Es un debate a pie de calle. Una de las últimas voces que se ha posicionado al respecto es la de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), que se ha mostrado contraria a la intención del Ministerio de Educación de restringir el uso del teléfono móvil en los centros educativos, especialmente en Educación Secundaria y Bachillerato.
A juicio de la Confederación, que representa a más de 12.000 AMPA de la escuela pública, “es necesario invertir en educar en el uso del dispositivo antes que prohibir”.
Por eso aboga por formar a las familias, el profesorado y el alumnado en el correcto uso del móvil y los peligros que conlleva, como la pérdida de concentración, la adicción, el ciberacoso o el acceso a contenidos inadecuados.
CEAPA pide no “criminalizar” el uso de dispositivos tecnológicos y, en cambio, generar un debate “desde la serenidad y la sensatez” para valorar los efectos positivos que tiene la tecnología “siempre que hagamos buen uso de ella”, señala la vicepresidenta, Leticia Cardenal.
La Confederación insta a regular el uso del móvil en los centros de manera que, si es necesario un dispositivo para realizar tareas pedagógicas, “sea el propio centro educativo el que lo aporte, no el alumnado, pues genera desigualdad al haber alumnos y alumnas sin móvil, tablet o internet”.
Regular el acceso al porno
En cuanto al acceso a contenido pornográfico, CEAPA reclama que se regule “con compromiso y seriedad” y que los requisitos para abrir cuentas en redes incluyan sistemas de verificación de edad fehacientes que impidan a los menores acceder a este tipo de publicaciones.
“Esperamos que se abra un debate serio y calmado con toda la comunidad educativa, en el que, por supuesto, se cuente con la opinión de las familias, porque somos una parte importante para que nuestros hijos e hijas hagan un uso adecuado de los dispositivos tecnológicos”, asegura CEAPA.
La pornografía es un tema controvertido que genera opiniones diversas y enfrentadas. Algunos la consideran una forma de expresión artística y de libertad sexual, mientras que otros la ven como una forma de explotación, violencia y degradación. Pero, ¿qué efectos tiene la pornografía en los más jóvenes, que son más vulnerables y están en pleno desarrollo psicológico y emocional?
No existe una respuesta única y definitiva a esta pregunta, ya que los estudios al respecto son escasos y contradictorios. Sin embargo, se pueden señalar algunos riesgos potenciales que la pornografía puede tener en los adolescentes y jóvenes, tales como la distorsión de la imagen que tienen de sí mismos y de su sexualidad, al compararse con los modelos irreales e idealizados que presenta la pornografía.
El porno también genera expectativas poco realistas y frustrantes sobre las relaciones sexuales y afectivas, al basarse en escenarios ficticios y estereotipados que no reflejan la diversidad y la complejidad de la sexualidad humana.
Además, fomenta actitudes machistas, sexistas y violentas hacia las mujeres, al reproducir roles de dominación, sumisión y cosificación que perpetúan la desigualdad de género y el patriarcado, por no hablar de la adicción, aislamiento social y problemas de autoestima que genera, al sustituir el contacto real con otras personas por el consumo compulsivo de imágenes y vídeos pornográficos.
Exponerse a contenidos inapropiados, ilegales o peligrosos, al acceder a páginas web o aplicaciones que no tienen ningún control ni filtro sobre el tipo de material que ofrecen es lo que se propone regular ahora al gobierno, después de años de reivindicaciones en este sentido de organizaciones como CEAPA.
Estos riesgos no implican que la pornografía sea siempre perjudicial para los más jóvenes, ni que deba ser prohibida o censurada. Lo que se necesita, en la línea expresada por CEAPA para lo concerniente a un uso responsable del móvil, es una educación sexual integral, crítica y respetuosa, que les ayude a desarrollar una sexualidad sana, libre y responsable.
Una educación sexual que, además, les informe sobre los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y éticos de la sexualidad, que les enseñe a reconocer y expresar sus emociones, deseos y límites, que les oriente sobre cómo prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, que les fomente el respeto hacia sí mismos y hacia los demás, y que les capacite para tomar decisiones informadas y conscientes sobre su vida sexual.