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Después de varios artículos centrados en el uso de la Inteligencia Artificial en educación, hoy pasamos a dedicarnos a un punto central de nuestra visión de la educación en general y de la tecnología educativa en particular: lo que ha venido en llamarse Educación Basada en Evidencias (EBE).
¿Y qué es la Educación Basada en Evidencias? Se trata de algo casi de sentido común. No es más que trasladar al campo educativo lo que la medicina viene haciendo desde hace muchas décadas: proponer que se acepten o se promuevan únicamente las prácticas cuya eficacia haya sido probada. Así de sencillo.
Porque, ¿usted aceptaría que un médico innovador le prescribiera un tratamiento no contrastado para tratar su dolencia? Seguro que no. Pero en educación se hace esto continuamente. De hecho por ejemplo el concepto de negligencia médica no tiene equivalente en educación: no existen las negligencias educativas. Pero, ¿es que no hay prácticas educativas que funcionan mejor que otras? Pues sí que las hay.
Investigación y difusión
En distintos países contamos con instituciones que hacen una estupenda labor de difundir la investigación sobre la eficacia y eficiencia de distintas metodologías educativas:
- La Education Endowment Foundation en Reino Unido.
- El Leibniz Institute for Research and Information in Education en Alemania.
- El Conseil Scientifique de l’Education Nationale en Francia.
- La What Works Clearinghouse de Estados Unidos.
- La Society for Evidence Based Teaching en Australia.
- El Skills Bank del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
- El MineduLAB de Perú.
- Etc.
En España este movimiento es aún pequeño y bastante reciente en general. Lo más interesante es:
- El apartado sobre evidencias educativas en EduCaixa, que entre otras cosas traduce la documentación del organismo británico.
- Las pruebas de la educación, una serie de artículos y jornadas organizadas por la Fundación Promaestro, Educaixa y la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco.
- Parte del trabajo de la Fundación Bofill, que solamente publica en catalán.
- Algunos grupos de investigación en diversas universidades.
- El empuje de algunas personas a título individual, que pueden ser referencia en sus respectivos campos, como Héctor Ruiz Marín o Marta Ferrero, Juan Cruz Ripoll, mi tocayo Julián Palazón, los catedráticos José Ramón Alonso, Jon Andoni Duñabeitia o Lalo Salmerón, y otros muchos docentes e investigadores activos sobre esta cuestión en redes sociales.
Ciencia en el Parlamento
En nuestro país probablemente uno de los movimientos más interesantes en la línea de la promoción de la toma de decisiones informada por las evidencias científicas es el movimiento Ciencia en el Parlamento. Comenzó su andadura en el año 2018, y recientemente ha conseguido que la Mesa del Congreso apruebe la puesta en marcha de la Oficina de Ciencia y Tecnología en el Parlamento. Su objetivo es asesorar a los diputados para mejorar la toma de decisiones en diversos ámbitos económicos y sociales.
Uno de los hitos más importantes de este movimiento fue la celebración de las Jornadas de Ciencia en el Parlamento, que se celebraron en el Congreso de los Diputados. Su metodología tiene como base la presentación de evidencias para informar la toma de decisiones por parte del poder legislativo. Puede verse un resumen de los trabajos aquí.
Por nuestra parte, modestamente, apoyamos desde el principio esta iniciativa y conseguimos con la organización, encabezada por Andreu Climent, a quien siempre estaremos agradecidos por ello, que se incluyera la educación basada en la evidencia dentro del movimiento, con presencia destacada.
Desde aquí manifestamos la continuidad de nuestro apoyo. En esta tribuna seguiremos insistiendo en esta línea de trabajo. Y lo haremos además porque es importante para la educación en general, pero con mucha mayor razón para la tecnología educativa. Lo iremos viendo próximamente. No se lo pierdan.
Julián Alberto Martín