Portátiles corporativos para todos los docentes, ¡YA!

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Uno de los asuntos que más me llama la atención en estos días de confinamiento por el coronavirus desde el punto de vista educativo es cómo los docentes están organizándose para seguir atendiendo a sus estudiantes, utilizando para ello sus ordenadores particulares. Todo el mundo da por sentado que los docentes disponen de ordenadores en sus domicilios. Pero esto no tiene por qué ser así.

Me explicaré.

Este es ya el quinto artículo semanal dedicado a la pandemia que nos asola. Y durante todo este tiempo ha habido quejas del cuerpo docente sobre varios asuntos. Una de las más repetidas ha sido la falta de capacidad de algunas plataformas virtuales de las consejerías. Otra ha sido la falta de instrucciones precisas sobre cómo trabajar. O cómo atender a los estudiantes que no tienen acceso a medios telemáticos. Entre otras. Pero no he leído ni una sola queja de los docentes relativa a la falta de dispositivos en sus hogares. Tampoco de falta de conexión a Internet, o de la mala calidad de ésta.

Por otra parte, también ha habido iniciativas de todo tipo para ayudar en esta situación. Desde editoriales y proveedores de contenido que han puesto sus recursos temporalmente gratuitos, a empresas e instituciones que han facilitado dispositivos para los estudiantes, o grandes iniciativas de formación a docentes facilitadas por instituciones y empresas (MicrosoftGoogle).

Igual que en el caso de las quejas, no he visto ninguna iniciativa de ayuda que estuviera destinada a facilitar dispositivos o buena conectividad a los docentes que lo necesitaran.

Lo urgente y lo importante

Naturalmente, este es un asunto secundario en estos momentos de urgencia sanitaria. Incluso también en la emergencia educativa. Al fin y al cabo, si un docente no dispone de ordenador para trabajar, puede simplemente adquirir uno por su cuenta. Me consta que es lo que han hecho muchos en estos días. Sin pestañear. Y la mayoría de estudiantes no pueden hacer lo mismo, por desgracia.

Es normal que si se piensa en dispositivos inmediatos en estos días, se piense naturalmente en las familias más desfavorecidas. Esa es la urgencia.

El problema es que esto ha sido casi siempre así. Siempre me resultó curioso cómo en la época de la «Escuela 2.0», las administraciones repartieron una gran cantidad de dispositivos a los estudiantes. Miles y miles de ellos. Pero en algunas ocasiones no a los docentes. Estamos hablando de hace diez años, y en aquel momento la situación no era de urgencia como ahora.

Según se establece en España y en nuestro entorno europeo, la competencia digital es una de las que deben adquirir los estudiantes, y sus docentes deben ayudarles a conseguirlo. Por ello se busca la capacitación de los docentes. Hay marcos de referencia para la competencia digital docente. Y también para las organizaciones educativas digitalmente competentes. Incluso herramientas de evaluación a tal fin. Todo esto está muy bien. Pero falta la base: facilitar a los docentes las herramientas básicas para ello.

¿Cómo van a ayudar los docentes a adquirir la competencia digital a sus estudiantes si no pueden tocar ellos mismos un ordenador corporativo personal? Es cierto que en los centros hay algunos ordenadores puestos a disposición de los docentes. Pero nada más. Además esos ordenadores suelen estar obsoletos, y son compartidos con todos los demás profesionales del centro. Es habitual que haya que «hacer turnos» para poder utilizarlos, con lo que el tiempo que se pierde es inmenso.

El futuro inmediato

Pero después del coronavirus esta situación de docentes sin acceso a medios digitales personales no debería volver a producirse. Es una de las cosas que estamos aprendiendo estos días.

Y para ello, el primer paso es que todos los docentes deben contar con un portátil corporativo, y conexión garantizada a Internet de calidad. Ya no podemos depender de la buena voluntad de los docentes, que ponen sus medios privados a disposición de su trabajo.

Todo el mundo laboral va a ser distinto después de la pandemia. El teletrabajo ha venido para quedarse en todos los sectores donde esta opción es posible. Y la educación digital también.

De hecho, la educación digital ya no será algo optativo, sino obligatorio. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, después del confinamiento todos los docentes deberán ir preparándose para poder atender de la mejor manera posible a los estudiantes en hipotéticas repeticiones de esta reclusión.

Y la administración solamente podrá pedir a los docentes que se actualicen hacia la educación digital si les provee de los medios para ello. En anteriores artículos hemos argumentado la necesidad de apretar el acelerador en la transición hacia una educación digital. El primer paso para ello es facilitar portátiles corporativos para los docentes. Y buena conexión a Internet ubicua (¿tarjetas 4G?). De otra manera no podrán darse pasos adicionales.

Julián Alberto Martín

La tecnología, ¿mejora la educación?

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