los padres. Cuando hablo con los profesores me dicen que no hay derecho a que los alumnos buenos de una clase que quieren trabajar, que perseveran, que dedican todos los días 4 horas al estudio tengan que soportar la pérdida de 8, 9 o 10 minutos de clase cada sesión porque tiene que estar mandando callar todo el rato, eso sí, de una manera ‘hipereducada’, para evitar que los padres me acusen a mí de acoso a su hijo con la falta de respeto.
Eso es una injusticia del sistema, el que ese niño haga que otros niños buenos pierdan esa cantidad de tiempo de poder recibir clase, y que tengan un clima escolar en cada clase que es muchas veces bastante insoportable. La preocupación de los docentes es la injusticia que se produce con relación a los alumnos buenos que están en un clima de convivencia en las aulas muchas veces que dista de ser el óptimo para poder impartir una clase adecuadamente en un clima de respeto adecuado para que los alumnos buenos puedan aprovechar los contenidos curriculares, hacer más ejercicios y afianzar mejor esos conocimientos. Algo que que muchas veces no pueden debido a ese clima disruptivo que hay por parte de esos alumnos. Que no puedan nuestros alumnos buenos aprovechar mejor ese tiempo es lo que más preocupa a los profesores. Porque para poder aprender adecuadamente nuestro cerebro tiene que estar atento y con ausencia de ruido, y en un entorno y un clima en el cual mi atención tiene que ser máxima, porque si no, no puedo atender, no puedo aprender.
¿Qué les recomiendan ustedes a los docentes afectados por estas situaciones?
Lo primero es apoyar emocionalmente al profesor, luego le informamos y asesoramos a nivel profesional, jurídico y sindical. Según la normativa, y dependiendo de la problemática, les asesoramos. Si hay un niño o un padre que ha realizado falsas acusaciones, falta de respeto grave, ha difamado a través de las redes sociales, ha difundido una fotografía sin permiso, ha insultado gravemente… lo que les decimos a los profesores es que lo pongan en conocimiento de la Policía Nacional o de la Guardia Civil, porque eso es intolerable.
Por la ley de autoridad del profesor, supone un atentado lo que realizan esos alumnos y padres, que creo que no lo saben o es que les da igual. Cuando es otra situación, donde se falta al respeto porque un alumno no quiere salir de una clase, a pesar de faltar el respeto a otro aluno o al profesor, lo que tiene que hacer los profesores es ponerlo inmediatamente en conocimiento del equipo directivo y que realicen un escrito sobre lo sucedido para que lo registren en el centro y quede institucionalizado. Ese documento, donde el profesor describe con todo lujo de detalles lo sucedido, en un momento dado, si tiene que acudir a un juicio para denunciar a unos padres a un alumno si el suceso es grave tiene validez para un juicio y para Inspección Educativa.
Con carácter general, de sus observaciones, ¿Está el docente suficientemente amparado por la dirección del centro, por las autoridades públicas, por la ley, en suma? ¿Qué habría que reformar en la legislación para devolver al profesor la autoridad que le corresponde en el aula?
Para que el profesor fuera bien visto por parte de la administración, de la sociedad y estuviera más apoyado y tenido en cuenta como un referente de cultura, de ciencia y el garante del derecho a la educación, lo primero es que los medios de comunicación tenéis un papel fundamental para destacar su labor, al igual que se ha hecho con los profesionales sanitarios. Es muy importante que los medios pongan en valor el trabajo que se realiza.
Por otra parte, estamos pidiendo un plan estratégico de mejora de la convivencia escolar de los centros educativos, donde haya algunas mejoras, como un protocolo de actuación rápido en el caso de que hay un profesor agredido por un alumno para saber cómo proceder en esa situación y que todos los centros lo hagamos de manera unánime. Que cuando haya una agresión por parte de un alumno, no solo física, también psicológica importante, que los directores estén obligados a nivel estatal a comunicarlo inmediatamente a las direcciones provinciales y direcciones de áreas territorial.
También que haya unos protocolos de protección a la víctima ágiles en los temas de violencia escolar contra los alumnos que son víctimas de acoso y que no sean solo un plan de prevención y detección, sino un plan donde se agilice la protección a la víctima. Así mismo pedimos que se reúnan con más asiduidad los observatorios autonómicos para la convivencia escolar. Este año se ha reactivado el Observatorio Estatal de la Convivencia en noviembre pasado, pero ¡después de nueve años! No es posible que esté nueve años sin reunirse, porque ahí se generan propuestas de cómo mejorar el clima en los centros y eso iría a los observatorios autonómicos.
¿De qué forma ayuda en este tema del acoso y otros temas el Defensor del Profesor de ANPE a los docentes y cómo pueden estos acceder a sus servicios?
Los profesores tienen muchas veces lo que se llama la ‘indefensión aprendida’ y aguantan, y aguantan, porque piensan que su trabajo es aguantar, y así se les dice a veces por parte de Inspección Educativa. Pero su trabajo no es ese, son personas de ciencia, universitarias, funcionarios del estado y portadores de ciencia. Su función no es aguantar, su función es enseñar, ayudar al alumno para que crezca y desarrolle sus conocimientos e inteligencia y eso no se puede hacer si no hay un respaldo por parte de los padres, de la administración educativa y del propio alumno, para que este niño pueda interiorizar sus aprendizajes y desarrollar la inteligencia. Cuando nos llaman los profesores se sienten incomprendidos, desamparados, con unos niveles de ansiedad muy elevados.